Los murciélagos y la rabia: ¿pueden ser transmisores?

Los murciélagos son, cada vez más a menudo, señalados como portadores de enfermedades graves que afectan a los animales domésticos y a los seres humanos.
Los murciélagos y la rabia: ¿pueden ser transmisores?
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 20 febrero, 2021

La rabia es una enfermedad ya considerada como antigua, temida durante generaciones en todo el mundo por sus gravísimas consecuencias. Pese a que lleva entre nosotros mucho tiempo, sigue presente tras todos los esfuerzos por erradicarla.

Por eso, se buscan nuevas especies que puedan ser responsables de la permanencia del virus en la naturaleza. Ahí es donde se analiza la relación entre los murciélagos y la rabia. La realidad es que estamos muy acostumbrados a oír hablar del perro, del lobo o del zorro como transmisores, pero ¿somos conscientes de que existen otras posibilidades?

La rabia en los carnívoros

Esta enfermedad en mamíferos distintos de los quirópteros —murciélagos y parientes— es producida por el virus común de la rabia, un Lyssavirus. Aunque este virus sea capaz de infectar a cualquier mamífero, solo los carnívoros pueden actuar como reservorios.

Existe una fuerte adaptación de las distintas cepas del virus a las especies animales que infectan. De esta manera, se establecen barreras de transmisión entre taxones y el virus se especializa en un solo tipo de mamífero.

De todas formas, existen las llamadas «salpicaduras» o transmisiones ocasionales de cepas asociadas a una especie, a otra diferente. Los casos humanos de rabia constituyen un ejemplo típico de esto.

El problema surge cuando una de estas salpicaduras fructifica en una adaptación a la nueva especie, lo que se conoce como «salto específico». Así, se crea un nuevo reservorio y, por tanto, un nuevo ciclo epidemiológico. Por fortuna, los saltos específicos son muy infrecuentes, ya que suelen causar nuevas formas de la enfermedad.

Un murciélago pescador.

Los murciélagos y la rabia, un salto específico exitoso

La historia natural, epidemiológica y etiológica de la rabia en los murciélagos es diferente en cada continente. En América, los quirópteros se infectan con el virus común, aunque los estudios muestran algunas diferencias con las cepas de los carnívoros. Por otro lado, en otros continentes la rabia en murciélagos corre a cargo de otros Lyssavirus diferentes.

Es bastante habitual descubrir nuevas cepas del virus de la rabia en poblaciones de murciélagos silvestres. La distribución de estas cepas al resto del mundo, al tratarse de animales voladores, es más sencilla, si bien es cierto que pocos casos de rabia humana encuentran su origen en estas nuevas cepas.

Queda patente, por tanto, que la biodiversidad de los Lysisavirus es mucho mayor entre los quirópteros que en cualquier otro grupo zoológico.

Además, la infección en los murciélagos suele ser leve o asintomática, a diferencia de lo que ocurre en otros mamíferos. Así, es mucho más difícil de detectar y controlar su dispersión. De hecho, se cree que la rabia existe en los murciélagos desde tiempos remotos, pues hizo el salto específico hace muchos años.

¿Existe conexión epidemiológica entre la rabia en murciélagos y en el resto de carnívoros?

El único continente donde la misma cepa del virus es responsable de ambas infecciones es América. Además, en sus áreas tropicales existen murciélagos hematófagos, cuyos hábitos alimenticios hacen que se produzca una interacción frecuente entre especies. Esto genera un problema grave, no solo para la fauna silvestre, sino para la salud pública y la ganadería.

Lo habitual es que los quirópteros tengan hábitos insectívoros o frugívoros, por lo que apenas interaccionan con otros mamíferos. Por eso, en otros continentes —como es el caso de Europa— se conocen pocas infecciones en animales terrestres producidas por cepas de murciélago. En contraste, Estados Unidos y Canadá reportan a menudo casos en animales y en humanos.

Esta mayor casuística que presenta Norteamérica frente a Europa se achaca a una probable mejor transmisibilidad del virus a especies diferentes de los murciélagos. Esto impide que los resultados de los estudios realizados en uno u otro continente no se puedan extrapolar al resto.

Conclusión: Los murciélagos y la rabia, un factor más a tener en cuenta

A la hora de la verdad, una enfermedad que puede presentarse en todo tipo de mamíferos silvestres no será fácil de erradicar. De hecho, con toda probabilidad, será casi imposible. Eso no quiere decir que no exista una forma de evitar la transmisión descontrolada o la aparición de casos en los humanos.

La solución siempre será establecer un potente sistema de vigilancia epidemiológica que contemple todas las especies que pueden actuar como reservorio. Entre todas estas especies, queda patente que se encuentran los murciélagos.

En las ciudades, es muy común encontrar colonias de murciélagos insectívoros que pueden llegar a ser portadores del virus de la rabia hacia los humanos. Por ello, es de extrema importancia realizar una adecuada vigilancia epidemiológica sobre estas poblaciones. Así, se puede llegar a detectar de forma precoz si existe o no circulación del virus.

Las mejores estrategias para luchar contra la rabia, por lo tanto, incluirán estos 2 importantes puntos:

  1. Sistemas de vigilancia activa en animales susceptibles de ser transmisores.
  2. Métodos de reducción del número de animales susceptibles a través de la vacunación.
Los murciélagos y la rabia: ¿pueden transmitirlo?

No hay que olvidar que la recopilación constante de información sobre los reservorios silvestres del virus es esencial para mantener estas estrategias actualizadas. Para poder diseñar nuevas técnicas que ayuden a mantener a la tan temida rabia a raya, hay que conocer a la perfección la biodiversidad que nos rodea.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.