Las mantis (orden Mantodea) son fascinantes en todos los sentidos, desde el estético (por su aspecto alienígena) hasta el etológico (por su forma de cazar y reproducirse). Bajo este término se engloban unas 2400 especies distintas repartidas en 33 familias y 460 géneros. Sin duda, la especie abanderada de este taxón es Mantis religiosa.
Cuando hablamos de mantis religiosas (o mantis a secas) nos referimos a todas las especies presentes en el orden Mantodea, no solo al ejemplar típico de tamaño mediano, alas replegadas y colores verdes. Sigue leyendo y aprende con nosotros una serie de consejos para cuidar de una mantis religiosa independientemente de su especie.
1. No cojas a la mantis del campo
Puedes verte tentado a coger a tu primera mantis del campo, pues muchas regiones del mundo cuentan con al menos una especie endémica. De todas formas, debes saber que este acto es deletéreo para los ecosistemas, acabará seguramente con la vida del ejemplar y, además, está perseguido por la ley en países como España.
Nunca es una opción sustraer animales de su entorno natural. Lo más probable es que estos estén viejos o que porten algún tipo de parásito (interno o externo), pero sobre todo esto trae como consecuencia que no se puedan reproducir y dar lugar a nuevas generaciones en su ecosistema. Puede parecer un acto inocuo, pero cazar una mantis adulta es muy negativo a nivel ambiental.
2. Elige bien a la especie que vas a mantener
Como hemos dicho en líneas previas, existen más de 2400 especies de mantis y cada una de ellas tiene una serie de requerimientos únicos. Las diferencias de tamaño entre taxones también es un factor a tener en cuenta: mientras que Creoboter gemmatus no va mucho más allá de los 4 centímetros de longitud, Tenodera sinensis supera los 11 centímetros.
Es importante elegir a la especie también con base en la experiencia del tutor. Mientras que especies más “típicas” (Hierodula membranacea y Rhombodera basalis, por ejemplo) son bastante fáciles de mantener, otras anatómicamente más llamativas (Phyllocrania paradoxa, Hymenopus coronatus o Idolomantis diabolica) tienen requerimientos bastante específicos.
Las mantis tropicales y desérticas son más difíciles de cuidar que las que se distribuyen por ecosistemas templados.
3. Mantén el terrario sencillo
La mayoría de tutores se decantan por utilizar envases de plástico modificados para mantener a sus mantis en sus estadios juveniles. Esto puede parecer arriesgado, pero es mucho peor colocar al ejemplar en un entorno enorme cuando apenas mide medio centímetro. Un terrario demasiado complejo promoverá caídas, pérdidas y ahogamientos innecesarios.
Cuando la mantis es adulta, se puede trasladar a un terrario de cristal (solo 1 ejemplar por instalación o se matarán entre ellos). La norma general es que este sea 3 veces la altura del insecto de alto y 2-3 veces su extensión de largo y ancho. En general, una urna de cristal o de plástico de 30 x 20 x 20 centímetros de alto, ancho y largo es más que suficiente para una mantis mediana.
Mantén la decoración simple. Coloca sustrato, un par de ramas para que la mantis pueda colgarse y, si quieres, una planta viva o muerta.
4. Prioriza la ventilación
Este es uno de los errores más comunes que cometen los tutores primerizos a la hora de cuidar una mantis. Los mantodeos habitan en las ramas de los arbustos y árboles de porte bajo, por lo que están en un sustrato ecosistémico en el que suele correr el viento. Para imitar su entorno natural, hay que mantener la ventilación en su terrario.
Esto no significa que debas colocar un ventilador frente a la instalación. Basta con hacerse con (o comprar) un terrario que tenga una parte superior de malla y alguna otra apertura ventilatoria en la sección inferior. Así se crearán corrientes y el aire estará en continuo movimiento sin necesidad de movilizarlo de forma activa.
5. Mantén la humedad
Las mantis pasan por un periodo conocido como ecdisis en el que mudan su exoesqueleto externo para poder crecer. Requieren una humedad alta en estos momentos, pues esto reblandece su armazón externo y permite que el insecto salga cuanto antes del proceso. Es muy común que una mantis juvenil se muera durante la muda.
Si bien la mayoría de mantodeos aguantan intervalos térmicos amplios (20-30 °C), muchas especies requieren humedades relativas altas (60, 70 e incluso 80 %). Es necesario rociar el terrario con agua con base en las necesidades de cada especie, pues además estos animales aprovechan el rocío para beber agua.
6. Querrás reproducir a tu mantis
La inmensa mayoría de mantis viven muy poco, unos 12 meses las hembras y algo menos en los machos. Son mascotas muy efímeras, por lo que ciertos tutores se aventuran a reproducirlas en cuanto alcanzan la madurez sexual (1-2 semanas después de la muda en la que salen las alas).
Los machos son más esbeltos y pequeños que las hembras, así que su diferenciación es sencilla. Basta con colocar a dos ejemplares del mismo sexo en un terrario espacioso y dejar que el macho realice la fecundación. Eso sí, mantén a la hembra ocupada con una presa, pues de lo contrario es probable que termine merendándose a su compañero.
Las hembras fecundadas ponen ootecas fértiles de las que salen decenas de ninfas muy pequeñas.
7. Las mantis son cazadoras y solo aceptan alimento vivo
Cuidar de una mantis en cuanto a instalación no es difícil, pero su dieta es otra historia. Estos animales tienen una excelente visión y unas extremidades anteriores modificadas, lo que nos indica que son excelentes cazadores. Solo se interesarán por aquellas presas que estén en movimiento y, por tanto, hay que criar insectos vivos en casa para darles de comer.
Los grillos, los tenebrios, las cucarachas runner y las cucarachas blapticas (Blaptica dubia) serán la base nutricional de las especies medianas-grandes. Por otro lado, algunas mantis más pequeñas (como Hymenopus coronatus) requieren presas más pequeñas, como moscas, microgrillos y polillas.
Las mantis adultas suelen comer de 1 a 2 veces por semana.
Cuidar una mantis no es una tarea excesivamente compleja, pero hay que tener claros ciertos conceptos antes de lanzarse a un proyecto de este tipo. Discute con el vendedor (siempre habilitado y con núcleo zoológico) cuál es la especie más apta para ti y pregunta por sus requerimientos vitales. Infórmate y no te hagas con el animal hasta no tenerlo todo estudiado.
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Ley 4/2016, de 22 de julio, de Protección de los Animales de Compañía de la Comunidad de Madrid, BOE. Recogido a 27 de octubre en https://www.boe.es/buscar/pdf/2016/BOE-A-2016-11097-consolidado.pdf
- How to Keep Humidity High in Terrariums (5 Easy Ways), TRIBE. Recogido a 27 de octubre en https://terrariumtribe.com/plant-terrarium-humidity/