Varios pueden ser los problemas y síntomas de peligro en el parto de la gata: fiebre, hemorragias, dificultad o imposibilidad de que los cachorros atraviesen el canal uterino, etc.
Las gatas, por lo general, dan a luz a sus cachorros sin complicaciones que pongan en riesgo su vida o la de sus pequeños retoños. No obstante, es importante reconocer los síntomas que deben alertar de que algo anormal está ocurriendo. Lo más típico es el tamaño del cachorro. En algunos casos, como con las gatas persas, tienen más dificultades en el momento de parir debido al volumen de la cabeza de sus crías.
Distocia en el parto de la gata
Se denomina distocia a la dificultad o imposibilidad de los cachorros para atravesar el canal de parto de la gata, que supone la causa más habitual de complicaciones en el nacimiento de las camadas de felinos. El tamaño de las crías suele ser la razón más habitual de este tipo de problemas.
Motivos y complicaciones para acudir a la clínica veterinaria
En diferentes casos con la gata parturienta será aconsejable acudir al veterinario:
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Interrupción del nacimiento de los cachorros
Cada gata tiene a sus cachorros con intervalos distintos y a su ritmo. De la misma forma que hay hembras que pueden parir la primera cría y luego tardar dos horas en expulsar al siguiente cachorro, hay otras que van pariendo a las crías de forma consecutiva, una tras otra.
Hay que tener en cuenta que un parón durante el parto de más de cuatro horas, entre el nacimiento de un cachorro y de otro, es una clara señal de que hay algún problema.
Los casos en que una gata no puede expulsar a sus cachorros por el canal uterino son excepcionales, pero cuando ocurren es probable que la hembra necesite una cesárea o ayuda por parte del veterinario para extraer a las crías.
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Aparición de líquido de color oscuro en el parto de la gata
Cuando surge, tras el parto, un líquido de color marrón con un olor putrefacto, es un claro indicativo de que puede existir una infección en el útero o que ha quedado algún cachorro muerto en el interior de la cavidad uterina.
La visita al veterinario es obligada en estos casos, sobre todo cuando la cantidad de flujo no disminuye a medida que pasan los días y permanece su aspecto desagradable.
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Fiebre de la gata durante el parto
Cuando una hembra felina tiene fiebre durante el parto de sus cachorros, puede padecer algún tipo de infección, y hay que consultar al veterinario. Si el nacimiento de los gatitos se alarga en el tiempo, el canal del parto va a quedar expuesto, como si de una herida abierta se tratara, a infecciones que provocarán fiebre. También cuando se origina un aborto espontáneo de cachorros puede provocarse una infección en el útero de la hembra.
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La actitud de la madre
El comportamiento de la gata durante el parto es un signo que apunta si el nacimiento de las crías va por buen camino. Si el animal está inactivo, decaído o incluso adormilado, puede ser una señal de que está enferma, o bien de que tiene algún tipo de dolencia por problemas como una hemorragia interna o incluso que está agotada, por lo que necesitará ayuda para traer al mundo a su camada.
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Hemorragias durante el parto
Durante el parto las gatas echan un líquido placentario, al igual que lo hacen todas las hembras mamíferas. No obstante, si este líquido se convierte en sangre abundante, con un color intenso y denso, hay que acudir al veterinario: puede ser síntoma de problemas como una rotura de útero.
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Ecografía
Es positivo realizar una ecografía a la gata embarazada para conocer el número de cachorros que aloja en su útero y evitar que quede alguno muerto sin nacer.
Un animal sano
Una gata que llega al parto sana y con un peso adecuado es propensa a tener una camada en buen estado y un proceso sin problemas. El exceso de grasa aportará dificultades para la salida fluida de las crías por el canal uterino de la hembra, por lo que conviene que la hembra no tenga sobrepeso en el momento en que se quede preñada, durante la gestación ni con el nacimiento de sus hijos.