La arawana asiática: el pez de acuario más caro del mundo

Este pez alcanza precios desorbitados en el mercado de especies. Aquí descubrirás la cifra concreta y cómo se ha llegado hasta ese punto.
La arawana asiática: el pez de acuario más caro del mundo
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 02 enero, 2023

La arawana asiática es uno de los ejemplos más extremos de la obsesión del ser humano por poseer y aparentar estatus. Si a muchas personas ya les parece absurdo señalar coches, mansiones o barcos como posesiones que marcan el poder del dueño, la palma se la llevan aquellos que coleccionan animales para dar a conocer su capacidad adquisitiva.

El pez del que hablamos se ha convertido en eso, en un símbolo de riqueza y estatus para algunas personas. Tanto así que se ha llegado a pagar cerca de 258 000 euros por un ejemplar. ¿Cómo se llega a este extremo? ¿Qué tiene este animal que lo haga tan especial? Vamos a conocer esta triste historia.

La arawana asiática: una pincelada

Antes de entrar en cómo este pez de agua dulce se ha convertido en una mercancía de lujo, es importante caracterizarla como lo que es, un animal. Por tanto, hablamos de un pez cuyo nombre científico es Scleropages formosus y que habita masas de agua dulce por todo el sudeste asiático.

También se le conoce como pez dragón debido a sus escamas reflectantes, ordenadas y de color rojo intenso, que le dan cierto parecido con la figura mitológica de la cultura china. Además, se trata de un superdepredador que, en su adultez, se alimenta de otros peces carnívoros, por lo que muestra un comportamiento bastante implacable a la hora de cazar.

Sus escamas tienen el brillo metálico de las monedas y se mueve ondulando su cuerpo, como un dragón de papel en un desfile.

Tiene una maduración bastante tardía, característica que ha jugado en su contra en temas de conservación. Las hembras ponen pocos huevos (de 30 a 100) y el macho los incuba en su boca, pero no será hasta los 3-4 años que alcancen su edad reproductiva.

¿Qué lo hace tan especial?

La arawana asiática es un pez que, en varias culturas asiáticas, se considera un símbolo de buena suerte y prosperidad por el parecido que tiene con el dragón chino. Creencias como el feng shui lo asocian con el equilibro de energías del yin y el yang, otras afirman que es un pez que muere en lugar de su dueño, salvándole. Toda esta mitología a su alrededor ha hecho que tener un pez de esta especie sea un equivalente a ser alguien rico y poderoso.

Las piscifactorías donde se cría cuentan con grandes medidas de seguridad, como muros de hormigón y torres de vigilancia. Cuando se transporta, lo hace acompañado de un convoy de vehículos de protección.

¿Cómo ha llegado un pez a valer semejante fortuna?

Lo cierto es que el tráfico de especies es uno de los que más dinero mueven en el mundo, situado solo por detrás de las drogas y las armas. En el caso concreto de la arawana asiática, lo cierto es que una serie de circunstancias orientadas a su conservación han sido, desgraciadamente, lo que le ha otorgado ese valor desmesurado en el mercado.

Al existir numerosas variantes en color de este pez de manera natural y tener una distribución tan dispersa, la confusión en cuanto a la taxonomía y el censo para su conservación son grandes. Así, la extracción de estos peces de su medio natural se intensificó en la década de los 70 para su venta a países occidentales, momento en el que ya se pagaban miles de dólares por un ejemplar.

Más tarde, la especie se declaró en peligro de extinción (EN) por la IUCN y su comercio se restringió a los ejemplares criados en cautividad. Sin embargo, estas medidas no hicieron más que aumentar la apariencia de exclusividad de la arawana asiática, por lo que los precios se dispararon aún más y la extracción ilegal se intensificó.

La arawana asiática, como pasa con otras especies con las que se trafica, se cuenta por miles en las piscifactorías mientras desaparece de ríos y pantanos.

La dura realidad de los peces de acuario

Scleropages formosus.

No es necesario decir que esta especie desaparecerá de la naturaleza si no se toman medidas para su conservación. Mientras algunos humanos pagan lo que vale una casa para tener un pez cautivo en un acuario, otros los electrocutan para que dejen escapar a las crías de su boca y poder venderlas. Otros humanos, aunque no los secuestran, destruyen su hábitat para construir fábricas y plantaciones.

Proteger a especies como la arawana asiática requiere de algo más que de establecer leyes, es necesario cambiar el pensamiento colectivo desde su raíz y conseguir que los animales dejen de ser concebidos como bienes intercambiables. Esclavizarlos, secuestrarlos, nunca debe ser un símbolo de ostentación, sino de delito, pues el poder no tiene por qué ser sinónimo de opresión.

Muchas personas se han obsesionado con este pez, tanto para salvarlo como para enriquecerse a su costa. Y, mientras el amor por la naturaleza y la libertad no ganen la batalla, cada vez será más difícil encontrar dragones nadando en las aguas oscuras del sudeste asiático.


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