Según el país o la ciudad donde vivas, podrás ver más o menos animales (sobre todo, perros) abandonados o en la calle. En ciertas localidades incluso se trata de un problema muy grave que no pueden erradicar aunque haya campañas de esterilización o se abran nuevos refugios.
Muchos de nosotros querríamos llevarlos todos a casa pero esto es imposible. Sin embargo, si tienes la posibilidad de al menos adoptar un perro callejero, sabrás lo que es la fidelidad y al agradecimiento eterno.
La estatua del perro callejero
Como una manera de concienciar a la gente en la Ciudad de México, en el año 2008 una artista llamada Girasol Botello creó una estatua en honor a un perro, “Peluso”. La idea fue muy interesante, nada menos que mostrar a los transeúntes que los animales no pueden pasar inadvertidos para los seres humanos.
La estatua posee una placa con una frase desgarradora pero que se espera surta efectos en la población:
“Mi único delito fue nacer y vivir en las calles o ser abandonado.
Yo no pedí nacer y a pesar de tu indiferencia y de tus golpes,
lo único que te pido es lo que sobra de tu amor.
¡Ya no quiero sufrir, sobrevivir al mundo es sólo una cuestión de horror!
¡Ayúdame, ayúdame por favor!”
– Peluso –
La estatua de México D.F. es una de las varias que se han erigido a lo largo y ancho del planeta. Por ejemplo, en el metro de Moscú, también hay una estatua tiene como objetivo recordar a todos los perros sin hogar.
El perro usado como “musa” vivía en la estación y había sido nombrado “Niño”. Todos los que usaban el metro lo conocían. Fue asesinado por una mujer que iba con su mascota tras escuchar los ladridos del callejero y “temer” que lo atacara.
La cruda realidad de los perros callejeros
Los canes que viven en la calle duermen donde pueden, comen lo que consiguen, agonizan en una plaza, sufren frío en invierno y calor en verano, son maltratados por personas sin corazón, se pelean entre ellos por un trozo de carne y tienen crías en cualquier sitio.
Un perro callejero sufre desde antes de nacer y una vez que se vale por sí mismo tiene que sobrevivir de cualquier forma, mendigando un pedazo de pan a una caricia o una palabra amable. Los programas o campañas de esterilización y sanidad animal no son suficientes en algunas ciudades y el crecimiento de la población perruna supone un problema.
La adopción es una de las soluciones, pero incluso eso tiene un “tope”. ¡No podemos llevarnos a casa a todos los canes! ¿Qué hacemos con el resto? Lamentablemente pasan todas sus vidas en una “perrera” o protectora, donde si bien están al resguardo de la lluvia o el frío, pueden pasar días o semanas en un cubículo pequeño compartido con varios más como ellos.
Por suerte, cada vez son más las personas que toman consciencia y están dispuestas a ayudar para mejorar la calidad de vida de los animales de compañía. De hecho, en la ley se han hecho cambios recientes para garantizar el bienestar de las mascotas que ya forman parte de una familia.
¿Qué nos puede enseñar un perro callejero?
Si estás pensando en adoptar a un animal que vive en la calle o que ha sido llevado a un refugio, ten en cuenta que a partir del momento en que le muestres su nuevo hogar, el perro estará tan agradecido que no le importará dar la vida por ti. Esa es una de las “máximas” de un callejero: Fidelidad al 100% a quien me rescata. ¿Te gustaría conocer las demás?
- La vida es hermosa cuando la compartimos con alguien.
- Las oportunidades están hechas para aprovecharse.
- La siesta (y el descanso) es muy importante.
- El tiempo en familia es algo invaluable.
- Ser paciente es una virtud que muy pocos conocen.
- El amor siempre es incondicional.
- Ayuda a los demás y te estarás ayudando a ti mismo.
- Improvisa y trata de divertirte con lo que encuentres.
- No tengas miedo ni vergüenza a pedir ayuda.
- Enfrenta tus problemas lo antes posible.
¿Qué te ha parecido este decálogo de un perro callejero? Sin duda, estos animales nos enseñan mucho y vale la pena tomar su sabiduría y su experiencia… ¡mientras los llenamos de amor!