¿Cómo giran los búhos su cabeza?

Los búhos pueden girar su cabeza y encontrarte allá donde estés. Como sucede con todo en la naturaleza, esta adaptación tiene un claro significado a nivel evolutivo.
¿Cómo giran los búhos su cabeza?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 18 mayo, 2021

Es imposible sorprenderlos por la espalda, ya que los búhos pueden girar su cabeza hasta límites impensables para el ser humano. Claramente, algo tienen de lo que el resto de animales carecen, o no podrían virar su cara casi hasta dar la vuelta sin acabar con su propia vida.

Pero ¿por qué necesitan los búhos esta habilidad? ¿Cómo lo hacen? ¿Son los únicos animales capaces de llevar a cabo este gesto al límite? La respuesta a estas y otras preguntas se encuentran en las siguientes líneas. No te lo pierdas.

¿Por qué los búhos pueden girar su cabeza hasta ese punto?

Estas aves depredadoras nocturnas están dotadas de un extraordinario sentido del oído y la vista para encontrar a sus presas en la oscuridad. Los búhos, al igual que otros animales nocturnos, no pueden ver los colores —por la noche no es necesario—, pero su visión binocular es excelente.

Por otro lado, los globos oculares de los búhos —y otras rapaces— tienen forma tubular para mejorar su visión de profundidad, así que les resulta imposible moverlos para otear sus alrededores. Esto implica, de forma directa, que necesitan girar el cuello para mirar a cualquier punto.

Los búhos pueden girar su cabeza.

¿Los búhos pueden girar su cabeza 360 grados?

A pesar de que a simple vista lo parezca, en realidad estas aves no pueden girar la cabeza en una circunferencia perfecta. Sin embargo, no se quedan lejos: los búhos son capaces de girar la cabeza hasta los 270 grados. Para que puedas comparar, los humanos solo llegamos hasta los 90 grados sobre nuestro propio eje.

Es lógico pensar que no sea posible girar tantísimo el cuello, pues es una zona por la que pasan conductos importantes, como la tráquea, tendones y vasos sanguíneos. Si esta estructura se retuerce más allá de sus posibilidades, se producen hemorragias internas, interrupción del paso del aire a los pulmones e incluso fracturas cervicales, pero no el caso de los búhos.

Entonces, ¿cómo lo hacen los búhos?

Los búhos no dañan sus vasos sanguíneos ni fuerzan sus tendones para girar el cuello, pues están diseñados para ello. Toda su anatomía cervical permite giros extremos sin provocar lesiones ni interrumpir el paso del aire o de la sangre al cerebro.

La propia estructura ósea de las cervicales del búho está diseñada para este movimiento extremo. Mientras que los humanos solo contamos con 7 vértebras cervicales, esta rapaz tiene 14. No obstante, lo realmente sorprendente es el diseño de su sistema circulatorio, tal y como indican estudios.

Las arterias cervical y cefálica discurren a lo largo de la columna, atravesando pequeños orificios en cada vértebra. En el caso de estas rapaces nocturnas, estos agujeros son 10 veces más anchos que en humano. Este espacio sobrante crea pequeñas bolsas de aire, que evitan la estrangulación de la arteria vertebral. Esto le permite al cerebro continuar irrigado durante la torsión.

Por otro lado, estas aves nocturnas poseen pequeñas interconexiones entre las arterias carótida y vertebral, lo que permite que la sangre se intercambie entre ellas. De esta forma, si una ruta se bloquea por la torsión del cuello, la otra arteria aún es capaz de hacer llegar la sangre al cerebro.

La importancia de este hecho para la medicina humana

A modo de conclusión, nunca está de más recalcar cuánto se puede aprender de los animales. Cualquier médico que vea a una rapaz nocturna girar de esa forma su cabeza, se preguntará cómo es posible que los bosques y hábitats no estén llenos de búhos muertos debido a un accidente cerebrovascular.

Las arterias humanas, que son frágiles y finas, no tienen nada que hacer contra las grandes arterias de los búhos y su interconexiones. Tampoco los tendones y músculos, mucho menos flexibles que los de estas maravillosas aves. Todas las aves estrigiformes —búhos, mochuelos, lechuzas y demás— poseen estos robustos sistemas motores y circulatorios.

Un búho mira a cámara.

Lo que para las leyendas es oscuro y terrorífico, para la medicina es una fuente de información que puede salvar vidas. ¿Qué más tienen que contarnos estas increíbles criaturas? Solo la ciencia y el estudio fisiológico de los seres vivos nos dará más respuestas con el paso del tiempo.


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