Botulismo en perros: características, causas y tratamiento

El botulismo en perros es una condición que provoca una serie de síntomas motores muy graves y preocupantes. Por suerte, la mayoría de los perros se recuperan con el tratamiento adecuado.

El botulismo en perros provoca inmovilidad.

El botulismo en perros es un tipo de toxiinfeción provocada por la bacteria Clostridium botulinum. Este patógeno puede afectar a diversos vertebrados —incluido el humano—, pero en perros casi siempre se transmite por la ingestión de animales muertos o el consumo de carne cruda infectada.

Esta condición es rara en perros, pero ha provocado pérdidas económicas importantes en el sector avícola durante brotes epidémicos y en humanos su tasa de mortalidad es del 10 %. Si quieres aprender a detectar este tipo de intoxicación alimentaria en perros, estás en el lugar indicado.

¿Qué es el botulismo en perros?

En primer lugar, cabe destacar que el botulismo es una intoxicación, no una infección. El cuadro clínico se desarrolla por la ingesta de la toxina sintetizada por las esporas bacterianas de Clostridium botulinum, no por el consumo del patógeno en sí mismo. Aunque en algunos casos las bacterias sean ingeridas y produzcan la toxina en el intestino, no es lo común.

Cuando los perros comen carne muerta y contaminada, la toxina se absorbe en el intestino y entra en el torrente sanguíneo. El compuesto nocivo viaja de forma sistémica y se adhiere a las terminaciones nerviosas de los animales, lo cual genera una serie de síntomas característicos.

Este tipo de intoxicación alimentaria también se ha detectado en nuestra especie, patos, faisanes, gallinas, visones, vacas y caballos, entre otros animales. Existen 7 tipos de C. botulinum —de la A a la G—: los A, B y E son clínicamente significativos en personas, mientras que la mayoría de mamíferos y aves se ven infectados por el C1, incluidos los perros.

Una bacteria botulínica.

Mecanismo patológico

Al explorar la etiología de esta condición, vemos de gran interés narrar de forma somera las particularidades del compuesto que nos atañe. Tal y como indican estudios científicos, la toxina botulínica (BoNT) es la toxina natural más potente y nociva descubierta hasta la fecha.

A nivel clínico, esta proteína tóxica se une a de forma irreversible a las terminaciones de los nervios presinápticos. Esto provoca el bloqueo de la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor que modula la transmisión nerviosa en perros y demás animales. Como consecuencia, se produce una denervación total y temporal y los músculos del animal dejan de responder.

Síntomas del botulismo en perros

Los síntomas del botulismo en perro son consecuencia directa de la parálisis muscular provocada por la toxina ingerida. Entre los efectos sistémicos más importantes, podemos destacar los siguientes:

  • Diarrea y vómitos.
  • Producción excesiva de saliva (hipersalivación).
  • Dolor abdominal.
  • Debilidad que va a peor muy rápidamente.
  • Parálisis que comienza en las extremidades traseras y luego se va extendiendo.
  • Problemas de visión.
  • Dificultad para morder y tragar.
  • Ritmo cardíaco disminuido.
  • Dificultades graves para respirar.

La sintomatología puede instaurarse de horas a días tras la ingestión de la toxina, tal y como indica el portal VCA Hospitals. La gravedad del cuadro dependerá de la cantidad de toxina botulínica ingerida y cuanto antes aparezca la parálisis peor es el pronóstico.

Los síntomas pueden aparecer hasta 6 días después del consumo de carne podrida.

Causas

Como hemos dicho, esta condición es una intoxicación, no una infección. Por ello, no hace falta que el perro consuma a la bacteria: basta con que ingiera una cantidad mínima de toxina botulínica para que su cuadro sea clínicamente significativo.

C. botulinum es una bacteria de los suelos. Además, sus esporas de resistencia pueden sobrevivir por mucho tiempo en los medios húmedos y son microorganismos muy difíciles de matar. Esta especie bacteriana se encuentra distribuida por todo el mundo y se puede asumir que crece en prácticamente cualquier superficie alimentaria, sea animal o vegetal.

En el caso de los cánidos, el contacto más común entre la bacteria y el animal es tras el consumo de carne cruda, sobre todo si esta se encuentra en descomposición en el medio natural. Hay que tener especial cuidado si el perro caza o mata aves silvestres, pues el botulismo es mucho más común en patos y otras anátidas que en el resto de animales.

Diagnóstico

Esta condición es muy rara en perros, pero cuando se ha detectado se ha podido comprobar que los tipos C. botulinum C1 y D son los causantes más comunes. Si notas cualquiera de los síntomas citados de 12 a 36 horas después de que tu perro haya ingerido carne cruda sin tratar, corre al veterinario.

El profesional sospechará de botulismo si el tutor describe una parálisis motora en el animal de rápida instauración. De todas formas, esta patología puede confundirse con muchas otras —consumo de veneno, infección en el sistema nervioso central (SNC), lesiones espinales y más—, así que el diagnóstico se puede complicar bastante.

En estos casos siempre es necesario obtener muestras de la sangre, las heces, el vómito y la orina del animal. La finalidad de esta recogida es realizar pruebas laboratoriales que detecten la presencia de la toxina. Aun así, debido a que causa síntomas a niveles extremadamente bajos, a veces los tests pueden ser negativos a pesar de que el perro esté intoxicado.

En algunos casos, el botulismo en perros solo se diagnostica tras descartar toda patología del sistema nervioso.

Tratamiento del botulismo en perros

Si se sospecha que el perro ha consumido carne infectada antes de la aparición de los síntomas, se puede administrar una antitoxina. Esta previene que la toxina botulínica se adhiera a las terminaciones nerviosas y e impida las conexiones, por lo que puede evitar todo el cuadro sintomático. De todas formas, si ya han aparecido los signos clínicos, la antitoxina no sirve de nada.

En caso de que la parálisis ya se haya instaurado, no existe cura. Los únicos cuidados posibles son de soporte: fluidoterapia intravenosa, asistencia respiratoria, catéteres urinarios y otros artilugios que faciliten las necesidades fisiológicas del can. Con el tiempo, la sintomatología y parálisis deberían disminuir.

Un perro blanco enfermo en el veterinario, un ejemplo de neosporosis canina.

Pronóstico

La mayoría de los perros recuperan la normalidad fisiológica en un intervalo de 14 a 24 días si reciben los cuidados de urgencia pertinentes. De todas formas, sin el ingreso hospitalario el desenlace más probable es la muerte, ya sea por parálisis respiratoria o disfuncionalidad cardíaca.

Si tu perro ha consumido carne cruda en el bosque y sospechas que pueda haber ingerido toxina botulínica, puedes acudir al veterinario a ver si es posible la administración de la antitoxina como medida preventiva. En cuestiones de salud, siempre es mejor prevenir que curar.

Bibliografía

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.

  • Košenina S, Masuyer G, Zhang S, Dong M, Stenmark P (June 2019). "Crystal structure of the catalytic domain of the Weissella oryzae botulinum‐like toxin". FEBS Letters. 593 (12): 1403–1410.
  • Botulism in dogs, VCA Hospitals. Recogido a 14 de julio en https://vcahospitals.com/know-your-pet/botulism-in-dogs
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