Sapo corredor: hábitat y características

Los sapos corredores son unos expertos en adaptarse a varios hábitats, pues aunque prefieren los climas templados, pueden tolerar hasta los 43 °C. De hecho, se considera que el rango de temperaturas que soportan se ubica entre los 6 y 43 °C.
Sapo corredor: hábitat y características
Cesar Paul Gonzalez Gonzalez

Escrito y verificado por el biólogo Cesar Paul Gonzalez Gonzalez.

Última actualización: 18 octubre, 2022

El sapo corredor es una especie muy parecida al sapo común, pero se diferencia de él gracias a la línea amarilla de su espalda. El nombre de este anfibio deriva de su curiosa forma de desplazarse, pues lejos de dar los típicos saltos de los anfibios, parece como si corriera durante su locomoción.

En específico, la especie que nos atañe es Epidalea calamita (sinónimo de Bufo calamita), un anuro perteneciente a la familia Bufonidae cuya taxonomía aún no está clara. Este organismo exhibe la mayoría de las características típicas de los “sapos”, por lo que suele confundirse con otras especies. Sigue leyendo y conoce más acerca de este curioso anfibio.

Hábitat y distribución

El sapo corredor se encuentra muy bien distribuido por Europa, desde la península ibérica hasta el oeste de Ucrania. Además, está presente en Reino Unido, Irlanda, Suecia, Francia, Austria y Eslovaquia. Es más, no solo se restringe a vivir en zonas a nivel del mar, sino que es capaz de alcanzar montañas como la Sierra Estrella (1900 metros de altura) o la Sierra Nevada (2540 metros).

Gracias a su amplia distribución, este anfibio puede ocupar diversos hábitats, abarcando desde zonas costeras hasta grandes montañas. A pesar de esto, su ambiente “idóneo” se compone de zonas arenosas cerca del nivel de mar, debido a que excava galerías para resguardarse. Aunado a esto, es posible vérsele cerca de centros urbanos, cultivos y carreteras que tengan algún tipo de cuerpo de agua efímero.

La cara de un sapo corredor.

Características físicas

El aspecto de este anfibio es robusto, con extremidades bastante cortas y una cabeza más ancha que larga. De hecho, las tallas de este sapo no superan los 10 centímetros de longitud, siendo más frecuente ver ejemplares pequeños que grandes. Además, sus glándulas parotoides están bastante marcadas, observándose como pequeñas protuberancias justo después de la cabeza.

Los ojos de este organismo tienen pupilas horizontales con iris amarillo y pequeños tintes negros. Asimismo, su piel presenta tonos amarillos, aunque predomina el verde con manchones marrones-oscuros en su dorso y el vientre es de color crema. Además, se aprecian varias verrugas y pliegues a lo largo de su piel que le terminan dando la apariencia típica de los sapos comunes.

Comportamiento

Estos animales tienen una gran dependencia por la humedad, por lo que son más activos durante la noche y en los meses más lluviosos del año. Es más, algunas poblaciones de zonas más cálidas o frías presentan un tipo de reposo “invernal” en el que reducen su actividad y guardan energía. Gracias a esto, pueden hacer frente a su medio incluso cuando no existe suficiente agua.

Aunado a esto, los sapos corredores reciben su nombre común gracias a su particular forma de locomoción. Debido a la forma de su cuerpo y la longitud de sus patas, son incapaces de saltar de forma evidente y se mueven caminando. Aun así, alcanzan velocidades bastante altas durante la marcha.

En otras palabras, sus patas traseras parecen estar más adaptadas a la marcha y menos a los saltos de gran altura, típicos en este tipo de anfibios.

¿Qué come el sapo corredor?

Los sapos adultos de esta especie son estrictamente carnívoros, por lo que consumen en su mayoría insectos. Algunas de las presas más habituales son escarabajos, hormigas, orugas, moscas, cochinillas y arañas pequeñas. Por otro lado, los renacuajos tienen una dieta diferente, pues se alimentan de algas y restos de plantas o incluso de animales muertos.

Reproducción

El proceso de apareamiento de estos anfibios se inicia poco después de las primeras lluvias del año. Esto se debe a que la especie, al igual que cualquier otro sapo, se encuentra muy asociada a la humedad y sus huevos necesitan cuerpos de agua para poder incubarse. Sin embargo, dado que estos organismos tienen una amplia distribución cada población tiene sus propias épocas definidas.

Canto

En el momento en que se inician las lluvias, los machos de la especie acuden a los charcos para formar coros nocturnos y lograr atraer a las hembras. Cada grupo o coro se conforma por una cantidad definida de sapos, la cual varía dependiendo el tamaño del cuerpo de agua. Dicha situación les permite no sobresaturar el área y tener mejores oportunidades de aparearse.

A pesar de ello, este comportamiento no significa que sean sociables, sino que tratan de evitar peleas sin sentido, demostrando su superioridad por medio del canto. De hecho, este coro tiene dos objetivos: atraer a la hembra y alejar a los machos pequeños de la zona, todo por medio de una melodiosa advertencia.

Amplexo

Los anuros, son un grupo de anfibios con una peculiar forma de reproducirse, puesto que tienen una fecundación externa. Por esta razón, para fecundar sus huevos realizan un “abrazo” (amplexo) con el que los machos se ponen detrás de las hembras para lograr la fertilización. Mientras su compañero le abraza, la hembra pone los huevos y este los fecunda dentro del agua.

Incubación y nacimiento del renacuajo

La hembra de sapo corredor es capaz de poner entre 1500 y 5620 huevos que se mantienen en una especie de cordón gelatinoso dentro del charco. Dichos huevos transparentes maduran en el medio de 5 a 12 días para dar lugar a renacuajos pequeños de color negro, parecidos a “peces” pequeños. Asimismo, después de 24 o 54 días estas crías pasan por metamorfosis para alcanzar su aspecto de juvenil.

Estatus de conservación

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza estos sapos se encuentran clasificados como una especie de menor importancia. Esto se debe a su gran distribución y a su habilidad innata para adaptarse a nuevos hábitats. Además, las poblaciones actuales no se encuentran afectadas, por lo que parecen estarle haciendo frente a los obstáculos de su medio.

Es probable que esto parezca muy bueno a simple vista, sin embargo, el grupo de los anfibios es muy sensible a los cambios en su entorno. La contaminación del agua, las épocas de sequias prolongadas, el uso de pesticidas y algunas enfermedades son amenazas graves para estas especies. No se puede esperar a que su población disminuya para comenzar a hacer algo.


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