¿Por qué se deprimen los animales?

Los animales se deprimen por las mismas razones que lo hacen los humanos. De todas formas, ellos perciben de forma muy diferente a la nuestra la realidad.
¿Por qué se deprimen los animales?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 17 abril, 2021

La depresión es una enfermedad con cada vez más visibilidad, al igual que el bienestar animal. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen unas 300 millones de personas con depresión en el mundo. Por eso, solo era cuestión de tiempo que apareciera la pregunta de si los animales se deprimen o no.

Curiosamente, las razones que desencadenan una depresión en un animal son variadas pero, a la vez, enormemente parecidas a las que se encuentran en la especie humana. Encontrarás muchos datos en este artículo que te resultarán intuitivamente familiares.

Signos observados cuando los animales se deprimen

Los animales no humanos, a pesar de no ser capaces de comunicarse verbalmente como nosotros, muestran la depresión de otras maneras igualmente indicativas. Algunos de los signos de depresión más comunes en (casi) todas las especies son los siguientes:

  • Anhedonia: incapacidad para disfrutar, manifestada normalmente con conductas como ausencia de juego, descenso de la actividad sexual o muestras directas de tristeza —como el llanto de los perros o las lágrimas de los elefantes—.
  • Anorexia: pérdida de apetito. La mayoría de animales sumidos en estados profundos de tristeza suelen dejar de comer.
  • Conductas anormales: estereotipias, autolesiones u otros comportamientos. Las estereotipias son movimientos repetidos sin ningún sentido biológico que se mantienen en el tiempo. Estas conductas son un claro indicativo de depresión, sobre todo en mamíferos.

A pesar de que los animales más estudiados inicialmente son aquellos que comparten vida con el humano —como los de compañía o explotación ganadera—, se van encontrando signos de depresión en cada vez más especies.

Los animales pueden deprimirse.

Razones por las que los animales se deprimen

Como mamíferos sociales que somos, nos resulta más fácil empatizar con aquellos parecidos a nosotros, ya que los mecanismos cerebrales que regulan las emociones básicas —alegría, miedo, tristeza, ira y asco— son los mismos para todos. Gracias a ello, encontrarás realmente evidentes muchas de las razones para deprimirse que tienen los animales.

1. Sucesos traumáticos

La muerte de un familiar, momentos de intenso terror o maltrato son eventos en la vida de un animal —humano o no— que pueden crear ese estado de intensa tristeza que afecta a todos los niveles.

El caso de la chimpancé Flint, estudiada por la primatóloga Jane Goodall, es famoso por ser de los primeros que evidenció un duelo patológico en primates no humanos. Flint se deprimió tanto tras la muerte de su madre que dejó de comer hasta morir.

2. Privación de libertad

El cautiverio ha demostrado ser uno de los desencadenantes de depresión y otros trastornos de la conducta más comunes en animales. Los signos de depresión en seres vivos encerrados están tan extendidos que el debate ético sobre núcleos zoológicos, circos, venta de animales y explotaciones industriales parece no tener fin.

3. Todos los animales se deprimen ante los malos tratos

En los tiempos que corren, la típica imagen del perro encadenado y famélico es el ejemplo perfecto para despertar empatía. La experiencia directa de agresiones continuadas, abandono o privación de estímulos son causa de depresión en casi cualquier especie.

Esta razón fue de las primeras en ser estudiadas, gracias a la tendencia natural del ser humano a sentir rechazo cuando es testigo de violencia directa.

Depresión y prudencia

El estudio de la mente animal es un camino que nuestra especie acaba de empezar a recorrer. Mientras que algunas cosas se hacen evidentes a los ojos —como una vaca aullando durante días cuando se llevan a su ternero—, otras no lo son tanto. El equilibrio entre la empatía y la prudencia está todavía por encontrar.

Nuestro tono tan generalista se debe a que es fácil empatizar con otras especies de vertebrados cuando se trata de eventos como la muerte de un familiar o el encierro. Sin embargo, según nos alejamos de nuestra rama filogenética, aparecen cada vez más especificaciones que requieren de cautela a la hora de hacer afirmaciones sobre la depresión.

Los perros sin hogar se multiplican con los años.

La parte buena de todo esto es que la investigación sobre el comportamiento animal es cada vez más amplia de miras y más exhaustiva. Tanto lo que nos une como lo que nos separa de otros seres vivientes se va entrelazando en una maravillosa complejidad que promete dar respuestas a todo.


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