Pénfigo en perros: síntomas, causas y tratamiento

El pénfigo puede aparecer en cualquier raza de perro de manera espontanea o ser ocasionado por la administración de algún medicamento.
Pénfigo en perros: síntomas, causas y tratamiento
Cesar Paul Gonzalez Gonzalez

Escrito y verificado por el biólogo Cesar Paul Gonzalez Gonzalez.

Última actualización: 15 mayo, 2021

El pénfigo es una enfermedad que puede ocasionar diferentes lesiones en la piel, tales como ampollas, ulceras y pústulas. Es una enfermedad autoinmune, por lo que el diagnostico suele ser complejo, incluso para los profesionales. Afortunadamente, el pénfigo en los perros es bastante raro, aunque hay que estar atentos a cualquier señal.

Esta enfermedad puede afectar la calidad de vida del animal y llegar a ser fatal. Además, suele confundirse con una herida cualquiera y pasarse por alto. Por ello, es necesario que se aprenda a identificar las características principales de la enfermedad y acudir al veterinario si es necesario.

Esta afección tiene diversas formas y clasificaciones, según el lugar de presentación de las lesiones, la gravedad de los síntomas y el pronóstico. Sigue leyendo para conocer más sobre el pénfigo canino.

¿Qué es el pénfigo?

Este padecimiento se presenta cuando el sistema inmune del animal comienza a fallar. Esto provoca que los anticuerpos y linfocitos empiecen a atacar a las células de la piel, lo cual da lugar a un fenómeno denominado ‘acantólisis’. Este término hace referencia a la pérdida de la unión que hay entre célula y célula, con la consecuente aparición de lesiones superficiales en la piel.

Normalmente, todas las células de nuestro cuerpo están unidas entre sí por diferentes proteínas. Si lo quieres ver de otra forma, es como si se ‘agarraran de la mano’. Cuando existe una ruptura de este enlace, las células simplemente se desprenden y quedan libres en el intersticio.

Esto genera un problema, ya que la piel existe para proteger lo que hay dentro del cuerpo —nervios, músculos y vasos sanguíneos.— Cuando esta capa se daña, se exponen las estructuras orgánicas débiles. Es por esto que aparecen estas ulceras, llagas, escamas, pústulas y enrojecimiento de la piel.

La gravedad de la enfermedad depende de la profundidad a la que se empiecen a romper las uniones en las células cutáneas. Si el problema se ocasiona muy superficialmente, el padecimiento no es tan grave. Cuando el cuadro es severo, pueden llegar a formarse ulceras bastante profundas y dolorosas.

Por suerte, este padecimiento es poco frecuente en las mascotas. Algunos estudios han encontrado que solo el 2,07 % de los casos atendidos por lesiones cutáneas son ocasionadas por una enfermedad autoinmune. Dentro de este porcentaje patológico, el pénfigo en perros es el más frecuente.

Una lesión en la nariz de un perro.

Tipos de pénfigo en perros

Esta enfermedad también se conoce como ‘complejo pénfigo’, debido a que se subclasifica en otras patologías interrelacionadas. Dependiendo las manifestaciones clínicas, se han descrito 5 tipos de pénfigo en perros. Te los enumeramos a continuación, para después diseccionar cada variante:

  1. Pénfigo foliáceo.
  2. Pénfigo eritematoso.
  3. Pénfigo vulgar.
  4. Pénfigo paraneoplástico.
  5. Pénfigo vegetante.

Pénfigo foliáceo

Este tipo es el más frecuente dentro del complejo pénfigo. Se caracteriza por formar algo parecido a ampollas —pústulas o vesiculopústulas—, que fácilmente se convierten en costras o erosiones. Las lesiones aparecen sobre todo en la nariz, cerca de los ojos y en las orejas. En algunos casos, pueden llegar a presentarse por todo el cuerpo, incluso en las almohadillas.

Debido a que el daño ocurre en las capas más externas de la piel, las lesiones son superficiales.

Pénfigo eritematoso

En este tipo de pénfigo se combinan 2 tipos de lesiones, las superficiales y las ulcerosas. En este cuadro, algunas de las ampollas que se van generando terminan convirtiéndose en ulceras. Debido a esto, se puede observar descamación, costras, pústulas, eritema y despigmentación nasal. La cara es el área más afectada.

El pénfigo eritematoso parece ser una combinación de síntomas entre el pénfigo foliáceo y el lupus eritematoso.

Pénfigo vulgar

La forma más severa y menos frecuente del complejo pénfigo. Se caracteriza por la fácil evolución de las ampollas y vesículas a erosiones y ulceras irregulares. Puede afectar a todo el cuerpo, incluyendo las mucosas. Debido a la gravedad del cuadro, se desprende parte de la epidermis y deja regiones al rojo vivo, algo que se conoce como ‘signo de Nikolsky positivo’.

Es posible que, dependiendo del tiempo y la gravedad del paciente, también puedan presentarse otros síntomas. Los más importantes son los siguientes:

  • Letargia.
  • Fiebre.
  • Salivación marcada.
  • Halitosis.
  • Anorexia.
  • Disfagia.
  • Sepsis, solo en casos muy graves.

Pénfigo paraneoplástico

Comparte ciertas características con el foliáceo y el vulgar. Sin embargo, se le llama paraneoplástica debido a que el desencadenante es siempre una neoplasia o proceso cancerígeno. Estos son los mayores desencadenantes del pénfigo paraneoplásico:

  • Timoma.
  • Linfoma.
  • Carcinoma mamario.
  • Tumor de células de Sertoli.

Pénfigo vegetante

Se ha considerado como una variante del pénfigo foliáceo o una forma benigna del vulgar. Las lesiones suelen limitarse a la zona de la cabeza, iniciando con vesículas y ampollas y terminando en costras y excoriaciones. También es posible que se formen ulceras, pero son menos frecuentes.

¿Es contagiosa?

Al ser una enfermedad autoinmune, cabe destacar que el pénfigo no es contagioso. Las patologías autoinmunes aparecen como un “error” en la identificación de amenazas y, debido a esto, el organismo se ataca y provoca lesiones a sí mismo.

Como esta enfermedad es producto de un error del sistema inmune, no es posible contagiar la condición. Es por esta misma razón que los perros más viejos son los más afectados, debido a la senescencia general del organismo.

¿Cómo se diagnostica el pénfigo en perros?

La mejor forma de diagnosticar el pénfigo es por medio de exámenes de laboratorio e historial clínico. De esta forma, se buscan enfermedades preexistentes que pudieran haber ocasionado la condición y se analiza la situación. Recuerda que esto únicamente lo puede hacer el personal veterinario debidamente capacitado.

Para realizar un diagnostico certero, los veterinarios hacen un estudio exhaustivo del paciente. De esta forma, descartan todas las posibilidades exógenas, como hongos o alguna infección que estuviera ocasionando las lesiones. Una vez que se ha descartado todo, se confirma la condición por medio de inmunofluorescencia directa, inmunohistoquímica o biopsias de piel.

La biopsia de piel consiste en analizar al microscopio una parte de la piel, donde se buscan glóbulos blancos (neutrófilos y eosinófilos). Esto se hace con el fin de confirmar que el sistema inmune esta provocando el pénfigo.

Además, por medio de la inmunofluorescencia directa e inmunohistoquímica, se buscan depósitos de inmunoglobulinas (IgG e IgM) en la zona afectada. Estas moléculas son evidencia del autoataque inmunitario que recibe la piel debido al pénfigo.

¿Es posible tratar el pénfigo en perros?

Aunque la enfermedad es ocasionada por el mismo cuerpo, es posible tratarla para reducir la lesiones. Es por ello que los abordajes clínicos se centran en controlar el sistema inmune, por medio de glucocorticoides y fármacos que reducen su actividad.

Además, es probable que, debido a las lesiones y la exposición de la piel, se necesite de la administración de antibióticos especializados para caninos, con el fin de evitar infecciones. Esto ultimo solo puede determinarlo el especialista, ya que deberá darle seguimiento al paciente animal y actuar según su respuesta a los tratamientos.

Las lesiones articulares en perros ancianos son de muchos tipos.

Dependiendo de la gravedad del pénfigo, los perros afectados pueden tener una reducción en su calidad de vida. A pesar de ello, si tienen el debido seguimiento con el profesional veterinario, pueden vivir una existencia plena. Lamentablemente no existe una cura, pero siguiendo las indicaciones del profesional, el pénfigo en perros no debería ser una mayor amenaza.


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