Manejo del bienestar animal en los zoológicos

Si el bienestar es importante en los animales en su medio natural, ni que decir en cautividad, donde se encuentran en un entorno ajeno y no siempre favorable.

Un tigre en un zoológico.

Lograr el bienestar animal en los zoológicos es uno de los objetivos principales de los responsables de su gestión. Existen varias razones para ello, pero la primera y más evidente es de naturaleza ética. Al fin y al cabo, los animales cautivos dependen del cuidado humano, por lo que generan una obligación moral para asegurar su bienestar.

Por otro lado, también existen razones prácticas, porque el bienestar de un animal ha demostrado estar ligado a un funcionamiento efectivo del individuo. En otras palabras, el malestar reduce la supervivencia y la capacidad reproductiva y, por lo tanto, hace más difícil lograr el propósito de conservación.

La búsqueda del bienestar animal en los zoológicos

Hasta hace sólo unas décadas, los parques zoológicos eran ambientes simplistas, carentes de estímulos apropiados para los animales cautivos. Eran demasiado predecibles, pequeños y restringían su rango de movimiento, por no hablar de su capacidad para elegir cuándo o qué comer, dónde dormir o con quién asociarse.

Estas circunstancias comprometieron durante mucho tiempo el bienestar de los animales y, en consecuencia, la función misma de los parques zoológicos. Por eso, al reconocer estos hechos, se procede a introducir cambios muy necesarios.

Programas de enriquecimiento ambiental

El enriquecimiento ambiental es la respuesta a esos problemas de los zoos originales. Recoge los cambios de las condiciones en el entorno de la cautividad, todos y cada uno de ellos con la intención de mejorar la vida del animal.

Existen múltiples posibilidades de proporcionar enriquecimiento ambiental a los animales del zoo. Una posibilidad es incluir dispositivos que permitan la exploración o que sirvan como refugio. Otra opción es cambiar el tamaño y la estructura de los grupos sociales. A parte de estas, hay infinitas más.

Un mono triste en el zoo.

El paso previo al programa de enriquecimiento ambiental: la evaluación de la situación actual

Al evaluar la calidad del ambiente en cautividad tal y como lo experimentan los propios animales cautivos, es muy útil hacerse 7 preguntas. Te las mostramos en la siguientes líneas.

1. ¿Tiene el recinto el espacio y los elementos estructurales apropiados para permitir el movimiento suficiente al animal según su especie?

Con la excepción de las especies sésiles, los animales han desarrollado gran variedad de métodos de locomoción —caminar, volar, escalar y nadar, entre otras—. Lo habitual es que cada especie necesite utilizar más de uno de estos mecanismos. De esta manera, al evaluar el espacio disponible, los medios de locomoción deben ser tenidos en cuenta.

Por ejemplo, los buitres requieren recintos más largos para permitir el vuelo y aterrizaje y los cetáceos necesitan un cierto volumen de agua para poder dar la vuelta.

Además del espacio, los recintos deben proporcionar a los animales elementos estructurales para ejecutar estos movimientos. Es el caso de los árboles, ramas, lianas, estanques y lagunas, plataformas elevadas, guaridas subterráneas y otros muchos elementos naturales.

2. ¿El espacio y los elementos estructurales dan opciones de descanso adecuadas?

Primero, hay que conocer el comportamiento de descanso de la especie animal. Por ejemplo, los primates arborícolas necesitan lugares de descanso situados por encima de la línea de visión del público.

El número y la distribución de los lugares de descanso debería ser proporcional al número de individuos alojados en el recinto. En otras palabras, un recinto de grupo deberá proporcionar suficientes espacios de descanso para permitir el reposo simultáneo de todos los integrantes.

3. ¿Está el entorno razonablemente libre de riesgos y molestias?

Al elegir la ubicación y las estructuras de un recinto, hay que evitar molestias como vibraciones continuas o ruidos fuertes, pero también riesgos como luces incandescentes mal protegidas, instalaciones eléctricas, suelos abrasivos, sustancias tóxicas y otros tantos.

4. ¿Las condiciones del recinto garantizan la sensación de seguridad del animal frente al público y frente a otros animales?

Los animales, además de estar protegidos, deben sentirse protegidos, y no solo de las personas que acuden a visitarlos. Antílope y león, por ejemplo, no pueden estar ubicados de forma que el primero no se sienta seguro. Para ello, se instalan barreras visuales como arbustos, rocas o refugios.

5. ¿Tiene el animal un entorno social adecuado?

Por normal general, hay que evitar alojar en solitario a los animales de especies sociales. Las características de los grupos formados por el gestor deben ser lo más parecidas posibles a lo que sería el medio silvestre. Será necesario educar a los trabajadores en el manejo de los posibles conflictos que surjan en los grupos.

6. ¿Las condiciones del recinto permiten que el animal mantenga su temperatura corporal dentro de un rango apropiado?

Hay dos formas de proporcionar a los animales cautivos la temperatura adecuada. La primera es manteniéndolo en un ambiente cerrado —acuario, terrario, etc.— equipado con un termostato.

La segunda es crear diferentes gradientes dentro del recinto para permitir que el animal elija según sus necesidades. Esto se puede conseguir incluyendo en el recinto zonas de exposición al sol junto con estructuras que proporcionen sombra.

7. ¿Existe suficiente suministro de agua y humedad ambiental?

Dependiendo de la especie, las fuentes de agua suministradas pueden servir para una variedad de propósitos. Las especies acuáticas necesitan que la salinidad del agua sea similar a la de sus hábitats naturales. Los animales terrestres necesitan un acceso continuo a cantidades suficientes de agua potable limpia y fresca para beber.

El bienestar animal en los zoológicos es esencial.

¿Cómo saber si se está cumpliendo con el bienestar animal en los zoológicos?

Para asegurar el bienestar animal en un zoológico es necesario llevar a cabo una evaluación de la propia comodidad de los animales, que no siempre es sencillo. Por eso, se recurre a indicadores basados en el conocimiento de la biología de la especie.

Este es el caso del comportamiento etológico natural —sin conductas anormales— o de la capacidad de los animales para responder adecuadamente a las variables habituales del cautiverio. Por supuesto, la ausencia de estrés, lesiones, heridas o cualquier otra fuente de dolor, miedo o angustia también es cuantificable.

Cuanto mayor sea el número de indicadores que se cumplen, mayor será el grado del bienestar animal. Esto se traduce, naturalmente, en niveles reproductivos elevados y una esperanza de vida alta.

Bibliografía

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