Existen muchos invertebrados de tamaño microscópico cuya labor es clave para los ecosistemas. Estos se encargan de reciclar la materia orgánica en descomposición, y en el proceso, “limpian” el entorno y evitan que se propaguen enfermedades por él. Unos de los animales con esta labor que más curiosidades reportan son los colémbolos.
Quizá nunca hayas visto un colémbolo en su estado salvaje, pero te aseguramos que basta con raspar un pedazo de madera podrida de un tronco o coger un puñado de suelo húmedo para encontrar cientos de estos simpáticos invertebrados. Si quieres saber sobre ellos y su mundo microscópico, sigue leyendo, pues te presentamos 10 curiosidades sobre los colémbolos.
1. No son insectos… ¿pero tampoco son arañas?
La situación filogenética de los colémbolos es cuanto menos controvertida. Hasta hace un tiempo, se confundían con miembros de la clase Insecta, ya que poseen 3 pares de patas y un plano corporal similar (cabeza, tórax y abdomen). De todas formas, carecen de alas, tienen apéndices abdominales y a nivel genético no son parientes cercanos de los insectos.
Así pues, los colémbolos ocupan un lugar un poco confuso: una clase propia denominada Entognatha, debido a su mandíbula internalizada. Aunque formen este grupo, algunas de las especies de colémbolos están tan poco relacionadas entre ellas como con los insectos de los que se diferencian. Sin duda, es un invertebrado de difícil catalogación en el árbol de la vida.
Se estima que existen más de 6000 de especies de colémbolos descritas a día de hoy.
2. Cuerpos pequeños, pero complejos
Los colémbolos son animales muy pequeños, pues prácticamente todos miden menos de 6 milímetros y tienen 6 o menos segmentos abdominales. Además, portan un rasgo distintivo que no está presente en otros invertebrados: un tubo ventral o coloporo en el primer segmento ventral de su cuerpo. Se cree que este ese esencial para la osmorregulación y la recogida de agua.
El cuerpo del ejemplar puede ser largo o globular, dependiendo del tipo de colémbolo que se esté analizando. De todas formas, su tubo digestivo y órganos internos son casi siempre observables por transparencia debido a su tamaño muy reducido.
2. Diferentes formas para diferentes grupos
Como hemos dicho, los colémbolos forman su propia clase escindida de los insectos, y por ello, cuentan con integrantes bastante dispares entre sí. En la siguiente lista, te mostramos los órdenes que representan a estos invertebrados y sus particularidades:
- Poduromorpha: sus zonas corporales son visibles y tienen 6 segmentos abdominales bien diferenciados. Tienden a ser algo más “gorditos” y con extremidades más reducidas que el resto de colémbolos.
- Entomobryomorpha: son similares a los anteriores en lo que a longitud se refiere, pero sus antenas protruyen más sobre la cabeza y presentan patas más delgadas y largas. Son los más parecidos a los insectos al uso.
- Symphypleona: se distinguen del resto a la perfección, pues presentan un abdomen muy redondo y su forma es casi esférica.
- Neelipleona: su situación taxonómica no es nada clara, pues se distinguen poco de los sinfipleones.
4. ¡Una estructura para saltar!
Los colémbolos alargados suelen presentar una estructura muy especial en su cuarto segmento: la furca. Tal y como indican documentos profesionales, esta se encuentra relacionada con el desplazamiento: se puede quedar “atascada” en el tercer segmento del cuerpo del animal y, al acumular tensión, se libera de golpe permitiendo la producción de un gran salto.
La acumulación de fuerza y la producción del salto juntas tardan unos 18 milisegundos en tener lugar. Por ello, los colémbolos tienen fama de ser saltarines y muy esquivos, si es que su tamaño enano no era ya suficiente.
5. Los colémbolos pueden ajustar su tamaño a las temperaturas
Una de las curiosidades más llamativas de los colémbolos es que son capaces de ajustar su forma corporal a las demandas ambientales. Según la revista SCIENCE, tras cada muda de exoesqueleto estos invertebrados pueden reducir su tamaño corporal hasta en un 30 % si hace mucho calor. Este mecanismo está mediado por los genes del animal.
Cuando las temperaturas son altas, el metabolismo aumenta. Un colémbolo más pequeño requiere menos energía para mantenerse y tiene más probabilidades de sobrevivir.
6. Una distribución cosmopolita y especializada
Los colémbolos son criptozoos, es decir, organismos muy pequeños que se desarrollan bien en la oscuridad y en condiciones de humedades relativas medias-altas. Se pueden encontrar debajo de cualquier hoja o corteza de un bosque húmedo, pues se alimentan de todo tipo de materia orgánica (vegetal o animal) que se halle en proceso de descomposición.
Se tratan de los animales macroscópicos con más densidad poblacional posible. Por ejemplo, si coges un metro cuadrado de tierra con hojas podridas se encontraran en él, de media, unos 100 000 colémbolos diferentes saltando y alimentándose. Solo los ácaros tienen densidades de la misma magnitud.
7. Curiosidades de los colémbolos: sin humedad no son nada
Los colémbolos no habitan ambientes húmedos por gusto. Su respiración es tegumentaria (externa), por lo que necesitan mantener su exoesqueleto humedecido de forma constante para realizar el intercambio de gases y no ahogarse. Su sensibilidad a la sequía es muy alta, sobre todo cuando van a mudar su exoesqueleto.
Algunas especies tienen cutículas permeables que les permiten regular un poco mejor el equilibrio hídrico, pero siempre necesitan humedad.
8. Una relación difícil con los seres humanos
A pesar de que se alimentan de materia orgánica en descomposición, algunos colémbolos son considerados como pestes. Un ejemplo de ello es Sminthurus viridis: este invertebrado se nutre de la superficie de las hojas y sus descamaciones celulares, pero cuando se presenta en densidades muy altas genera daños cuantificables en las plantas.
Esto es algo muy atípico, pues la mayoría de colémbolos se consideran neutrales o beneficiosos para las plantas, ya que reciclan los desechos del suelo y generan compostaje. La eliminación de S. viridis es muy difícil y no hay un insecticida que acabe con la especie de forma eficaz.
9. Son animales con respuestas variables al cambio climático
En medios experimentales, las respuestas de los colémbolos al cambio climático han sido bastante inconsistentes. El aumento de las temperaturas podría favorecer que estos invertebrados proliferasen en nuevos ambientes, pero la reducción de humedad superficial debido al calor sería muy deletérea para ellos. Se han observado tendencias positivas, negativas y neutras a partes iguales.
10. ¡No son animales peligrosos!
Como última de las curiosidades de los colémbolos, queremos destacar que la inmensa mayoría de especies no son nocivas. No se ha demostrado que parasiten animales o plantas, así que el único “perjuicio” que pueden llegar a provocar deriva de sus grandes números poblacionales.
Si tienes plantas en casa y ves a estos simpáticos invertebrados saltar por sus hojas, no te preocupes. Se encargarán de mantener tus vegetales limpios y abonarán tus suelos de forma natural, por lo que no debes matarlos bajo ningún caso. Los colémbolos son los limpiadores de la naturaleza, así que merecen respeto y preservación a partes iguales.
Bibliografía
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- Hopkin, S. P. (1997). Biology of the springtails:(Insecta: Collembola). OUP Oxford.
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- "The incredible shrinking springtail". Science. 341 (6149): 945. 30 August 2013. doi:10.1126/science.341.6149.945-a