Aunque sean dueños de un paladar muy exigente, los gatos tienen algunas limitaciones en su sentido gustativo. De hecho, uno de los datos más interesantes sobre el paladar felino es su incapacidad de percibir el sabor dulce.
Por todo ello, es poco habitual que un felino se sienta interesado en consumir comidas azucaradas. No obstante, a continuación te contamos si un gato puede comer dulce o si este tipo de alimento es dañino para su salud.
¿Por qué los gatos no reconocen el sabor dulce?
Las papilas gustativas de los seres humanos contienen varios receptores distintos que les permiten percibir los sabores dulces. El organismo de los gatos, por su parte, no produce ninguno de los receptores para el sabor dulce. De esta forma, los felinos son incapaces de distinguir el sabor dulce y difícilmente se interesan por consumirlo.
Según muchos expertos, esta incapacidad de percibir el sabor dulce sería una capacidad adaptativa desarrollada durante la historia evolutiva de los felinos.
Como la mayoría de los alimentos dulces resultan tóxicos o peligrosos para estos animales, su organismo habría desarrollado un natural rechazo a este tipo de alimentos como un mecanismo autodefensivo.
No obstante, eventualmente los gatos pueden mostrar interés por probar alimentos semidulces y ricos en proteínas o grasas, como los helados y el yogur. Claro está, esto es debido principalmente a los aminoácidos, los cuales están presentes en varios alimentos. Por si fuera poco, algunos felinos rechazan fuertemente los edulcorantes artificiales, así como las comidas endulzadas con ellos.
Debemos tener mucho cuidado con los hábitos con que criamos a nuestros felinos, en especial respecto a su alimentación. Aunque su organismo esté naturalmente programado para rechazar los dulces, un gato puede comer dulce y alimentos azucarados si su tutor se los presenta como parte de su rutina.
Es esencial que aportes una alimentación equilibrada y respetes las necesidades nutricionales de tu gato. Para elegir la dieta más apropiada para tu gato, te recomendamos contar con la orientación de un veterinario.
¿Qué otros sabores perciben los gatos?
A pesar de no percibir el sabor dulce, los mininos tienen mucha facilidad para percibir los alimentos ácidos. Sus papilas gustativas tienen una elevada concentración de receptores del sabor ácido. Por esta razón, este tipo de alimento resulta muy atractivo para los gatos, aunque las frutas cítricas dañen su sistema digestivo.
El segundo sabor más perceptible para el paladar felino es el salado. Sus papilas también cuentan con una gran cantidad de receptores del sabor salado, por lo cual este tipo de comida les agrada bastante. Pero la sal es un alimento peligroso para los gatos y su ingesta puede conllevar a diversos problemas de salud.
Nuestros mininos también pueden sentir los sabores amargos, aunque menos intensamente que nosotros. Se supone que esta es otra capacidad adaptativa de su organismo para evitar el consumo de venenos amargos, como la estricnina.
Entonces, ¿un gato puede comer dulce o no?
A pesar de que los felinos no tienen una predilección por la dulzura, esto no responde si un gato puede comer dulce o si este tipo de alimento perjudica a su salud. Para responder a esta pregunta, deberemos analizar diferentes variables.
El azúcar forma parte de los carbohidratos, unas macromoléculas famosas por ser la primera reserva energética del metabolismo animal. Debido a esto, es claro que los gatos necesitan consumir cierta cantidad de carbohidratos, pero su organismo tiene ciertas dificultades para procesarlos de manera correcta.
Es más, los gatos carecen de las enzimas glucocinasa y amilasa, las cuales se encargan de procesar los carbohidratos. Sin embargo, existen otras enzimas que “suplen” su ausencia pero con una eficiencia reducida. Esto significa que si se consumen grandes cantidades de carbohidratos como la azúcar, se podrían ocasionar varios problemas digestivos y nutricionales.
En resumen, es malo dejar que los gatos consuman cualquier cantidad de dulce, pues su metabolismo es incapaz de procesarlo de manera adecuada. Además de que la mayoría de los alimentos dulces que existen de manera comercial están dirigidos para los humanos, quienes soportan altas cantidades de carbohidratos. Por lo tanto, un simple “dulce” típico podría ocasionar problemas en la salud del felino.
Otros problemas asociados al consumo de azúcar
En primer lugar, debemos resaltar que gran parte de los gatos adultos son intolerantes a la lactosa. Cuando aún son lactantes, los gatos bebés producen una elevada cantidad de la enzima llamada lactasa, que actúa digiriendo las moléculas de lactosa. A medida que el minino crece y deja de ser amamantado por su progenitora, su organismo disminuye gradualmente la producción de dicha enzima.
En consecuencia, los felinos se vuelven incapaces de digerir correctamente la lactosa tras alcanzar la edad adulta. Como conclusión, los dulces derivados o que contengan leche pueden provocar diarrea, vómitos, cólicos y gases, todos ellos síntomas de intolerancia a la lactosa en los gatos.
Por otro lado, las golosinas, bebidas y comidas azucaradas humanas suelen contener no solo una enorme cantidad de azúcar refinada, sino también de sodio. Ambos ingredientes, azúcar y sodio, son muy perjudiciales a la salud del gato, pudiendo incluso intoxicarlo. Además, aumentan su predisposición a desarrollar enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión arterial y problemas renales.
También el chocolate es uno de los alimentos más tóxicos para el gato por su alto contenido en leche y azúcares. Si tu minino ha ingerido grandes cantidades de dulces (en especial de chocolate), no dudes en llevarlo inmediatamente al veterinario.
Bibliografía
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