Comportamiento de los pingüinos

El comportamiento de los pingüinos es muy conocido por su monogamia, pero esta no es la única peculiaridad en ellos. ¿Quieres conocerlo todo sobre estas aves?
Comportamiento de los pingüinos
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 10 julio, 2021

El comportamiento de los pingüinos, esas masas blancas y negras encima del hielo, está profundamente ligado a los océanos, los ciclos de luz estacionales y el gregarismo. Durante años se ha estudiado su conducta, ya fuera para su preservación o por el interés que suscitan.

Sus adaptaciones a las frías aguas donde habitan y se alimentan son únicas, pero también suponen un hándicap para su supervivencia a medida que el cambio climático derrite y fragmenta su hábitat año por año. Si quieres conocer a estas aves un poco más a fondo, sigue leyendo.

Características de los pingüinos

Los pingüinos pertenecen al orden de los Sphenisciformes y a la familia Spheniscidae. Existen 6 géneros y aproximadamente 18 especies que se distribuyen exclusivamente por el hemisferio sur.

La la única excepción a esta regla general es el pingüino de las islas Galápagos (Spheniscus mendiculus), que se encuentra en el trópico.

Las adaptaciones de los pingüinos a la vida acuática son realmente interesantes. Estas son las más importantes:

  • Sus alas no sirven para volar: estas estructuras se han adaptado en forma para ser más parecidas a aletas, pues con ellas se impulsan bajo el agua para nadar.
  • Su capacidad contener la respiración es asombrosa: algunas especies pueden bucear hasta 20 minutos a 500 metro de profundidad.
  • Huesos macizos: al no ser aves voladoras, sus huesos no son neumatizados y sus articulaciones son bastante rígidas, lo que les dota de peso suficiente para sumergirse.
  • Plumaje espeso: las plumas de los pingüinos son pequeñas y numerosas, hasta el punto de parecer pelo a simple vista. De esta forma, guardan mucho más el calor.
  • Anatomía fusiforme e hidrodinámica: usando sus patas palmeadas de timón y gracias a su cuerpo en forma de torpedo, los pingüinos pueden nadar a velocidades muy altas.
  • El esmoquin del pingüino: su característica coloración cumple una función de camuflaje, pues desde abajo esta ave se confunde con un trozo de hielo —o desaparece con la luz del sol— y desde arriba se mimetiza con el fondo marino. Así, puede esquivar a sus posibles depredadores.

Por último, cabe destacar que los pingüinos son aves piscívoras cuya dieta incluye peces, plancton, pequeños crustáceos y calamares. Son hábiles cazando en solitario, aunque viven en grupo en la superficie.

Los pingüinos se abrazan.

Comportamiento de los pingüinos

Se trata de una especie gregaria que pasa la mayor parte del tiempo dentro de su colonia. Algunos taxones, como el pingüino rey (aptenodytes patagonicus) se organizan de forma jerárquica, existiendo en ellos la figura de la hembra dominante. A esta también se la conoce como vigía, pues suele estar en un lugar elevado para vigilar ante la posible aparición de depredadores.

Los pingüinos, por regla general, no son agresivos. Al ser animales depredados por orcas, tiburones blancos y focas leopardo, su tendencia será siempre la huida y no la lucha, a no ser que se trate de defender a las crías.

Comportamiento social

Algunas colonias de pingüinos pueden superar los 1000 individuos. Estas agrupaciones favorecen las posibilidades de supervivencia ante los ataques de depredadores, ya que los ejemplares pueden advertirse unos a otros del peligro. Además, en medio de una marea blanca y negra es más difícil escoger una presa concreta. 

Vivir en grupo favorece encontrar pareja para los individuos jóvenes, que nacen todos en la misma época. También es un factor de protección para las crías.

Comportamiento de los pingüinos en cautiverio

Aunque los pingüinos no desarrollan normalmente trastornos del comportamiento en cautividad, su conducta se ve obviamente modificada por el enclaustramiento. Las especies migratorias suelen suprimir ese instinto en instalaciones cerradas, especialmente cuando entran nuevos ejemplares.

En espacios reducidos, también se observan con mayor frecuencia las conductas como caminar, acicalarse o luchar por el territorio si su área de acción es limitada. Por otro lado, se han reportado mayor incidencia de parejas del mismo sexo cuando las colonias son pequeñas.

Aprendizaje de los pingüinos

Los pingüinos, como cualquier otro animal, son capaces de aprender por asociación. Además, madurar supone para ellos un proceso de aprendizaje, a veces muy temprano, a través del riesgo y la propia experiencia. Hasta el momento de su independencia, las crías imitan los patrones de comportamiento de sus padres.

El pingüino emperador (Aptenodytes forsteri) aprende a nadar, bucear y encontrar comida en los 5 o 6 años que pasa fuera de la colonia antes de volver para emparejarse.

Por otro lado, los pingüinos experimentan un proceso de impronta cuando nacen, en el que se ligan emocionalmente a las figuras más presentes desde su nacimiento. A través de la imitación del comportamiento de sus progenitores, durante esta impronta es aprenden a socializar y a comunicarse.

Comunicación en el comportamiento de los pingüinos

El gregarismo conlleva siempre una forma de comunicación mínimamente compleja, ya que la vida en grupo exige procesos como establecer una jerarquía, buscar pareja, avisar de posibles peligros o de fuentes de comida. Los pingüinos se comunican a través de vocalizaciones y gestos corporales visuales. Veamos estas estrategias más a fondo.

Lenguaje oral

Cada pingüino tiene su propio timbre de voz, lo que permite a los ejemplares reconocerse en medio de las multitudes de las colonias. A menudo se observa cómo las parejas se llaman a lo lejos cuando se pierden de vista y lo mismo pasa entre progenitores y crías.

También varían las vocalizaciones cuando se trata de cortejo o de territorialidad. En estos casos, los pingüinos suelen emitir graznidos de más volumen y se acompañan de gestos desafiantes, e incluso, agresiones.

Lenguaje corporal

Ciertas posturas son específicas de contextos como la reproducción o la territorialidad. Los adultos empujan sutilmente a las crías para devolverlas al nido o para dirigirlas en una dirección, por ejemplo.

La postura habitual para el cortejo suele ser con las alas abiertas, sacando pecho y andando de forma oscilante. Esta pose se parece a la de territorialidad, en la que también tratan de parecer más grandes, pero los andares son más directos y suele acompañarse de empujones o golpes.

Comportamiento reproductivo

La madurez sexual en pingüinos puede variar según la especie y oscila entre los 2 y los 7 años. Cuando se acerca la temporada de reproducción —posterior a la muda de plumas—, se acentúan las conductas de competición por las parejas y por la ubicación del nido.

Normalmente son los machos los que cortejan a las hembras, para lo que utilizan la construcción de nidos o la competición con otros ejemplares de la colonia. Estos patrones varían según la especie. Otras especies, como el emperador o el pingüino de Adelia, muestran comportamientos migratorios cuando se acerca la época reproductiva, volviendo a sus lugares de nacimiento.

Monogamia en el comportamiento de los pingüinos

Es conocido popularmente que los pingüinos son monógamos. Esto suele contemplarse desde una perspectiva humana y occidental, pensando que hacen vida de pareja todo el año, cuando en realidad su monogamia se manifiesta en que suelen escoger la misma pareja todos los años para reproducirse, pero el resto de meses viven en comunidad.

El comportamiento monógamo del pingüino se ve favorecido en grupos estables y por el éxito reproductivo, es decir, si la prole no sale adelante o hay problemas, es posible que los ejemplares de la pareja cambien de compañero al año siguiente. Cuando un miembro de la pareja fallece, los pingüinos muestran signos de estrés o letargo.

En ocasiones, se observan parejas del mismo sexo en las colonias. Aunque no puedan procrear, se han documentado casos en los que adoptan crías huérfanas, aumentando de esta forma el éxito reproductivo global.

Comportamiento agonista

Los comportamientos agonistas —o de agresividad por la competición por los recursos— se observan principalmente en la época reproductiva. Por lo general, los pingüinos más mayores suelen ocupar los mejores sitios de anidación, lo que da lugar a conflictos con los más jóvenes. Es común encontrar comportamientos como vocalizaciones y agresiones en estos periodos.

Un pingüino.

El comportamiento de los pingüinos tiene aún muchos aspectos por descifrar. Además, año por año va reduciéndose la extensión de su hábitat por culpa del cambio climático, lo que pone en peligro su supervivencia. Si queremos seguir conociendo a estas maravillosas criaturas, lo primero es volver a recuperar el hogar que les hemos quitado.


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