Ranas dendrobates: clasificación y hábitat

Dendrobates es un género de anfibios anuros neotropicales pertenecientes a la familia Dendrobatidae. Todas las especies presentan coloraciones llamativas o aposemáticas.
Ranas dendrobates: clasificación y hábitat
Luz Eduviges Thomas-Romero

Escrito y verificado por la bioquímica Luz Eduviges Thomas-Romero.

Última actualización: 06 octubre, 2020

Las ranas dendrobates constituyen un género de anfibios que pertenece a la familia de los dendrobátidos (Dendrobatidae). Según expertos, se reconocen de cuatro a siete géneros en esta familia y menos de 200 especies.

Estamos ante unas ranas coloridas de presencia dominante en zonas selváticas neotropicales. Sus colores, pequeño tamaño y gracilidad han fascinado al ser humano desde hace muchos años, por lo que estas especies se han criado en cautividad y forman una parte importante del porcentaje de mascotas exóticas en los domicilios de los más aventureros.

¿Dónde viven las ranas del género dendrobates?

Los dendrobátidos son anfibios endémicos del suelo de las selvas tropicales en Centro y Sudamérica. Estas ranas prefieren ubicaciones cerca de pequeños arroyos, pues los renacuajos se desarrollan en reductos de agua hasta la metamorfosis.

Así, estas llamativas especies se pueden encontrar desde Nicaragua y Costa Rica hasta el sureste de Brasil y Bolivia, con la mayor diversidad en el noroeste de América del Sur: Colombia, Venezuela y las Guayanas. También se conoce que  fueron introducidas en Hawai por los humanos, donde se han adaptado con éxito.

Una rana dendrobates azul.

Las dendrobates son famosas por su aposematismo

Es interesante conocer que los animales que desarrollan una estrategia de defensa química para combatir a sus depredadores, generalmente, presentan una coloración y patrones conspicuos. A este mecanismo se le conoce como aposematismo: la vistosidad de la presa advierte a los depredadores de su toxicidad, mal sabor u otro sistema de defensa.

Como resultado, los potenciales depredadores —que comparten su hábitat— aprenden a reconocer y prevenir el contacto con estas presas peligrosas o poco palatables. Además, aunque la evasión es generalmente una respuesta aprendida basada en experiencias previas, en algunos casos la evitación de presas aparece como una respuesta innata.

Así, se cree que los colores brillantes advierten a los depredadores con visión de color. Por otro lado, los patrones audazmente contrastantes irían destinados a espantar a los depredadores que carecen de visión del color, aunque esto no se ha demostrado.

¿Qué se ha comprobado?

Lo que recientemente sí se ha descubierto experimentalmente es que las gallinas domésticas podían aprender a asociar y evitar ranas de coloración llamativa de ciertas especies de dendrobates. Estos hallazgos sugieren que la coloración puede funcionar como una señal aposemática para los depredadores naturales.

También se ha podido comprobar experimentalmente la hipótesis de que la coloración conspicua en las dendrobates funciona como una señal aposemática en la naturaleza. Para ello se planteó un experimento de depredación en campo, basado en el uso de réplicas de modelos de plastilina de una rana dendrobatida roja y de la rana marrón de hojarasca del género Craugastor.

El estudio encontró un número reducido de ataques —una medida de evitación de depredadores— hacia los modelos de color rojo en comparación con los modelos marrones de otras ranas de hojarasca.

Toxicidad de las ranas dendrobates

Los dendrobátidos son anfibios pequeños de dos a cuatro centímetros. Además, casi todas las especies de este género son diurnas. Debido a su alta exposición e indefensión ante depredadores, estas ranas de limitado porte han tenido que desarrollar estrategias de defensa atípicas.

Por ello, son capaces de producir toxinas cutáneas —compuestos de alcaloides lipofílicos—, que si se ingieren, pueden matar fácilmente a un ser humano en algunos casos. Hasta hoy, se han identificado aproximadamente 90 alcaloides de todas las especies de dendrobates.

En particular, estas ranas comen hormigas que tienen grandes cantidades de alcaloides en sus tejidos. Así, los expertos piensan que las ranas pueden acumular estos compuestos en su piel, que es lo que las hace venenosas.

En concordancia con esta hipótesis, los individuos de dendrobates mantenidos en cautiverio y alimentados con una dieta de insectos sin alcaloides pierden su toxicidad.

Vivir sin miedo

La combinación de coloración aposemática y hábito diurno ha permitido que los miembros de la mayoría de las especies dendrobátidas se agrupen al descubierto. Así, estas ranas practican formas complejas de socialidad, territorialidad, cortejo y cuidado parental que ha evolucionado en muchas de estas especies.

Es interesante conocer que existen al menos dos especies de ranas no venenosas  (Eleutherodactylus gaigei y Lithodytes lineatus) que imitan la coloración de las ranas venenosas de dardo, comportamiento conocido como mimetismo batesiano.

La clasificación taxonómica de los dendrobates

La clasificación de estas ranas basada en características morfológicas toma en cuenta rasgos como el número de vértebras, la estructura de la cintura escapular y la morfología del estadio de renacuajo. Si bien esta clasificación es ampliamente aceptada, las relaciones entre géneros y familias de ranas aún se debaten.

Debido a las muchas características morfológicas que separan a las ranas, existen diversos sistemas diferentes para la clasificación de los subórdenes de estos anuros. Paulatinamente, los estudios de genética molecular proporcionan más información sobre las relaciones evolutivas entre las familias de ranas.

Actualmente, la familia de los dendrobátidos está conformada por tres subfamilias: Colostethinae (67 especies), Dendrobatinae , con 56 especies en total, 5 de ellas del género dendrobates y Hyloxalinae (59 especies).

Una dendrobates roja sobre un fondo blanco.

Posibles aplicaciones médicas

Actualmente, se está explorando el potencial terapéutico de componentes del veneno de las ranas. Específicamente, se viene avanzando en el desarrollo de un analgésico, ABT-594, a partir de un compuesto llamado epibatidina, que se encuentra en D. auratus.

Según pruebas preliminares, el compuesto es 200 veces más potente que la morfina a la hora de bloquear el dolor en animales de experimentación. Como podemos ver, hasta las adaptaciones animales más rocambolescas pueden ser de utilidad para el ser humano si se aplican de la forma adecuada.


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