Jirafa somalí: hábitat y características

La jirafa somalí es capaz de ingerir hasta 66 kilogramos de comida al día, pero en las zonas con pocos recursos solo necesita 7 kilos diarios de vegetal para sobrevivir.
Jirafa somalí: hábitat y características
Cesar Paul Gonzalez Gonzalez

Escrito y verificado por el biólogo Cesar Paul Gonzalez Gonzalez.

Última actualización: 08 febrero, 2022

La jirafa somalí es reconocida por su gran cuello alargado, que en algún momento logró inspirar las teorías evolutivas más innovadoras de su tiempo. A pesar de que es una especie endémica de África, lo más probable es que te hayas encontrado con ella en algún zoológico local. Aunque pueda parecer tranquila, en algunos puntos de su vida exhibe comportamientos agresivos, que acaban en luchas de gigantes.

En este espacio, se hablará de una de las especies terrestres más grandes que existen, Giraffa reticulata, un mamífero sin igual que tiene mucho que contar. Sigue leyendo y conoce todo acerca de este enorme y curioso organismo.

Hábitat y distribución de la jirafa somalí

Este mamífero puede encontrarse en el norte y noreste de Kenia, con algunas poblaciones pequeñas al sur de Somalia y Etiopia. En el pasado, se creía que la jirafa conformaba una sola especie y se distribuía por toda África, lo cual dista mucho de la realidad. De hecho, según un artículo publicado en la revista Current Biology, existen 4 especies de jirafas distintas con distribuciones diferentes.

Los hábitats de este vertebrado se componen de áreas amplias, desérticas y con presencia de árboles, cuya vegetación sea dominada por acacias. Las poblaciones de esta jirafa coexisten con los humanos, que en estas zonas se ganan la vida por medio de la cría de ganado y el pastoreo.

Una jirafa somalí con sus compañeras.

Características de la jirafa somalí

La jirafa es el animal terrestre más grande del mundo, ya que alcanza los 5,7 metros de altura y tiene un peso de casi 2 toneladas. Aunado a esto, presenta un par de pequeños cuernos osificados en su cabeza, que suelen estar rodeados por piel y pelo, casi como un par de “antenas”. Además, su cola es tan delgada que le sirve como látigo para ahuyentar insectos.

Aunque el dimorfismo sexual no es muy evidente, los machos son más grandes que las hembras, e incluso, pueden presentar un segundo par de cuernos. Con respecto a esto, un artículo publicado en la revista científica Oecologia menciona que la diferencia se encuentra en cómo se comportan al conseguir su alimento. En otras palabras, como los machos son más voraces, presentan mayores tamaños.

Estos ejemplares suelen tener una coloración distintiva, que consiste en una piel color amarillo-naranja, con manchas en forma de polígonos a lo largo del cuerpo. Además, estos polígonos funcionan a su vez como una huella dactilar, ya que el mismo patrón no se repite en otros individuos.

Comportamiento

La especie forma rebaños o grupos con 10 o 20 individuos de ambos sexos. Los ejemplares mantienen un estatus social por medio de jerarquías, pues existe un macho dominante que determina su posición a a través de peleas. Durante los conflictos, los machos se paran al lado del otro, mientras comienzan a golpearse usando sus cuellos como látigos y sus cuernos como clavos.

Los resultados de cada batalla les otorgan cierto rango dentro del rebaño, por lo que el macho dominante es el más fuerte de todos. Esto son malas noticias para los perdedores, ya que normalmente no les será permitido reproducirse con las hembras del grupo. Por esta razón, la estructura y cantidad de los miembros cambia de forma constante, debido a la salida y entrada de nuevos individuos.

Por otro lado, las hembras son más sociables y menos agresivas, llegando a conformar grupos sin machos. Sin embargo, durante cada época de reproducción salen en búsqueda de pareja, ocasionando la ruptura del rebaño.

Alimentación de la jirafa somalí

Las jirafas somalíes son organismos herbívoros cuyo alimento principal son las hojas de los árboles de acacia. Por esta razón, sus cuellos alargados constituyen una de sus mejores adaptaciones, ya que les permiten alcanzar las ramas más altas. Además, en algunas ocasiones también consumen piedras, para complementar los minerales de su dieta.

Al igual que sucede con otros herbívoros, esta especie es rumiante, lo que significa que pasa bastante tiempo remoliendo su alimento, regurgitándolo y volviéndolo a remoler. Esto es necesario, ya que es difícil obtener los nutrientes de las hojas, flores y vainas, por lo que las jirafas tratan de triturarlas para eficientar este proceso. De hecho, por esta misma razón es que presentan un estomago de 4 cámaras.

Reproducción de la jirafa somalí

Las jirafas tienen una curiosa forma de percibir si la hembra está receptiva o no, ya que por medio del reflejo de Flehmen reconocen feromonas que las delatan. Esto sucede cuando retraen sus labios y muestran las encías, exponiendo su órgano vomeronasal, que es el encargado de detectar olores. En otras palabras, los machos hacen pruebas de orina que les permiten saber si la posible pareja es fértil.

Cuando el macho detecta que la hembra se encuentra lista, comienza a cortejarla para poder aparearse. Esto lo realiza tomando su cola, como si pidiera permiso. La contraparte puede ignorarlo o aceptarlo y sostener también la cola del prospecto. De este modo, se forma la pareja por al menos una temporada.

El olfato de este animal juega un papel muy importante en la reproducción. Esto se debe a que, a través de este sentido, los individuos pueden reconocer si una hembra es más fértil que otras, permitiéndoles seleccionar a la más “apta”. Elegir al mejor pretendiente es esencial para este mamífero, ya que solo puede aparearse cada 20 o 30 meses, por lo que así asegura el éxito de su camada.

Cuidando a la pareja

Los ejemplares de esta especie son considerados polígamos, debido a que no mantienen una sola pareja para toda la vida. De hecho, es por esta razón que los machos evitarán a toda costa que algún otro pretendiente se acerque a la hembra hasta que haya nacido su cría.

Gestación y nacimiento

La gestación durará alrededor de 457 días y el nacimiento tomará lugar entre los meses de mayo y agosto. La madre puede dar a luz mientras camina y cuando está parada, por lo que su cría caerá al suelo de una altura de 2 metros. Esta no sufre ninguna herida grave, de hecho, justo después de caer se levanta por sí misma y comienza a amamantarse.

Cuidados de la cría e independencia

Durante las primeras semanas, los pequeños son cuidados por sus madres de forma incesante. Sin embargo, a partir del mes de vida, las hembras del grupo se reparten el trabajo formando guarderías, en las que concentran a los neonatos. Gracias a esto, pueden buscar agua y comida sin temor a que sus crías estén solas.

Por su parte, las crías se volverán independientes cuando cumplan los 4 o 5 años de edad. De hecho, debido a que son organismos que siguen una jerarquía, los machos parten en busca de un grupo en donde puedan ser los dominantes. Esto los induce a separarse y ser solitarios durante un tiempo, por lo menos hasta que encuentren un rebaño o formen el suyo propio.

Estatus de conservación

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, este mamífero está catalogado como especie amenazada. Esto se debe a su población tan reducida y fragmentada, que lo restringe a zonas específicas en África. Es más, su hábitat se ha visto invadido y destruido, debido al incremento de actividades ganaderas en la zona, producto de la cantidad de habitantes locales.

Además, debido a su enorme tamaño, esta jirafa es cazada para el consumo de su carne. De hecho, al menos el 30 % de las comunidades cercanas a su medio natural han consumido carne de jirafa. Al mismo tiempo, los pobladores cazan a esta especie como parte de sus costumbres, lo que les da un mejor estatus social dentro de su comunidad.

Las jirafas son animales que duermen de pie.

A pesar de la apariencia simpática de las jirafas, todas ellas se encuentran clasificadas en alguna categoría de riesgo. Es por esta razón que los zoológicos funcionan como una “Arca de Noé” que les da una oportunidad extra de enfrentarse a la extinción. Por desgracia, a día de hoy algunas especies corren más peligro en su hábitat natural que en cautividad.


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