Si ves que tu perro come insectos, te habrás preguntado si todos los demás lo hacen. Un canino saludable estará atento a su entorno, así que todo bicho que invada su espacio puede ser víctima de sus instintos. Esto es normal en un entorno naturalizado, pero no significa que sea positivo para un animal que ha crecido toda su vida en cautiverio.
En general los perros no presentan problemas para comer moscas, lombrices de tierra, grillos, arañas, saltamontes y otros insectos. En realidad, la mayoría de invertebrados solo le aportarán a tu can una pizca de proteína extra que no le hará daño.
Sin embargo, hay excepciones: algunos invertebrados pueden ser tóxicos o transmitir parásitos. A continuación te presentamos algunos de los insectos más comunes que no son seguros para el paladar canino. No te lo pierdas.
¿Qué insectos son malos para los perros?
En la siguiente lista tienes insectos (y otros invertebrados) que pueden causar diversos daños en el organismo de tu perro si este intenta ingerirlos. A veces, solo basta con un leve contacto para que el can termine perjudicado.
1. Orugas
Algunas orugas (larvas de insectos del orden Lepidoptera) son capaces de inyectar veneno a través de sus pelos urticantes en un perro curioso si este se acerca demasiado a ellas. Tal es el caso de las orugas procesionarias (Thaumetopoea pityocampa), entre otras muchas con potenciales tóxicos.
La oruga, en caso de ser nociva, produce varias lesiones en los perros. Los pelos del insecto pueden pegarse en la boca y la garganta y hacer que un can tosa, tenga arcadas y salive.
En otros casos se inflama la lengua, la boca, el esófago y el estómago del ejemplar afectado. Llegado un punto, el perro no puede respirar, pudiendo llegar a fallecer. Si el can ha chupado la oruga la lengua puede necrosarse, lo cual a veces desemboca en la pérdida completa del órgano.
2. Luciérnagas
Si tu perro come insectos, le podrían atraer las luciérnagas. Estos llamativos insectos son escarabajos de la familia de los lampíridos (Lampyridae). Destacan por tener la propiedad de emitir luz (fenómeno conocido como bioluminiscencia), una propiedad que los hace inolvidables.
Su luz intermitente nos fascina mientras flotan al alcance de nosotros y de nuestros perros. La luz producida es una manera de comunicación y a través de ella atraen compañero para aparearse y advertir a los depredadores que se mantengan alejados de ellas.
Estos insectos pueden realizar un truco de defensa, denominado sangrado reflejo. Este mecanismo les permite expulsar deliberadamente su hemolinfa (sangre del insecto). La hemolinfa contiene compuestos tóxicos llamados lucibufaginas, que son esteroides cardiotónicos y constituyen un eficaz mecanismo de defensa.
Si tu perro toma un refrigerio de luciérnagas puede terminar con malestar digestivo y diversos síntomas, incluidos vómitos y falta de apetito.
3. Mariposa Monarca
Las mariposas monarca (Danaus plexippus) son vistas tradicionalmente como tóxicas y de sabor desagradable. Esto es gracias a que sus principales plantas de alimento larvario (géneros vegetales Asclepiadaceae y Apocynaceae) contienen compuestos tóxicos, conocidos como cardenólidos, que las mariposas secuestran y almacenan para su propia defensa.
Tales compuestos no son tóxicos para la mariposa monarca, pero sí para las aves, los perros, los gatos y otros animales que los ingieran. Por fortuna, es raro que un perro coma la planta, la oruga o la mariposa, porque los tres tienen un sabor muy amargo.
Si crees que tu mascota ha comido una oruga monarca o una mariposa, es importante llevarla al veterinario de inmediato. Los síntomas incluyen:
- Diarrea.
- Vómitos.
- Náuseas.
- Babeo excesivo.
Cabe destacar que los síntomas se vuelven más graves a medida que el veneno comienza a afectar el corazón. Cuando esto sucede, los compuestos químicos citados causan ritmo cardíaco anormal, temblores, debilidad, pupilas dilatadas, convulsiones y muerte si no se tratan.
4. Escarabajos voladores, chinches y cigarras
Aunque estos insectos no son tóxicos y no morderán ni picarán a tu mascota, si los llegara a comer en gran cantidad pueden causarle malestar estomacal, vómitos y diarrea. Las chinches tienen un sabor desagradable y pueden hacer que un perro babee o vomite después de morder una, por ejemplo.
Ocasionalmente, si tu perro come insectos, puede entusiasmarse demasiado con ellos y masticarlos como si fueran palomitas de maíz con mantequilla. Comer demasiados insectos puede hacer que se forme una masa dura llamada bezoar en el estómago o en cualquier otra parte del tracto digestivo de su perro. Es posible que se requiera cirugía para eliminarlo.
En ocasiones, en el tracto gastrointestinal del can puede formarse un cúmulo de materiales no digeribles, que se llama bezoar. Esta masa se forma a partir de algo como una fibra vegetal grande, pelos o partes de insectos.
La mayoría de los bezoares pasan a través del sistema intestinal sin tratamiento, pero algunos pueden llegar a ser tan peligrosamente grandes que deben eliminarse quirúrgicamente. Recuerda que el exoesqueleto de los insectos es muy difícil de digerir y que se puede acumular en el aparato gástrico de tu mascota.
5. Mariquita asiática
La mariquita asiática multicolor (Harmonia axyridis) es originaria del este de Asia. Fue introducida en los Estados Unidos entre 1978 y 1981 para controlar plagas agrícolas como pulgones e insectos escamosos. En la actualidad ella misma se convirtió en plaga.
En España se le considera una amenaza grave para las especies autóctonas y los ecosistemas. Por tal razón, fue incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, aprobado por el Real Decreto 630/2013, 2 de agosto.
Este insecto también tiene sangrado reflejo, secretando hemolinfa con su contenido de alcaloides tóxicos cuando es atacado. Su ingesta puede causar quemaduras químicas en la boca y el tracto gastrointestinal de una mascota, lo cual incluye a los perros.
6. Arañas
Aunque no son insectos (sino arácnidos), las arañas casi siempre suponen un problema para los perros. Algunas tienen un potencial venenoso más grande que otras, pero en general el can siempre reaccionará mal si es picado en su entorno bucal. La araña ermitaña parda (Loxosceles reclusa) y la errante (P. boliviensis) son solo algunos ejemplos de especies letales para estos mamíferos.
Tal y como indican fuentes veterinarias, estos son los síntomas más comunes de la picadura de una araña en perros:
- Dolor muscular.
- Rigidez corporal, sobre todo a la hora de intentar cambiar de posición.
- Vómitos.
- Diarrea.
- Tremor.
- Agitación y aullidos.
7. Abejas y avispas
Tanto las abejas como las avispas presentan aguijones capaces de inyectar compuestos tóxicos en la boca del can (o el resto de su cuerpo). Los síntomas no suelen ir más allá de hinchazón y picor local, pero aquellos animales alérgicos pueden desarrollar una reacción excesiva (shock anafiláctico) potencialmente mortal. Si al perro le cuesta respirar tras la picadura hay que llevarlo inmediatamente al veterinario.
Las abejas mueren tras aplicar una sola picadura, pero las avispas pueden picar varias veces dentro de la boca del can si este intenta comérselas.
8. Milpiés y ciempiés
Los ciempiés y los milpiés, también conocidos como miriápodos, son potencialmente letales para los perros. Los ciempiés poseen mandíbulas capaces de inyectar compuestos tóxicos muy potentes con sus mordidas, mientras que ciertas especies de milpiés secretan componentes irritantes y dañinos por todo su cuerpo cuando se ven amenazados.
Los ciempiés y los milpiés no son insectos como tal, pero sí invertebrados capaces de generar grandes perjuicios en los perros si interactúan de forma indebida con ellos.
Ingerir una carga de parásitos
Ten en cuenta que algunos insectos portan parásitos. Así, tu perro puede contraer gusanos intestinales al comer escarabajos, cucarachas y grillos, y la ingestión de pulgas puede provocar infecciones por tenias.
La tendencia a comer insectos es una buena razón para mantener ciertas medidas de prevención durante todo el año. Así reducirás el riesgo de que se infecte de parásitos.
Si te molestan los hábitos de merienda de tu perro, mantén a raya a los insectos cortando y rastrillando tu césped de manera regular para reducir la hojarasca y afines. Vigila de cerca a tu mascota y comunícate con tu veterinario si ves que se ha comido un bicho.
Bibliografía
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