Centinelas del veneno: las aves que luchan contra esta amenaza
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Las aves rapaces se caracterizan por su increíble habilidad para cazar a sus presas. Sin embargo, esto provoca un conflicto con ganaderos, avicultores y cunicultores, pues los animales que crían son presas fáciles de dichos depredadores. En consecuencia, las personas afectadas han optado por usar venenos para acabar con las aves y evitar pérdidas económicas.
El gran problema con los cebos envenenados es que acaban con cualquier organismo que se los coma. Por lo tanto, no solo las aves que afectan a los productores se encuentran en riesgo, sino toda la fauna cercana. Un grupo de animales conocidos como los centinelas del veneno arriesgan su vida para detener esta práctica peligrosa. Conoce más sobre ellos en este espacio.
Cebos nocivos
Algunos productores utilizan restos de carne impregnados con insecticidas para eliminar a las aves. De esta forma, incitan a los animales a comer estos “premios” fáciles y logran envenenarlos. Aunque puede parecer un proceso rápido, los ejemplares intoxicados sufren una muerte dolorosa que es acompañada de convulsiones, dificultad para respirar y espasmos.
Todo esto sucede algunos minutos después de que el ave consuma el cebo. Sin embargo, la rapidez y la efectividad dependen del tipo de veneno que se use. Por ejemplo, en España el insecticida más empleado para erradicar rapaces es el aldicarb, el cual produce la muerte del ave en tan solo 15 minutos.
Los efectos del envenenamiento
Los cebos envenenados tratan de eliminar a las especies “dañinas” para el ser humano y su negocio agrícola. No obstante, en muchos casos terminan afectando a otros animales que no tienen nada que ver con la problemática. Algunos de los organismos más perjudicados por esta práctica inmoral son los siguientes:
- Aves rapaces: entre las más comunes están el buitre negro, el buitre leonado, el alimoche y el milano real. Representan al grupo más afectado (35 % de los casos).
- Animales domésticos: ingesta accidental de los venenos por perros (21 % de los casos).
- Carnívoros terrestres: se encuentran víctimas como el lobo ibérico, el oso pardo y el lince ibérico, entre otros (9 % de los casos).
Según un informe elaborado entre el Fondo Mundial para la Naturaleza y la Sociedad Española de Ornitología, entre 1992 y 2017 murieron un total de 21 260 animales envenenados en España. Sin embargo, estos representan los pocos casos en los que se ha encontrado evidencia del suceso (cerca del 10 o 15 % del total). Por esta razón, se cree que el problema puede ser mucho más grave.
Esta inexactitud se debe a la imposibilidad a la hora de recuperar a todas las aves que mueren envenenadas. Además, si los cuerpos son devorados por otros animales el problema se agrava, pues los compuestos tóxicos siguen presentes en su carne. En consecuencia, se acumulan efectos colaterales que solo perjudican más a la naturaleza.
Práctica ilegal casi imposible de detectar
A inicios de la década de los ochenta, el envenenamiento de animales silvestres era legal. No obstante, esta práctica se comenzó a volver demasiado popular y provocó que numerosas especies fueran llevadas al borde de la extinción. Por esta razón, en 1989 varias regulaciones prohibieron el uso de estas sustancias, al menos en España.
Las leyes castigan con cárcel y multas el uso de cebos envenenados para controlar a las aves rapaces. A pesar de ello, muchos casos no pueden ser detectados porque la evidencia (los cuerpos de los animales envenenados) no es encontrada. En consecuencia, el crimen queda impune (y sigue siendo popular incluso en la actualidad).
El uso de GPS en las aves
Con la tecnología GPS es posible rastrear a las aves para observar su comportamiento. A esta nueva técnica de seguimiento se le denomina telemetría remota y se ha vuelto famosa por su utilidad a la hora de conocer aún mejor la ecología de los animales. Asimismo, dichas estrategias pueden tener utilidad para luchar contra el envenenamiento de las rapaces.
En marzo de 2010, mientras se realizaba el seguimiento de un alimoche marcado con GPS, se descubrió que había sido envenenado cerca del ayuntamiento de Siruela (España). De manera afortunada, se logró recuperar su cuerpo gracias a la tecnología que permitía ubicar al ejemplar con mayor precisión. Además, se inició una búsqueda para dar con el posible culpable de la muerte del ave.
La justicia no llegó hasta junio de 2013, con un juicio que hizo pagar al ganadero responsable una multa de 30 000 euros y 3 años de inhabilitación de su producción. Este hecho remarcó la utilidad de usar la tecnología GPS en aves, pues de esta forma se puede rastrear al responsable de los envenenamientos para castigarlo. Por si fuera poco, también permite recuperar el cuerpo que sirve como evidencia ante el tribunal.
Los centinelas del veneno que arriesgan su vida
En julio de 2021, el Fondo Mundial para la Naturaleza (o WWF por sus siglas en inglés), lanzó su programa “Centinelas del veneno”. Dicho proyecto está liderado por 6 aves equipadas con GPS, las cuales buscan combatir la amenaza del envenenamiento en territorio español. Gracias a ellas, se podrán recuperar pruebas e identificar a los culpables de este delito.
Estas aves están arriesgando su vida para poder traer justicia a sus compañeros, pues solo cuando sean envenenadas se podrá iniciar la búsqueda de los perpetradores. Sin embargo, de esta manera se puede asegurar que los casos no se queden impunes. Esto significa que los centinelas del veneno tendrán que morir para combatir estas prácticas ilegales.
Con esta práctica no se busca que los centinelas mueran. Simplemente se espera poder registrar el envenenamiento si se da de manera natural.
Los 6 integrantes de este equipo centinela se listan a continuación:
- Escobalon (el líder): buitre negro macho (Aegypius monachus) que sobrevuela Madrid. Su hijo Iruelo fue víctima del veneno.
- Jara (la irascible): milano real hembra (Milvus milvus) que surca los cielos de Castilla-La mancha.
- Montejo (el graciosillo): alimoche macho (Neophron percnopterus) que vuela por la meseta central de España.
- Yelmo (el mercenario): milano real macho (Milvus milvus) que sobrevuela la región central de la península ibérica.
- Timón (el incomprendido): buitre negro macho (Aegypius monachus) que abarca la región sur de España.
- Salvia (la unificadora): milano real hembra (Milvus milvus) encargada de proteger la región de Extremadura, Andalucía y Portugal.
La utilidad de la tecnología en la conservación
Gracias al GPS, las aves se transformaron en centinelas que arriesgan su vida para proteger del veneno a sus congéneres. De esta forma, el delito de envenenar a los animales no pasará desapercibido por más tiempo, lo que ayudará a rescatar varias especies en peligro de extinción. Aunque no lo parezca, la tecnología puede ser una poderosa aliada para asegurar la conservación de los animales.
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