Mis gatos juegan o se pelean: ¿cómo saberlo?

Las peleas entre gatos pueden llegar a causar heridas complicadas. ¡Descubre aquí cómo diferenciar una agresión del juego normal!
Mis gatos juegan o se pelean: ¿cómo saberlo?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 26 julio, 2023

Los juegos de los animales no humanos suelen incluir garras y dientes. Esto —que no tiene por qué suponer un peligro— sí causa confusión en los tutores, que muchas veces no saben si sus gatos juegan o se pelean. No obstante, distinguirlo se vuelve más sencillo si sabes a dónde mirar.

Por tanto, en este espacio encontrarás consejos para interpretar el lenguaje corporal de los felinos domésticos, de manera que seas capaz de distinguir un juego entre gatos de una pelea real. No te pierdas nada, pues es esencial conocer cómo se relacionan los animales que viven contigo.

¿Qué hacer para distinguir si mis gatos juegan o se pelean?

Como se decía, para saber si dos gatos están relacionándose de forma amistosa o en mitad de una pelea, es necesario atender al lenguaje corporal. En este sentido, es preciso destacar que la frontera entre las conductas afiliativas y agonísticas no siempre es clara. De hecho, en algunos casos, es posible percibir puntos «intermedios».

No solo eso, también puede presentarse una interacción de juego, capaz de transformarse en una pelea, si las condiciones son propicias. Sin duda, algunas señales son más sutiles que otras, así que presta atención a las explicaciones que tienes a continuación.

Comportamientos afiliativos: el juego que crea vínculos

Dos gatos juegan en un jardín.
Un juego se distingue de una agresión por el lenguaje corporal. Crédito: Emilian Robert Vicol/Pixabay.

En primer lugar, describiremos el juego entre gatos. Cuando se sienten juguetones, los felinos domésticos pueden mostrar comportamientos que parecen agresivos, como dilatar las pupilas, mover la cola como si estuvieran agitados o acechar para lanzarse sobre pies o manos. Sin embargo, en estos casos no existe intención agonística ninguna.

La clave para distinguirlo es que todos estos comportamientos son mucho más silenciosos e ineficientes que los que se observan en una situación de agresión. Es decir, los mordiscos no van a causar heridas, no escucharás bufidos ni maullidos desgarrados, ni tampoco verás que se eriza el pelaje del lomo o la cola.

Además, el gato podría adoptar posiciones comprometidas, como mostrar el vientre, que en situaciones de peligro nunca se observarían.

Por tanto, se observan conductas de control del medio y de provocación, pero no defensivas o agresivas. Los gatos tienden a imitar los comportamientos del otro y sería muy raro que apareciesen lesiones después de la interacción. Vamos a ver qué encontraríamos si dos gatos estuviesen en una pelea.

Comportamientos agonísticos en gatos: la verdadera pelea

Cuando dos gatos se preparan para una pelea, lo más probable es que lo primero que hagan sea tratar de evitarla a través de la intimidación (al contrario que en el juego, que invitan al otro a participar). En este caso, se observan manifestaciones específicas de la agresión y la amenaza como las siguientes:

  • maullidos prolongados y fuertes, con un tinte ronco que asciende hasta un chillido agudo;
  • pelaje del lomo y de la cola erizados;
  • bufidos (exposición de colmillos);
  • arqueamiento del lomo;
  • aproximaciones intimidantes, sin llegar a pelear, para que uno de los dos se aleje.

En caso de que se inicie la pelea, las agresiones serán mucho más escandalosas y dirigidas a hacer daño de verdad. Aquí sí que podrás ver heridas después del encontronazo.

Juegos que acaban mal

Si bien estas señales parecen claras —una vez se entrena el ojo para detectarlas—, siempre hay ocasiones en las que la situación no es blanca ni negra. Estas conductas afiliativas y agonísticas pueden entremezclarse cuando el juego escala hacia lo agresivo.

De acuerdo con un artículo de la revista Nature, «existe una categoría media entre el juego social mutuo y el agonismo», en el que comportamientos de un tipo y del otro están presentes durante la interacción.

Podrías preguntarte: ¿qué sentido o utilidad tiene esto? Pues, lejos de resultar confuso para los félidos, según un artículo divulgado en la revista Frontiers in Veterinary Science, cuando los gatos se acercan más a la pelea que al juego, ponen a prueba sus habilidades de caza. Cuando esta interacción es recíproca, ya se hablaría de un intercambio social más orientado al juego afiliativo.

Los etólogos felinos recomiendan ser flexibles a la hora de interpretar el comportamiento de estos animales, pues son varios los objetivos que se persiguen con las diferentes interacciones (no solo pelear o jugar).


¿Cómo detener una pelea entre gatos?

Dos gatos en plena pelea.
En caso de que un gato agreda a otro, la mejor opción es mantenerlos en lugares separados para que no tengan contacto hasta atender la causa de esta conducta. Crédito: Kamchatka/Freepik.

Después de aprender a diferenciar si dos gatos juegan o se pelean, aparece la siguiente pregunta: «¿y si se están peleando, qué hago?». El primer instinto que llega es, por supuesto, meterse en medio para separarlos.

Sin embargo, esto no es lo más recomendable, pues puedes hacer escalar la agresividad y llevarte una buena herida de recuerdo. ¿Qué hacer, entonces? Lo más recomendable es asustarles: dar un golpe en una mesa o una palmada fuerte, así como hacer chocar dos cacharros de cocina.

Una vez se separen, aíslalos en habitaciones separadas. Hasta que no veas desaparecer los signos de estrés y ansiedad en ellos, no permitas que vuelvan a interactuar. Y, a partir de la pelea, deberías seguir los pasos de una introducción —como si fuera la primera vez que se ven—, lo más progresiva posible.

¿No será peor asustarles para que se separen?

Aunque estresar a tu animal no es algo que debas hacer para condicionarle, en estos casos es mejor separarlos así y luego atenderles por separado para ver si tienen alguna lesión. De todos modos, cuando dos gatos se pelean es porque han ocurrido roces previos que les ha llevado hasta ese punto, así que siempre es mejor prevenir que curar.

¿Cómo prevenir peleas entre mis gatos?

Cada animal tiene su propia personalidad y actúa, en parte, guiado por sus instintos. En el caso de los gatos, su ascendencia silvestre coexiste con el largo proceso de domesticación, por lo que conviene tratar cada situación de manera individual.

El primer paso, como imaginarás, es conocerles a fondo y saber cuándo tus gatos juegan o se pelean.

Ante cualquier señal de que podría haber tensiones entre ellos, tu tarea será mejorar las condiciones de su convivencia. A continuación, te compartimos algunas medidas que puedes aplicar:

  • Saber los pasos para llevar a cabo una presentación exitosa: asegúrate de hacerlo, antes de introducir un segundo gato en tu hogar.
  • Reforzar las aproximaciones positivas: la recomendación es nunca obligar a interactuar.
  • Proporcionar espacios separados para el descanso, la alimentación y la deposición: es muy importante que tengas varias camas, arenas y cuencos para que ellos puedan elegir. Algunos félidos necesitan más intimidad que otros.
  • Brindar enriquecimiento ambiental: consiste en añadir elementos que enriquezcan la vida del animal, como rascadores, juegos de inteligencia o interacción social con el humano. Una investigación publicada en la revista Applied Animal Behaviour Science afirma que estimular la mente del gato y ayudarle a poner en práctica comportamientos naturales reduce el estrés.
  • Considerar la utilización de hormonas felinas: en algunos casos, ese aporte ayuda a reducir el estrés y la ansiedad en gatos, lo cual te ayudará a favorecer interacciones positivas entre ellos.
  • Mantener un ambiente de calma y paz en casa: pues los felinos también se ven afectados por su entorno.
  • Descartar la adopción de un gato antes de su destete: además de problemas de salud, implica un aumento de comportamientos agresivos y estereotipias. Si, por ejemplo, se tratara de un huérfano o un rescate, ten en cuenta que tendrás que hacer especial hincapié en educarle en su etapa de socialización.


La importancia de contar con el consejo profesional

Cuando se presenten situaciones que puedan generar la confusión en torno a si se trata de un juego o una pelea, la recomendación es vigilar la interacción entre los gatos. Esto cobra una mayor relevancia si se trata de felinos que tienen poco tiempo conociéndose o son sus primeros juegos.

Lo mejor que puedes hacer es considerar la ayuda de un etólogo felino, pues no siempre tenemos todos los recursos teóricos y prácticos a nuestro alcance. Por último, recuerda que esta responsabilidad no tiene por qué ser una carga: cuidar de ellos puede ser la mejor experiencia de tu vida.


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