¿Por qué a los gatos les gusta el sol?

A los gatos les gusta el sol: solo hay que verlos descansar junto a cualquier ventana. Pero ¿a qué se debe? Aquí lo puedes descubrir.
¿Por qué a los gatos les gusta el sol?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 02 agosto, 2022

Que a los gatos les gusta el sol es algo que salta a la vista. Allá donde caiga un haz de luz, ellos echarán siestas y probablemente rodarán para tostarse por ambos lados. ¿Qué tutor no ha visto alguna vez a su félido tirado panza arriba cerca de su ventana más luminosa?

Como cabía esperar, aunque sea un hecho normalizado en la convivencia con estos felinos, la ciencia ha buscado respuestas concretas a este gusto por el astro solar. Si quieres conocer algunas de ellas, las tienes en las siguientes líneas.

A los gatos les gusta el sol

No hace falta plantearlo en forma de pregunta: los felinos adoran la exposición solar y esto es un hecho. Los gatos son animales nocturnos que descansan durante el día, de forma que los momentos más soleados no son sinónimo de actividad para ellos, sino de descanso. Recuerda que, de media, estos animales se pasan durmiendo unas 15 horas al día.

Además, sus orígenes están en climas cálidos y desérticos, pues los gatos domésticos que hoy conocemos descienden de los felinos que habitaban Oriente Medio hace unos 100,000 años. Por eso, tienen una tendencia genética a sentirse más cómodos en el calor y a rechazar el contacto con las fuentes de agua.

Un gato tumbado tomando el sol.

¿Qué dice la ciencia sobre esto?

Las razonas por las que a los gatos les gusta el sol no se reducen a su carga genética o sus ritmos circadianos. Resulta algo difícil pensar que el sol no tenga algún beneficio adicional para ellos, teniendo en cuenta su adaptación a los ambientes cálidos.

Por eso, en los siguientes apartados tienes un pequeño resumen de lo que se ha descubierto hasta el momento sobre la relación entre los gatos y el sol. Aunque algunos temas aún siguen en discusión, está más que claro que los felinos despiertan interés a todos los niveles.

Dormir al sol y termorregulación

Un estudio de la revista Science comprobó que la temperatura corporal de los gatos desciende cuando duermen unos 0,5 grados aproximadamente. Como le pasaría a cualquier mamífero, despertarse de una siesta con frío resulta incómodo, por lo que lo compensan tumbándose al sol. Este es un claro mecanismo de termorregulación con un coste energético mínimo asociado.

Además, en el caso de gatos mayores que puedan sufrir dolencias como la artritis (que se agravan con el frío), tomar el sol puede suponer reducir el dolor general.

Además, habrás observado que tu felino no sólo descansa al sol, sino que rueda y expone diferentes partes de su cuerpo a la luz. Esto, además de ayudarle a calentar otras zonas como el vientre, previene que orejas, nariz, patas y demás zonas delicadas se quemen por la sobreexposición.

Les ayuda a mantenerse en su peso

Aunque parezca paradójico que el sol pueda ayudar a adelgazar o a mantener un peso sano, lo cierto es que tiene un efecto directo en el metabolismo. Si convives con un gato, habrás observado que come más en invierno. Esto se debe a que el frío acelera su tasa metabólica —el animal debe producir más calor endógeno—, de forma que tienen mayor necesidad de comer.

Por eso, mantener el cuerpo caliente con las siestas al sol fomentará que tu gato necesite comer menos. Esto es especialmente beneficioso para aquellos felinos que tienen tendencia a engordar o problemas para hacer ejercicio, como los gatos ancianos.

Si el gato recibe calor de una fuente externa, no tiene que generarlo él mismo con su metabolismo. Por ello, la exposición al sol podría hacer que tenga menos ganas de comer.

Sol y vitamina D

A pesar de que se pensaba que los gatos se beneficiaban del sol para sintetizar vitamina D, se ha demostrado que esto no es tanto así. Aunque sí es cierto que son capaces de aprovechar esta luz para producir la vitamina, el pelaje impide que se absorba tanta cantidad como si le diese el sol directamente en la piel.

Por ello, es importante que los gatos tengan un aporte adecuado de vitamina D en su dieta. De hecho, se ha demostrado científicamente que los niveles altos de este nutriente en sangre son un factor beneficioso para la recuperación del félido después de una enfermedad. La luz es esencial para todo ser vivo, pero no hace milagros a nivel nutricional.

Ciclos hormonales regulados por el sol

Los gatos, al igual que la mayoría de los animales, tienen una serie de procesos fisiológicos asociados a ciclos de luz ambientales. Algunos de ellos son la muda de pelo o el estro. Sin ir más lejos, las horas de luz y el calor promueven los procesos hormonales relacionados con la reproducción: no es casualidad que todas las gatas de una misma región entren en celo en primavera.

Esto es clave para la supervivencia de los gatos callejeros, pues las horas de luz y la temperatura les indican qué momento del año es bueno para criar.

La exposición al sol regula los ritmos corporales de los gatos, tanto diarios como anuales. Un gato privado de luz solar desarrollará problemas hormonales y de otros tipos, por lo que la luz es tan beneficiosa como necesaria para su salud.

Un gato tomando el sol.

A los gatos les gusta el sol: apuntes finales

Como ves, detrás de una conducta que a simple vista es evidente hay una serie de razones científicas que sustentan sus orígenes. En el caso de los gatos, además del simple placer de dormir la siesta al sol, con este acto tratan de obtener beneficios tan básicos y antiguos como su especie.

Sin embargo, el gato doméstico ha sido seleccionado genéticamente por el ser humano desde hace muchos años. Esto quiere decir que razas como el sphynx, que carece de pelo, pueden llegar a sufrir quemaduras o golpes de calor en momentos que para los félidos salvajes son normales. Por eso, vigila la exposición al sol de tu gato: los excesos no son buenos para nadie.


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