Tortuga estrellada: características, alimentación y reproducción
La tortuga estrellada, cuyo nombre científico es Geochelone elegans, es un reptil terrestre altamente demandado como mascota exótica. Los quelonios son unos de los reptiles más comúnmente mantenidos como mascotas y, pese a ello, sus cuidados son más exigentes de lo que pudiera parecer. Esto, a menudo, resulta en prácticas inadecuadas por parte del tutor.
Además, como muchas otras especies, estas tortugas están amenazadas por el tráfico y comercio. Con tal de evitar estos aspectos tan negativos para los animales tanto en cautiverio como en su medio natural, aquí te lo contamos todo sobre la tortuga estrellada, sus características y cuidados.
Características de la tortuga estrellada
Geochelone elegans es una tortuga completamente terrestre, que cuenta con muchos de los aspectos típicos de estos animales. Su piel es de color amarillo anaranjado, con un aspecto seco y rugoso. Sus patas son anchas y robustas y su caparazón es abombado y negro, con dibujos amarillos en forma de estrella en las escamas de la parte superior.
Los machos alcanzan unos 26 centímetros de caparazón y las hembras, que son mayores, en torno a los 32 centímetros. Su tiempo promedio de vida está cerca de los 30 años, aunque el récord actual es de 55 años.
La distribución natural de esta tortuga es asiática y muy reducida, ya que aparece solo en India, Sri Lanka y Pakistán. En estas zonas, los ejemplares salvajes habitan medios muy diferentes, desde monte bajo a bordes de desiertos, praderas o áreas de cultivos humanos, pero tienen preferencia por ambientes áridos.
Su alimentación natural consiste principalmente en plantas herbáceas, suculentas y frutas, aunque a veces estos quelonios llegan a consumir materia animal o heces de otros animales. Por ello, se puede concluir que son primariamente herbívoros con algunas excepciones.
Estado de conservación y la terrariofilia
La tortuga estrellada se encuentra en un estado de conservación preocupante, ya que sus poblaciones están en declive. Está clasificada actualmente como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) y se ha incluido en convenio CITES, tratado internacional que regula su compraventa.
El declive de sus poblaciones se debe principalmente a la captura y tráfico de animales para su venta como mascotas. Además, este quelonio también se ve afectado por la destrucción de sus hábitats.
G. elegans es la especie de tortuga más confiscada del tráfico ilegal de especies. Miles de ejemplares son capturados ilegalmente de su medio natural para venderse como mascotas, a menudo cuando aún son muy pequeños.
La mayoría de tortugas estrella disponibles en el mercado provienen de este tráfico ilegal, que está perjudicando gravemente a la especie. Por lo tanto, hay que tener mucho cuidado al adquirir este animal. Deben evitarse siempre los ejemplares capturados del medio natural y adoptar solo tortugas criadas en cautividad.
Esta es la opción más ética, sostenible y legal, pero también asegura una mejor salud de la mascota, ya que los organismos silvestres suelen tener parásitos. También favorece una mayor calidad de vida, pues los animales provenientes de cría en cautividad se adaptan mejor a los humanos y la vida doméstica.
Cuidados en cautividad de la tortuga estrellada
Los cuidados de este reptil son más complicados de lo que pudiera parecer. Estas tortugas llegan a hacerse bastante grandes, por lo que necesitan un recinto considerable cuando son adultas. También es aconsejable que puedan caminar por el resto de la casa cuando sea posible.
Además, el recinto debe tener bastante ventilación y no estar hecho de cristal, porque las tortugas no reaccionan bien a él. También debe contar con sustrato que pueda mantener la humedad, que sea seguro de consumir accidentalmente y que no sea resbaladizo. Esto pasa por evitar el uso de arena, ya que podría causar impactaciones anales a largo plazo.
A las tortugas estrelladas les gusta bañarse, por lo que debe aportarse un recipiente grande al que la mascota pueda acceder con facilidad. De todas formas, hay que tener cuidado, ya que si es demasiado profundo, el animal se puede ahogar. Además, es necesario colocar varios refugios donde la tortuga pueda esconderse.
En un lado del recinto hay que colocar una lámpara que alcance los 30-35 grados, con lo que se crea un gradiente para que la temperatura en el lado contrario sea de unos 24 grados. Estas tortugas también necesitan una lámpara de luz ultravioleta durante el día, para evitar que desarrollen la enfermedad ósea metabólica.
En cuanto a su alimentación, puede ofrecerse a las tortugas vegetales frescos y variados diariamente, como canónigos, lechuga rizada, achicoria roja, diente de león y hierba timotea. Deben aportarse también suplementos de calcio y vitaminas varias veces por semana. Los huesos de sepia son muy importantes para limar el pico.
Reproducción
En libertad, las tortugas alcanzan la madurez sexual a partir de los 6 o 7 años, aunque en cautividad puede alcanzarse antes. Su época reproductiva coincide con la etapa de monzones y las hembras suelen poner 2 puestas al año, de entre 2 y 10 huevos cada una.
Las tortugas estrelladas entierran sus puestas, por lo que es necesario aportar sustrato suficiente para ello. Para que salgan adelante, hay que incubar los huevos durante un tiempo muy variable —entre 40 y 150 días—, a una temperatura de entre 27 y 33 grados. El sexo de las crías depende de la temperatura a la que se incuben.
Las tortugas estrelladas son reptiles muy carismáticos, pero su tenencia irresponsable está ocasionando graves problemas a la especie. Deben buscarse siempre ejemplares criados en cautividad y, si no se encuentran, existen otras alternativas que pueden satisfacer los mismos gustos y no suponen acercar a una especie a la extinción.
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