Enfermedades que transmiten las ratas a los gatos

Usar a los gatos como controladores de plagas suele ser muy riesgoso para la salud del tutor y del felino, pues puede ocasionar enfermedades que terminen poniendo en riesgo la vida de ambos.
Enfermedades que transmiten las ratas a los gatos
Cesar Paul Gonzalez Gonzalez

Escrito y verificado por el biólogo Cesar Paul Gonzalez Gonzalez.

Última actualización: 30 julio, 2022

Los felinos domésticos tienen fama de ser excelentes cazadores de roedores, ya que es un instinto heredado de su pasado salvaje. A veces, este comportamiento es bastante admirado por los tutores e incluso se incentiva a que lo practiquen. Esto no se aconseja para nada: algunos animales como las ratas pueden transmitir ciertas enfermedades a los gatos si entran en contacto con ellos.

La mejor recomendación es evitar que la mascota cace a este tipo de roedores, pues está en juego su salud. Los gatos no son (ni deben usarse como) un medio para controlar plagas caseras. Sigue leyendo y conoce las enfermedades que pueden transmitir las ratas a los gatos.

¿Por qué las ratas son peligrosas?

Las ratas (género Rattus) son conocidas por ser portadoras de varios tipos de bacterias, parásitos y virus. Esto se debe a que viven en ambientes insalubres en los que abundan diversos patógenos. Por si fuera poco, estos animales se reproducen bastante rápido, lo que provoca que invadan espacios en poco tiempo.

En consecuencia, estos roedores son considerados una seria amenaza para la salud humana y la de otros organismos.

La rata es uno de los roedores más inteligentes del mundo.

¿Qué enfermedades transmiten las ratas?

Las ratas son reservorios de varias enfermedades, aunque solo algunas de ellas pueden “saltar” a los gatos. La transmisión ocurre cuando el felino caza y atrapa al roedor, momento en el que entra en contacto con sus fluidos corporales y se transfieren los patógenos (e infestan a la mascota). A continuación, se listan algunas de las patologías derivadas de esta interacción.

Toxoplasmosis

La toxoplasmosis es una patología que se encuentra en todo el mundo y es capaz de infectar a varios mamíferos y algunas aves. Está provocada por un protozoario (Toxoplasma gondii) que usa a los roedores como sus hospederos intermediarios. Esto significa que los utiliza como medio de transporte para llegar hasta su destino final, los felinos. Los síntomas más frecuentes en las mascotas son los siguientes:

  • Vómitos.
  • Pérdida de peso.
  • Cambios en el comportamiento.
  • Fiebre.
  • Letargia.

El mecanismo de infección es sencillo, pues las ratas se infectan a través de los huevos que existen en el ambiente. Una vez dentro del organismo, el parásito termina su desarrollo y comienza a producir pequeños quistes que se anclan en los tejidos del animal. Cuando el gato atrapa a una rata infectada, los quistes de este parásito entran e invaden su cuerpo.

Los efectos de este parásito incluyen daños neurológicos, por lo que en los casos más graves es probable que la mascota tenga secuelas severas. De hecho, las ratas presentan un cambio en su comportamiento por el daño neuronal y pierden el miedo ante los felinos con el fin de que sean cazadas con facilidad. Gracias a esto, el protozoario asegura que llegará más rápido a su hospedero definitivo.

Por si fuera poco, esta enfermedad no solo puede infectar a los gatos, sino que también afecta a los tutores. La toxoplasmosis en humanos suele estar asociada con problemas en el embarazo e infertilidad. En consecuencia, este organismo constituye una emergencia para toda la familia.

Hantavirus

Los hantavirus son un grupo de virus que pueden provocar patologías respiratorias graves. Dichos patógenos se encuentran de forma natural en el cuerpo de diferentes tipos de roedores, así que los gatos pueden contraerlos con facilidad. De manera afortunada, los felinos son asintomáticos y no pueden transmitir la enfermedad a los humanos.

Leptospirosis

La leptospirosis es una enfermedad ocasionada por las bacterias del género Leptospira, las cuales provocan diferentes cuadros clínicos según la especie. Esta patología suele ser leve y bastante rara en los gatos. Asimismo, los tratamientos se basan en el uso de antibióticos para combatir la infección. Algunos de los síntomas que se han detectado en los felinos domésticos son los siguientes:

  • Pérdida de peso.
  • Cambios de color en la orina (rosa, marrón o rojo sangre).
  • Bradicardia (descenso en la frecuencia cardiaca).
  • Disnea (dificultad para respirar).
  • Secreciones nasales verdosas.
  • Deshidratación.
  • Polidipsia (aumento de sed).

La mascota puede adquirir el patógeno al convivir con un felino infectado o al beber agua contaminada. Asimismo, otros mamíferos (como las ratas) también son portadores habituales de la enfermedad. Es más, dichos roedores no tienen que estar en contacto directo con el gato para contagiarlo, pues con las heces o la orina es suficiente para transmitir la infección.

Por si fuera poco, es necesario remarcar que esta patología puede ser transmitida a los humanos. En el caso de las personas, la enfermedad es capaz de derivar en insuficiencia hepática o renal, aunque para los gatos no es un padecimiento de gran riesgo.

Tularemia

La tularemia es ocasionada por la bacteria Francisella tularensis, la cual afecta a diferentes tipos de roedores como conejos, ratas, ardillas y liebres. Sin embargo, los fluidos corporales de los animales infectados pueden contagiar a otros organismos sanos. Los perros, los gatos, los cerdos, los caballos, los peces y las aves contraen la enfermedad al estar en contacto con los roedores.

Los animales deben ingerir o inhalar al patógeno para poder contagiarse con la enfermedad. No obstante, la bacteria puede sobrevivir en el suelo o en el agua durante bastante tiempo, por lo que se convierte en una fuente de infección constante para varios organismos. Algunos de los síntomas más habituales de esta patología son los siguientes:

  • Fiebre.
  • Letargia.
  • Pérdida del apetito.
  • Debilidad muscular.
  • Vómitos.
  • Diarrea.
  • Cambio de comportamiento.

Como te podrás dar cuenta, la tularemia no se contagia solo por medio del contacto con las ratas, sino que también lo hace a través del ambiente o incluso en la picadura de las garrapatas. Si tu mascota contrae la enfermedad hay que tener mucho cuidado, pues el tutor también puede infectarse.

Peste

La peste, también llamada peste bubónica, es un tipo de infección bacteriana (causada por Yersinia pestis) transmitida por las pulgas de los roedores. Si los gatos cazan a una rata que esté infectada se contagiarán de la enfermedad. El periodo de incubación dura entre 2 y 7 días y después comienzan a aparecer los siguientes síntomas:

  • Ganglios linfáticos inflamados (pequeñas y dolorosas bolas en el cuello o en otras partes del cuerpo).
  • Fiebre.
  • Letargia.
  • Vomito.
  • Deshidratación.
  • Diarrea.
  • Pérdida del apetito.
  • Pérdida de peso.
  • Secreciones nasales.

Esta enfermedad puede ser contraída también por los humanos y es la misma razón de la famosa plaga negra que devastó Europa en el siglo XIV. Antes se creía que las ratas fueron unos de los focos de infección que ayudaron a la dispersión de la enfermedad. Sin embargo, según algunos investigadores de la Universidad de Oslo es probable que las pulgas y los piojos fueran los verdaderos causantes de la pandemia.

Fiebre por mordida de rata

Esta enfermedad es una rara infección ocasionada por una bacteria (Streptobacillus monilliformis). Dicho patógeno se transmite a través de la mordida de la rata y ocasiona fiebre, dolor muscular, náuseas y vomito. Sin embargo, los gatos también se pueden contagiar si consumen la carne del roedor infectado o están en contacto con sus desechos.

Parásitos intestinales (endoparásitos)

Los endoparásitos (como nematodos, lombrices, oxiuros o coccidios) suelen habitar en el cuerpo de las ratas. Por esta razón, no es raro que los gatos se parasiten al momento de comerse a los roedores. En consecuencia, la mascota puede presentar diarrea, vomito, pérdida de peso y letargia. Estas patologías no son muy riesgosas para el felino, pero sí necesitan controlarse por medio de desparasitantes.

Un gato acecha a una rata.

Como te podrás dar cuenta, las ratas son increíbles reservorios de enfermedades y pueden llegar a ser fatales para los gatos. Por ello, es mejor evitar que la mascota cace a cualquier tipo de animal. Recuerda que estos felinos son seres domésticos que no necesitan cazar, por lo que es mejor que se mantengan en casa lejos de peligros innecesarios.


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