Tos crónica en gatos: ¿qué hacer?

Si el origen es vírico o bacteriano, es fundamental administrar el tratamiento antibiótico según las dosis y el tiempo pautados
Tos crónica en gatos: ¿qué hacer?
Paloma de los Milagros

Escrito y verificado por la bióloga Paloma de los Milagros.

Última actualización: 01 diciembre, 2019

La tos crónica en gatos no se considera estrictamente una enfermedad, sino un reflejo protector destinado a la eliminación de sustancias extrañas del tracto respiratorio. No obstante, cuando su incidencia se convierte en un hecho habitual, puede ser un indicador de una afección subyacente.

La tos puede definirse como el esfuerzo respiratorio que culmina con la salida repentina de aire de los pulmones. El factor desencadenante es la irritación de la mucosa que cubre las vías respiratorias en su intento por expulsar algún elemento extraño o secreción acumulada.

La tos crónica en gatos es un malestar inusual, frecuentemente confundido con las comunes arcadas provocadas por el vómito de bolas de pelo. Asimismo, es importante distinguirla de los ataques asmáticos felinos, con respiraciones bucales y presencia de encías azuladas o grisáceas.

 Causas principales

Cuando la tos deje de ser un reflejo puntual, debe sospecharse de una posible enfermedad. Ante esta situación es importante que los dueños observen la sintomatología asociada, pues será clave en la valoración global del animal:

  • La tos acompañada de estornudos puede estar causada por una infección respiratoria, probablemente viral.
  • Si la tos se intercalada con pequeños jadeos, su origen será bronquial. Este caso puede estar asociado a episodios de asma.
  • Cuando el felino, además de toser, experimenta una notable pérdida de peso acompañada de letargo y falta de apetito, puede haber una enfermedad parasitaria detrás.
Gato con la boca abierta

De forma general, las principales causas de la inflamación del tracto respiratorio son la rinotraqueítis felina de origen vírico o infecciones bacterianas, como las del género Bordetella. En cuanto a los parásitos se refiere, los gusanos del corazón pueden ser responsables de la tos y de otros trastornos respiratorios. Los distintos tipos de alergia también pueden causar esta sintomatología, al igual que los tumores de pecho, pero su incidencia es más eventual.

Cabe mencionar que, a diferencia de lo ocurrido en perros y humanos, la tos crónica en gatos no se relaciona con enfermedades cardíacas.

Tratamiento de la tos crónica en gatos

Tanto si la tos se presenta de forma aislada, como si viene acompañada de flemas o esputos, conviene acudir cuanto antes al especialista. Este hará los análisis de sangre pertinentes, incluidos los análisis de antígeno del gusano del corazón, radiografías torácicas o endoscopias. Además, los cultivos de laboratorio con muestras procedentes de la mucosa infectada serán determinantes en el diagnóstico final.

El tratamiento recomendado dependerá de la gravedad y del origen de la afección. En los casos más leves se utilizarán medicamentos descongestionantes como los antihistamínicos. Si se trata de toses infecciosas, víricas o bacterianas, se recurrirá a los antibióticos. Para abordar la enfermedad de forma eficaz, es importante que estos últimos se administren según lo pautado por el veterinario y durante un período mínimo de dos semanas.

Gato tomando pastilla

Cuando la manifestación de los síntomas se haya prolongado durante uno o más meses, es probable que las mucosas respiratorias se hayan alterado. En dichas circunstancias se valorará la pertinencia de suplementos encaminados a la regeneración de las membranas. Asimismo, también es frecuente el uso de antiinflamatorios y más aún en los felinos alérgicos.

La prevención de la tos crónica en gatos es complicada, dada la multitud de factores que pueden propiciarla. Además, si los animales pasan cierto tiempo fuera del hogar, estarán más expuestos a agentes infecciosos y a alérgenos. Por ello, si aun así se opta por dotar al animal de la libertad del exterior, habrá que evitar los momentos de mayor propensión caracterizados por el calor y la humedad.

En lo que respecta al entorno doméstico, se debe limpiar el polvo para evitar su inhalación y dotar al animal de la higiene y la desparasitación adecuadas que reduzcan el riesgo de infección.


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