5 enfermedades comunes en tortugas

Las tortugas son reptiles resistentes y longevos, pero pueden enfermar como cualquier otro animal. Detectar signos de patología en ellas puede ser complejo, pues el caparazón ocupa gran parte de su cuerpo.
5 enfermedades comunes en tortugas

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 02 agosto, 2022

Las tortugas o quelonios (Testudines) son un orden de reptiles caracterizados por presentar un caparazón que protege los órganos vitales de su cuerpo. A pesar de su morfología preparada para la defensa, las tortugas pueden padecer múltiples enfermedades, desde infecciones al bloqueo de los huevos en el canal del parto (distocia).

A día de hoy, se han registrado unas 360 especies de tortugas en el mundo, pero no todas ellas son aptas para la vida en un entorno doméstico. Las más comunes en hogares y reservas son las tortugas de orejas rojas (Trachemys scripta elegans), tortugas de tierra (género Testudo) y tortugas caimán (Chelydra serpentina). Todas ellas alcanzan tamaños reseñables.

¿Cuáles son las enfermedades más comunes en tortugas?

En muchos casos es difícil detectar una enfermedad en una tortuga, pues el caparazón limita mucho la visión del tutor a la hora de evaluar los órganos del animal. De todas formas, existen algunos signos clínicos a nivel del propio caparazón y la cabeza que pueden dilucidar la existencia de una patología. A continuación, te mostramos las enfermedades más comunes en tortugas.

1. Hipovitaminosis A

Es muy común en tortugas acuáticas omnívoras, como la tortuga de orejas rojas (Trachemys scripta elegans). En general, sucede en aquellos quelonios que reciben dietas basadas exclusivamente en productos cárnicos o que, en su defecto, se alimentan de comida preparada de poca calidad.

Una falta de vitamina A se traduce en descargas nasales, ojos enrojecidos e hinchados, infecciones de la piel y una pérdida de peso generalizada. Esta vitamina es esencial para el funcionamiento de tejidos y piel, así que la mayoría de los signos son epidérmicos en primera instancia. También se ven afectadas las vías respiratorias del animal.

La clave para evitar esta condición es otorgarle a la tortuga una dieta rica y variada en vegetales. De todas formas, si la condición es grave, es necesario acudir al veterinario para que le administre al animal inyecciones intravenosas de vitamina A. De lo contrario, las probabilidades de muerte en los cuadros severos son muy altas.

Las tortugas terrestres no sufren este problema, pues comen verduras y frutas ricas en vitamina A de forma asidua.

Una tortuga de Florida sobre una roca.

2. Abscesos

Los abscesos en reptiles son muy distintos a los de los seres humanos. A diferencia de los mamíferos, el pus en estos animales es duro y difícil de drenar, así que siempre se requiere atención veterinaria tras la aparición de un absceso en tortugas. Él se encargará de desinfectar la zona y de prescribir los fármacos necesarios.

Esta condición suele ir vinculada a la falta de vitamina A, pues se produce por una infección bacteriana secundaria debido a la fragilidad de la piel. El organismo intenta aislar a las bacterias y, por tanto, forma un bulto donde estas son eliminadas por el sistema inmune de forma localizada.

Los abscesos son similares a los tumores, pero no tienen nada que ver con ellos. Un tumor es un grupo de células, mientras que el absceso es pus.

3. Infecciones en el caparazón

La hipocalcemia es un problema grave en muchísimos reptiles. Esta da lugar a una patología conocida como Enfermedad Ósea Metabólica (EOM),en la que el sistema óseo y muscular del animal se ven comprometidos a largo plazo por la ausencia de calcio. En tortugas, este evento clínico es fácilmente detectable, pues el caparazón aparece blando.

Un caparazón débil y mal formado sufrirá infecciones continuas en su superficie, ya que los microorganismos aprovechan traumatismos, roturas y mordiscos para penetrar el armazón del reptil y se multiplican bajo él. Estas enfermedades en tortugas pueden ser muy graves y deben ser tratadas con antibióticos y suplementos vitamínicos lo antes posible.

4. Deshidratación y malnutrición

Estos eventos son mucho más comunes en tortugas terrestres que en las acuáticas. Unos ojos retraídos manifiestan deshidratación, mientras que la excreción de heces líquidas o pastosas indican que el animal sufre malnutrición o infecciones intestinales.

Debes tener en cuenta que las tortugas de tierra comen prácticamente cada día. Además, toda instalación para una tortuga de tierra tiene que tener un bebedero de agua limpio que sea revisado y reemplazado a diario. Estos animales son longevos y resistentes, pero requieren una fuente de alimento variada y continua.

5. Parásitos intestinales

Las infecciones del tracto gastrointestinal en tortugas son bastante comunes, sobre todo por parásitos nemátodos. Los signos clínicos más claros de estas enfermedades son pérdida de peso, diarrea y malestar generalizado. Ante cualquiera de estos síntomas, acude al veterinario: las infecciones se pueden tratar de forma eficaz con antiparasitarios.

Las enfermedades en tortugas se evitan con una dieta variada.

Estas son algunas de las enfermedades más comunes en tortugas, pero no las únicas. Ofrecer una dieta variada y rica en vitaminas evitará la mayor parte de las patologías listadas, pero estas también pueden aparecer por otros motivos. Ante cualquier sospecha o duda, acude al veterinario con el animal antes de que sea demasiado tarde.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Holladay, S. D., Wolf, J. C., Smith, S. A., Jones, D. E., & Robertson, J. L. (2001). Aural abscesses in wild-caught box turtles (Terapene carolina): possible role of organochlorine-induced hypovitaminosis A. Ecotoxicology and Environmental Safety48(1), 99-106.
  • Eatwell, K. (2008). Hypocalcemia in a Tunisian tortoise (Furculachelys nabeulensis). Journal of Herpetological Medicine and Surgery, 18(3), 117-122.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.