Errar es humano y perdonar es canino

Errar es humano y perdonar es canino

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 21 octubre, 2015

Parafraseando el dicho errar es humano y perdonar es divino, se popularizó entre aquellos que aman a sus mascotas decir que perdonar es canino.

Basta con ver a dos perros que tienen una pelea en medio del juego -y cómo a los pocos segundos la agresión desaparece y están divirtiéndose juntos otra vez- para comprender el poco espacio que ocupa el rencor en sus vidas.

Nosotros, seres rencorosos, aspiramos a ser perdonados por ellos. Además, casi siempre lo logramos.

Perdón animal

perro persona

El perdón, además de ser parte de la naturaleza humana, también lo es de la de otros animales. Se han podido ver estas actitudes en, por ejemplo:

Por supuesto, como ser social que es, la reconciliación y el perdón es inherente al perro.

Los animales sociales buscan la reconciliación

Así es que los hombres y otros animales sociales, como nuestros amigos peludos, si no reparamos las relaciones con seres cercanos y queridos, perdemos las ventajas de la cooperación. En resumen, los animales sociales –entre ellos el humano y el perro- se reconcilian porque se necesitan.

El científico Frans De Waal, que se ha pasado más de 30 años estudiando las conductas de los primates, explica que el perdón, muchas veces considerado como algo exclusivo de los hombres, también podría ser una tendencia natural entre los animales cooperativos.

Así señala que, en la medida en que los datos de la vida social se guardan a largo plazo en la memoria -en la mayor parte de los animales y en los humanos- existe una necesidad de superar el pasado en beneficio del futuro.

Siguiendo este razonamiento, la tendencia a la reconciliación sería un cálculo de carácter político o social que varía de acuerdo a la especie, el género y el tipo de sociedad.

Perdonar es canino

Suele observarse cómo muchas veces, perros que han sido maltratados por humanos, vuelven a confiar en otras personas que les ofrecen cariño y cobijo.

Sin estos ejemplos extremos, bien podemos señalar que cotidianamente, e incluso sin darnos cuenta, podemos tener actitudes arbitrarias con nuestras mascotas que son pasadas por alto o rápidamente olvidadas por ellas.

Más allá del tema de que la memoria de los perros funciona de manera distinta a la nuestra, o de que utilizan señales de calma, y lejos de cualquier afirmación científica al respecto, todo parecería indicar que los peludos tratan de entender nuestras actitudes y nos disculpan por ellas.

“La reconciliación  no sólo existe sino que está muy presente en los animales sociales. Hasta el perdón, a veces considerado exclusivo de la especie humana, podría ser una tendencia natural entre los animales cooperativos.”

-Frans De Waal-

Cómo funciona la memoria de los perros

Es que, si observamos sus actitudes cotidianas, el perro parece no tener memoria para guardar rencor.

Pero, ¿cómo funcionan los distintos tipos de memoria de los peludos? Veamos:

  • La asociativa. Es la que les permite aprender distintos comandos utilizados para su entrenamiento.
  • La mecánica. A través de ella, saben qué movimientos realizar para solucionar una situación. Por ejemplo, para resolver juegos de ingenio elaborados para ellos en los que deben sortear diversos obstáculos para conseguir una recompensa.
  • La afectiva. Es la que relaciona sus estados anímicos con situaciones concretas. Puede manifestarse cuando los animales vomitan o babean cuando se los sube a un vehículo. En resumidas cuentas, se trata de un sentimiento con una carga emocional especial que se manifiesta cada vez que se da una situación que previamente había adquirido un significado positivo o negativo.

Memoria y perdón

perro-chica-nariz

Además, nuestros amigos perrunos, aparte de tener muy desarrollado el sentido del olfato, poseen una gran memoria olfativa. Si bien, no recuerdan los olores a voluntad, cuando entran en contacto con un olor al que habían sido expuestos con anterioridad, lo recuerdan de inmediato.

Sin embargo, carecen de memoria temporal. No tienen capacidad para recordar un momento exacto o una fecha. Pero de todas formas, gracias a su memoria episódica, pueden asociar una persona con buenos o malos recuerdos, aunque carezcan de la posibilidad de recordar en qué momento ocurrió ese hecho.

Quizá por este mecanismo, también puedan elegir perdonar.


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