Es muy común escuchar a cuidadores de perros como si estos fueran objetos y les pertenecieran. Sin embargo, haciendo una profunda reflexión, puedes darte cuenta de que ocurre todo lo contrario y, de hecho, tú no tienes un perro: él te tiene a ti.
Para iniciar con este análisis nos basamos en el significado de la palabra “tener”, que es un sinónimo de poseer y de las disposiciones que se pueden hacer de algo o alguien.
Sin embargo, este concepto, desde la perspectiva humano-mascota, ha cambiado mucho con el paso de los años, pues estos se tratan más como los seres vivos que son que como objetos que podemos manipular a nuestro antojo.
Por lo tanto, ya no tenemos una relación posesiva sobre los animales, sino una más comprensiva, que busca su completo beneficio, y este sentimiento ha permeado incluso instancias legales, algo imposible de considerar unas décadas atrás.
De la posesión a la jerarquía
Actualmente se entiende la relación con el perro como un juego de jerarquías, en el que el humano debe asumir el rol de alfa o de líder.
De lo contrario se puede presentar una pugna por el poder que puede comprometer gravemente la convivencia. Por lo tanto, más que una relación de tenencia es de obediencia.
Esto implica un cambio significativo en la forma en que educamos a nuestros animales, pues las relaciones ya no se miden sobre la fuerza que se pueda ejercer en el otro, sino a través de una educación firme y enérgica.
Esto no quiere decir en ningún caso que estemos humanizando al animal, sino que simplemente se trata de conocer y respetar su condición como ser sintiente y merecedor de respeto a su condición de ser vivo.
Por lo tanto esto te supondrá muchos esfuerzos, que es la base fundamental en que concluimos que es un hecho eso de que es el perro el que te tiene a ti.
Tu trabajas para él
Debido a que actualmente se considera al perro un miembro más de la familia, debes asumir toda una serie de responsabilidades para garantizar su bienestar y salud.
Cuidar un perro demandará, por ejemplo, que le dediques varias horas al día para reforzar su educación y para garantizar su estabilidad emocional y su desarrollo físico.
Deberás sacarlo a pasear, tener energía para jugar con él, comprarle juguetes y preocuparte de que sean adecuados para su tamaño y raza.
Además, tienes que alimentarle, y esto no siempre es económico. Piensa que los perros requieren dietas específicas para cada etapa de su vida y que, además, estas deben ser complementadas con otros alimentos.
Tienes que recoger lo que él ensucia y eres literalmente responsable por los daños que pueda causar, ya sea en tu casa o a las cosas de otros, por lo que es mejor que hayas dedicado un buen tiempo a su educación.
Los costos veterinarios varían según la salud de tu mascota. No obstante, tener un perro te supondrá una inversión importante, en especial en los primeros meses, mientras completas su cuadro de vacunación, exámenes y compras todos los accesorios que necesite.
Porque los perros necesitan tener sus propias cosas, por ejemplo, su plato, sus juguetes, su camita, ya que de esta forma evitarás que se apodere de tus cosas y harás que se sienta cómodo en la casa, además de entretenido. En pocas palabras, el perro depende completamente de ti.
Pero lo más importante, los perros se merecen cada cosa que puedas darles a fuerza de ser una compañía incomparable y ser capaces de brindarte un amor incondicional que resulta muy difícil de encontrar entre las personas.
Por lo tanto, ¿quién está trabajando para quién?
La próxima vez que te declares dueño de un perro puedes reflexionarlo un momento y pensar quién en realidad es el dominado.
Imagen cortesía de Andrés David Aparicio Alonso.