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Temporada de oruga procesionaria: riesgos para los perros y cómo protegerlos

6 minutos
Los perros y otros animales domésticos se ven afectados al entrar en contacto con la oruga procesionaria, una larva que desencadena reacciones alérgicas e inflamatorias, que pueden ser graves si no se actúa con rapidez.
Temporada de oruga procesionaria: riesgos para los perros y cómo protegerlos
Georgelin Espinoza Medina

Escrito y verificado por la bióloga Georgelin Espinoza Medina

Última actualización: 30 abril, 2025

Aunque solemos pensar en serpientes o insectos exóticos como amenazas para nuestras mascotas, existe un enemigo silencioso que aparece cada año en parques y zonas arboladas: la oruga procesionaria del pino. Esta pequeña larva, perteneciente a la mariposa nocturna Thaumetopea pityocampa, está recubierta de pelos urticantes altamente tóxicos que pueden provocar desde fuertes reacciones alérgicas hasta la muerte en perros si no se actúa a tiempo.

Su nombre proviene de la forma en que se desplaza —en fila, como en una procesión— y suele encontrarse en los pinares durante los meses más cálidos. Si tienes un perro y sueles pasear por zonas verdes, es fundamental que sepas cómo identificarla, cuáles son los síntomas tras el contacto y qué hacer para proteger a tu mascota. En este artículo te contamos todo lo que debes saber sobre la oruga procesionaria y cómo prevenir sus peligros. Comencemos.

Riesgos para los perros

Los perros y otros animales domésticos se ven afectados al entrar en contacto con los pelos urticantes de esta oruga. En sí, se pueden presentar reacciones inflamatorias o alérgicas. Esto gracias a las sustancias de naturaleza proteica que contienen en su interior.

Las reacciones pueden ser locales, en las regiones de contacto con los pelos urticantes o hasta generalizadas, si ocurre alguna inhalación de los mismos. En casos graves, puede producirse dificultad respiratoria y poner en riesgo la vida del animal.

Síntomas de la picadura de la oruga procesionaria en perros

Por lo general, el contacto es oral y los síntomas se aprecian con rapidez. Estos incluyen los siguientes:

  • Nerviosismo
  • Hipersalivación
  • Irritación ocular
  • Inflamación de los párpados
  • Pueden presentarse vómitos
  • Irritación, picazón y erupción facial
  • El animal intenta rascarse la cara o el hocico
  • Hipertermia o incremento de la temperatura corporal
  • Inflamación de la zona de la cara, el hocico y la lengua
  • En casos graves, pueden aparecer necrosis o muerte del tejido lingual, úlceras de la lengua y dificultad respiratoria.

Una publicación de la revista Badajoz Veterinaria reportó un caso clínico de un perro bóxer de 10 meses de edad que estuvo en contacto con la oruga procesionaria del pino. Entre sus síntomas se incluyeron los siguientes: apatía, decaimiento, inflamación de los labios, hipersalivación, incremento de la temperatura corporal, coloración azulada e inflamación de la lengua, incluso con úlceras en la misma.

El animal mejoró con atención inmediata y tratamiento. No obstante, presentó desprendimiento de la parte más afectada de la lengua, aunque sin perder su funcionamiento.

Generalidades de la oruga procesionaria

T. pityocampa es un lepidóptero que pasa por algunas fases o estadios durante su ciclo biológico. En este caso, comienza como huevo, pasa a la etapa de oruga o larva, sigue la pupa o crisálida y, por último, se convierte en adulto, es decir, en polilla.

La polilla posee gran envergadura, entre 36 y 49 milímetros en el ejemplar femenino y de 31 a 39 en el masculino, es decir, que la hembra es más grande que el macho. Su cuerpo presenta pelos de color gris, mientras que sus alas son también grisáceas con tres franjas más oscuras.

La fase larvaria de T. pityocampa u oruga procesionaria es de color pardo, con abundantes pelos urticantes de color blanquecinos, amarillos y naranjas en sus flancos. En esta fase el animal está activo, se alimenta y atraviesa cinco estadios y cuatro mudas, incrementando su tamaño en cada una de ellas, hasta desarrollarse por completo. El tamaño final alcanzado es de alrededor de 30 a 40 milímetros de longitud.

La oruga procesionaria es de color pardo, con numerosos pelos urticantes que se forman a partir del tercer estadío. Se desplaza en fila. Crédito: Fernando Losada Rodríguez/Wikimedia Commons.

Esta larva recibe su nombre particular por el hecho de realizar agregaciones y procesiones ordenadas, unas detrás de otras, cuando se encuentran en búsqueda de alimento y del lugar de enterramiento para pasar a la etapa de pupa.

La oruga procesionaria se encuentra y moviliza por los árboles de pino, agrupándose en colonias, formando bolsones o nidos blanquecinos, que le sirven de protección contra el frío invierno. Durante su último estadio larval se entierra bajo el suelo, como un capullo (fase de pupa), que también se encuentra recubierto de pelos urticantes.

¿Dónde se encuentra?

Esta especie se distribuye en Europa, el norte de África y el Oriente Medio. En el continente europeo, la podemos encontrar en la zona mediterránea. Habita en todos los tipos de pinos y en algunos cedros. Su distribución y desarrollo están influenciadas por las condiciones climáticas.

¿Cuál es la temporada de avistamiento de orugas procesionarias?

Por lo general, las hembras ponen sus huevos entre mayo y octubre. Las larvas terminan su desarrollo con el final del invierno. Por lo tanto, durante la primavera es común observar las procesiones de esta oruga en el suelo, mientras buscan un lugar de enterramiento. Los adultos emergen de la pupa en el verano siguiente o hasta cuatro más, si las condiciones no han sido favorables y entran en diapausa.

¿Qué hacer en caso de que un perro entre en contacto con una oruga procesionaria?

Cualquier sospecha de contacto de un perro con la oruga procesionaria debe tomarse como una emergencia. Por lo tanto, se debe actuar con rapidez y llevar al animal con un médico veterinario para que realice el diagnóstico y proporcione el tratamiento adecuado.

Si el perro se encuentra en la zona de los pinares, hay que apartarlo y de ser posible retirar las orugas o los restos, tomando medidas preventivas, como el uso de guantes, ya que el insecto también afecta al ser humano.

De igual forma, los lavados con agua tibia pueden resultar beneficiosos, pero hay que tener cuidado de no frotar la zona afectada, para evitar empeorar el cuadro.

Medidas preventivas

Ante el peligro que corren los canes por el contacto con la oruga procesionaria, es mejor tomar precauciones. Les recomendamos tomar en cuenta las siguientes medidas preventivas:

  • Evitar en lo posible pasear a la mascota en lugares con pinares. En especial, durante la primavera, época en la que se observan a las orugas en procesiones, mientras buscan un lugar de enterramiento.
  • Mantener a los animales vigilados y controlados, cuando se encuentren en espacios abiertos.
  • Evitar que los perros mantengan contacto con los insectos.

La oruga procesionaria: un peligro para los perros

Como hemos visto, el contacto con la oruga procesionaria representa un verdadero peligro para los perros y una emergencia médica. Esto gracias a las reacciones inflamatorias y alérgicas que puede desencadenar en las mascotas. También constituye un riesgo para nosotros, los seres humanos.

Por lo tanto, es importante tomar acciones preventivas, en especial, durante la época de la primavera. Y ante cualquier sospecha de contacto, es indispensable acudir con el médico veterinario, para una atención inmediata y reducir los riesgos para la salud del can.


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