También conocido como ‘pseudogestación’, es un desequilibrio que pueden sufrir las hembras no esterilizadas unos meses después del celo. El embarazo psicológico en mascotas es bastante habitual y algunas de ellas incluso tienen todos los síntomas de la preñez. Entérate de más en el siguiente artículo.
¿Qué es el embarazo psicológico en mascotas?
Si bien nos puede parecer algo extraño, lo cierto es que una de cada dos perras experimentan embarazo psicológico en su vida. Este fenómeno se produce por causas de supervivencia y proviene del antepasado salvaje de los perros: los lobos.
La hembra dominante del grupo es la única que puede reproducirse, pero las demás –de status inferior– no pueden cambiar su naturaleza y su celo. Por lo tanto, una vez que la superior da a luz a sus lobeznos, estas se encargan de cuidarlos e incluso de amamantarlos. Así es, pueden producir leche sin haber parido.
La semejanza con la madre verdadera es tal que los cachorros no siempre saben quién es. Estos mecanismos han sido ‘traspasados’ a las perras, quienes no han cambiado tras años de adiestramiento y domesticación.
No existen causas específicas por las cuales se produce el embarazo psicológico en mascotas. Sí se sabe que aquellas hembras que nunca han procreado son más vulnerables a padecer este trastorno.
Para entender un poco cómo aparece este pseudoembarazo tendríamos que hablar de reproducción de los mamíferos. Tras la ovulación aparece en el ovario un quiste llamado cuerpo lúteo. Si se produce la fecundación, será el encargado de mantener el embarazo. Por el contrario si no hay gestación, desaparece.
En las hembras con embarazo psicológico el quiste se mantiene activo y estimula todo el mecanismo de la preñez. Por eso tiene todos los síntomas de estar gestando.
Embarazo psicológico en mascotas: cómo detectarlo
Existen diversos cambios a nivel físico y de comportamiento en las hembras para determinar que se trata de un pseudoembarazo. Los primeros suelen ser bastante evidentes, podemos destacar los siguientes:
- Abdomen abultado
- Hinchazón de las mamas
- Producción de leche
- Aumento de peso
- Flujo vulvar
En relación a los cambios en su comportamiento y hábitos, también podemos encontrar algunos indicios de que nuestra mascota está teniendo un embarazo ‘ficticio’:
- Alteraciones en el apetito (inapetencia o glotonería)
- Gimoteo constante
- Nerviosismo
- Carácter inseguro, temeroso y agresivo por momentos
- Más cariñosa o ‘apegada’ a sus dueños
Sin dudas, una de las maneras más comunes de darnos cuenta de que nuestra perra tiene embarazo psicológico es ver cómo ‘cuida’ sus juguetes. Puede llevarlos a su cama y mostrarse agresiva si alguien quiere quitarlos, colocarlos cerca de sus mamas, taparlos con mantas, etc. Es probable también que se refugie en sitios cálidos y cómodos, como si estuviese preparando el lugar adecuado para parir.
¿Se puede tratar el embarazo psicológico en mascotas?
Una vez que has identificado que tu mascota tiene un pseudo embarazo a través de sus cambios físicos o de comportamiento, el siguiente paso es evaluar la intensidad de este desequilibrio. Por supuesto que debemos llevarla al veterinario para que nos indique si es algo ficticio o no. A través de una ecografía lo determinará al instante.
En casos más leves puede ser suficiente ocultar esos juguetes que utiliza como ‘hijos’ o entretenerla para que no lleve a cabo sus tareas maternales. En ocasiones, el veterinario puede indicar algunas modificaciones en su dieta, como por ejemplo reducir los hidratos de carbono. Incluso algunos médicos recomiendan tratamientos homeopáticos.
Hay casos más graves donde es necesario administrarle hormonas antiprolactínicas que detienen la producción de leche. Es bueno saber que si ese líquido no drena de sus mamas (como sucedería cuando los cachorros se alimentan), el animal puede sufrir de mastitis en el futuro.
Y si tu mascota tiene pseudoembarazos con regularidad, la mejor manera de tratarlo es esterilizándola. Así, además, se evitarán embarazos no deseados, tumores en las mamas, cáncer de útero o infecciones en el aparato reproductor.