Cómo cargar a un gato correctamente, según un experto

No todos los gatos disfrutan estar en brazos de su tutor, pero es posible cargarlos sin sufrir agresiones ni causarles demasiado estrés. ¡Vamos a ver cómo!
Cómo cargar a un gato correctamente, según un experto
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 24 marzo, 2024

Cargar a un gato no tiene por qué ser difícil. Pero, si convives con uno —o varios—, sabrás que la personalidad del ejemplar es determinante. Algunos felinos adoran estar en brazos de su responsable, mientras que otros rehúyen a ser sujetados. Por desgracia, a veces no queda más remedio que alzarlos, aunque no les guste. Las medicaciones, las curas y sacarlos de algún enredo son situaciones que requieren sostener al gato.

Para hacerlo de forma correcta, debes acercarte a tu mascota y acariciarla, para evitar el nerviosismo de cargarla sin aviso. Mientras realizas esta acción, sostén sus patas delanteras con firmeza con una mano y después, con la otra, agarra las traseras, para elevarlo con seguridad. Cuando el animal ya está en tus brazos, mantenlo abrazado a tu cuerpo con ayuda del codo.

Si quieres saber más sobre este tema, continúa la lectura de esta guía general para cargar a tu gato sin hacerle daño y de un modo que permita reducir al mínimo su estrés. ¡Vamos con ello!

¿A los gatos les gusta estar en brazos?

La respuesta, como no podía ser de otra manera, es que depende del ejemplar. Por lo general, es de esperar que a ningún animal le guste la sensación de estar suspendido en el aire y aprisionado entre los brazos de un ser más grande que ellos. Sin embargo, si el vínculo que tiene con su tutor es positivo y se siente seguro, es mucho más probable que se deje alzar en brazos.

Es cierto que, a no ser que él lo pida, no debes cargar a tu gato si no es necesario.

Son animales independientes que les gusta tener su propio espacio personal. No obstante, hay ciertos consejos que puedes seguir para lograr que, cuando llegue el momento de hacerlo, su estrés no sea demasiado alto. ¡Vamos a verlos!



Cómo cargar a un gato: procedimiento general

Mujer carga a un gato.
Al sostener en brazos a tu gato, es importante brindarle una adecuada sujeción para que no se sienta en el aire. Crédito: Ольга Симонова/iStockphoto.

Evitar el estrés y el miedo en los gatos durante su manejo no solo es necesario por cuestiones de respeto y cuidado responsable, sino que también te va a ahorrar accidentes como arañazos o mordiscos. Existe un procedimiento universal que resulta útil para la mayoría de las situaciones:

  • Acercamiento: a nadie le gusta que le cojan en brazos sin avisar. Acércate a tu gato, deja que te huela y acaríciale el lomo.
  • Inmovilización: mientras lo acaricias, lleva tus manos hacia sus patas. Con una mano, sostén las dos delanteras de manera firme y levántale. Mientras lo haces, usa tu otra mano para agarrar de la misma manera las patas traseras.
  • Alzamiento: ahora que el animal está agarrado, elévalo hasta tu pecho y abrázalo con el codo. Así, él no podrá moverse demasiado y sentirá que se le proporciona una buena sujeción, es decir, no sentirá que «flota».

Esta es la forma más común de manejo en el hogar y admite la variación de solo sostener su pecho y sus patas traseras, en lugar de agarrarlas. Esta modalidad es útil para las siguientes situaciones:

  • Examinar al felino.
  • Meterle al transportín.
  • Llevarle a alguna estancia donde no quiera entrar por sí mismo.
Es importante que controles tu fuerza. Encuentra un equilibrio donde el animal no pueda soltarse de tu agarre y tampoco le hagas daño.

Qué no debes hacer al cargar a un gato

Se recomienda no cargar al felino sin previo aviso, para evitar causarle nerviosismo. Crédito: Insonnia/iStockphoto.

Como se decía al principio, salvo que el gato lo pida, no se le debe cargar porque sí. Eso solo genera estrés y rompe el vínculo, pues hace que el animal te perciba como una fuente generadora de tensión. Si evita el contacto contigo, no lo fuerces.

Por otro lado, hay una serie de acciones que, aunque bienintencionadas, pueden ser perjudiciales para tu gato. Vamos a verlas:

  • Cargar al gato sin avisar: ¿cómo te sentirías si llega un animal gigante y te alza por los aires, sin previo aviso? Ese miedo es común en todas las especies.
  • Ignorar su lenguaje corporal: cola erizada, ojos muy abiertos, pupilas dilatadas, lomo arqueado, orejas pegadas hacia atrás, incluso ignorarte. Estas son señales de que cargar a un gato en brazos no es buena idea en ese momento.
  • Poner panza arriba al gato: la posición con la panza hacia arriba supone vulnerabilidad. Si se siente suspendido en el aire, atrapado y con sus órganos blandos a merced de cualquiera, se pondrá muy nervioso.
  • Suspender al felino en el aire, agarrado de la nuca: cogerles del pellejo del cuello y alzarles en el aire tiene un riesgo muy alto de lesión. Además, aunque en algunos ejemplares persiste este reflejo de la época neonatal, los expertos no descartan que el animal pueda sufrir estrés, aunque se quede inmóvil.


El manejo del gato en la clínica

Para terminar, desde aquí recalcamos la importancia del asesoramiento veterinario en el manejo del gato. En las clínicas son expertos en manejar felinos complicados, por lo que han desarrollado multitud de estrategias para reducir su estrés y evitar accidentes y lesiones. Por eso, no dudes en pedirles consejo.

Recuerda que, como persona responsable de un ser que no ha elegido ir a tu casa, es tu deber —del que, por suerte, se puede obtener mucha satisfacción— construir una relación de confianza con tu gato. Incluso al minino más independiente se le tiene que coger en alguna ocasión, así que trata siempre de que sea lo más llevadero posible para ambos.


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