Ya sea porque te gusta este animal o porque quieres comerlos o venderlos para alimento, hay pasos a seguir para la cría de caracoles en casa que necesitas saber. Los caracoles se han convertido en un negocio rentable debido a que los chefs los consideran como un manjar exquisito. Sigue leyendo este espacio y descubre todo acerca de la producción de estos moluscos.
Información sobre el caracol
Los caracoles siempre han estado presentes en la vida de la humanidad, no solo como elemento nutritivo sino como representación de dioses, movimientos artísticos, tradiciones o incluso siendo usados para la medicina.
Son moluscos gasterópodo, lo que significa que su cuerpo está cubierto por un caparazón duro que le sirve de protección. Aunque no tienen patas, la parte del cuerpo que arrastran para desplazarse se llama pie.
En su cabeza se encuentran 2 pares de tentáculos retráctiles de distinta longitud. Los más largos son los que contienen sus ojos y poseen receptores olfativos, de manera que les sirven para la visión y el olfato. Mientras que los más cortos son una especie de antenas sensibles al tacto.
Se desplazan mediante contracciones y entonaciones de su cuerpo mientras producen una sustancia denominada mucus, que humedece su cuerpo para permitir el movimiento de este sin friccionar su cuerpo.
Hay a quienes les encantan, otros no pueden ni verlos, pero, si tú eres de los primeros y quieres saber todo para la cría de caracoles en casa, te damos la información que necesitas.
La cría de caracoles en casa
Al igual que algunos insectos, los caracoles aportan a la dieta una gran cantidad de proteínas. En la nutrición humana, estas moléculas son aportadas por la carne, de modo que los artrópodos pueden servir como un sustituto ideal para ellos. Esto ha ocasionado que se vuelvan aún más populares y que la crianza en casa sea más frecuente.
Existe una gran variedad de especies de caracoles, pero no todos son utilizados para el consumo humano. Entre las más empleadas se encuentran las siguientes:
- Helix aspersa máxima (caracol comestible o gros gris). Es uno de los ejemplares más empleados para la producción gracias a que crece bastante rápido. Soporta vivir en condiciones templadas y frías, además de que alcanzan pesos alrededor de 15 gramos. No es la especie más grande que existe, pero si es una de las más rentables.
- Achatina fulica (caracol africano). Este caracol es el que alcanza uno de los tamaños más grandes (hasta 200 gramos), por lo que es la especie más consumida. Solamente se desarrollan bien en climas cálidos.
- Helix aspersa (caracol común). Esta especie es la más pequeña, pues alcanza pesos de apenas 7 gramos por ejemplar. Sin embargo, es de los organismos más fáciles de encontrar en el mercado. Suele ser la mejor elección para las personas que inician con la crianza de caracoles, ya que se adaptan bien al cautiverio y poseen buena resistencia a enfermedades.
- Helix pomatia (caracol romano). Este es quizá la mejor elección para producción a largo plazo, pues se encuentra en un punto intermedio de costo-beneficio. Alcanzan los 50 gramos de peso, pero su capacidad reproductiva no es tan eficiente como el de Helix aspersa. Aun así, tiene una gran demanda comercial.
Independientemente de con cuál especie decidas iniciarte en este mundo, es necesario aprender las cosas básicas sobre sus cuidados. Aunque los requerimientos pueden ser sencillos, también debes dedicarles tiempo para que obtengas los mejores resultados en la producción. Por ello, revisa las siguientes recomendaciones.
Consigue un espacio adecuado
Lo mejor para tener caracoles es un terrario con un tamaño suficiente para que la cantidad de caracoles que tengas puedan moverse con fluidez. Los más recomendados para la cría de caracoles son los de cristal, con una tapa de rejilla que tendrá que permanecer cerrada por razones obvias.
Tierra en el acuario
El terrario o acuario que hayas conseguido para la cría de caracoles tendrá que estar cubierto en la superficie por tierra de jardín, en la que los caracoles podrán arrastrarse y defecar sin dificultades.
Este paso trata de emular a la perfección el hábitat natural de estos animales. Recuerda que cuanto más agradable sea el entorno, y más parecido a lo que necesitan de manera innata, más tiempo durarán y más fácil será la reproducción.
Rocas
Dentro del terrario tendrás que colocar rocas, no solo por la necesidad de estos animales de subir por algunos lugares, sino porque necesitan el calcio que algunas de estas aportan para un buen funcionamiento de su organismo.
Escoge los caracoles adecuados
Lo primero que debes saber es que, si quieres criar caracoles en casa para su venta como alimento, no todos son comestibles. Por otro lado, los caracoles son hermafroditas, así que no tendrás que seleccionar entre machos y hembras porque no existen.
A pesar de su género, necesitarán aparearse para la reproducción y perpetuación de la especie. Solo con ponerlos juntos en el terrario será suficiente, pues entre ellos irán buscando un compañero de reproducción.
Mantén la humedad
Los caracoles necesitan niveles de humedad altos, que les permitan no solo vivir, sino la formación de mucus. De hecho, la humedad del terrario debería ser del 100 %, lo cual se consigue con el riego constante de la tierra.
Además, la temperatura del terrario deberá estar alrededor de los 20ºC. Esto lo podrás conseguir poniendo el terrario junto a una ventana por la que entren unos rayos de sol, o bien con un termostato.
La alimentación de los caracoles
Los caracoles son herbívoros y se alimentan de cualquier tipo de planta, especialmente de aquellas aromáticas como el tomillo, la albahaca o el romero. No tendrás que colocarlas en ningún lugar en particular, sino solo sobre la tierra. Eso sí, cuando veas que se marchitan, quítalas pues no se la comerán y podría llegar a producir un olor desagradable.
¿Te has animado ya a la cría de caracoles en casa?
Bibliografía
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- Fontanilla, J., Garcia-Cuenca, I. & Pérez, J. (1992). Biología de la reproducción del Helix aspersa maxima. Mundo Ganadero, 7, 36-38.