Cangrejo samurái: todo lo que debes saber

Las leyendas japonesas, la historia y el cangrejo samurái caminan juntos por Japón para conmemorar un suceso que marcó a este país.
Cangrejo samurái: todo lo que debes saber

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 08 mayo, 2022

¿Has visto formas y figuras en superficies que no tienen nada que ver con estas? Como por ejemplo cuando se ve que las nubes son como elefantes o que el pan tostado parece tener el rostro de una mujer. Bueno, pues el cangrejo samurái es otro gran ejemplo. 

Las leyendas y la literatura ancestral marcan los pueblos de tal manera que pueden continuar en las tradiciones y creencias por muchos años. La historia de cómo obtuvo su nombre el cangrejo samurái da cuenta de esto. Conoce aquí todo lo que debes saber sobre este particular ser. 

Hábitat y características físicas

El cangrejo samurái o Heike (Heikeopsis japonica) es una especie nativa y única del mar del sur de Japón. Mide alrededor de 3 centímetros y, según expertos , sus dos últimas patas en cada lado están reducidas en forma de garra para transportar objetos.

Su característica principal es el dorso de su caparazón, donde se puede ver la figura de una cara humana, formada por surcos y áreas elevadas. La curiosa cara que se forma en ellos es semejante a la gesticulación agresiva de los guerreros samuráis del Japón medieval.

La Universidad Autónoma de México publica un artículo donde cuenta que las rugosidades que vemos en dicho caparazón, se deben a la disposición de los músculos que se encuentran dentro de él. 

Un gran ejemplo de pareidolia

La pareidolia es un fenómeno psicológico por el cual la mente tiende a formar imágenes y formas. Por ello reconocemos figuras en las nubes, en las manchas de tinta, en los troncos de los árboles o en cualquier superficie, como en el dorso del caparazón del cangrejo Heike. 

Historia del cangrejo samurái

Según el astrólogo Carl Sagan en su serie Cosmos, en el siglo XII Japón estaba regido por un clan de guerreros llamado el Heike. Su líder honorario, el emperador de Japón, era un chico de 7 años llamado Antoku y su abuela Ni, era su tutora.

Los Heike se encontraban en una guerra larga y sangrienta con el clan de samuráis Genji. Ambos reclamaban un derecho ancestral al trono imperial. Su batalla decisiva fue Dan-no-ura el 24 de abril de 1185, donde los Heike fueron doblegados.

Al ver esta batalla perdida, los supervivientes se tiraron al mar y se ahogaron. Cuenta la leyenda que la abuela Ni decidió hundirse en el océano junto con su nieto para no ser capturados por el enemigo. 

“Nuestra capital está en las profundidades del océano” dijo la abuela mientras se hundía con Antoku bajo el mar. 

Esta batalla marcó el final de los 30 años del régimen Heike. Sus pocos descendientes conmemoran la vida y la muerte de estos guerreros cada año.  Cuentan los pescadores, que a pesar de esta derrota, los guerreros Heike siguen vivos en el fondo del mar en forma de cangrejos, pues al hundirse en el agua se transformaron en estos. 

Una bella hipótesis de selección artificial

Cuando los pescadores sostienen estos cangrejos en sus manos, desde hace muchos años, los devuelven al mar; pues los cangrejos Heike no se comen. Se supone que este es un gesto de conmemoración a los tristes acontecimientos de la batalla de Dan-no-ura y a la leyenda

Según el biólogo Héctor Arita, esta historia ha sido fuente de inspiración para varios científicos. Julian Huxley, por ejemplo, escribió un artículo para la revista Life en el año 1952, donde se refiere a estos cangrejos como un ejemplo de animales que se asemejan a otro objeto.

Al parecerse a un objeto, este y otros animales, obtienen beneficios para su supervivencia y reproducción. Por ello, el científico insiste en que el aspecto de los cangrejos Heike no se debe a una casualidad, se debe a una adaptación específica favorecida por la selección a lo largo de cientos de años. 

Los pescadores de Japón, por respeto a sus guerreros Heike, no se comen a estos cangrejos. Han evitado durante años pescar aquellos que más se asemejan a una cara humana. Se comen solo los cangrejos que no tienen una cara en su dorso y devuelven al mar los que parecen tener un samurái, según el científico.

Años más tarde, Carl Sagan se pregunta ¿cómo se consigue que el rostro de un guerrero quede grabado en el caparazón de un cangrejo? La respuesta es un gran ejemplo de selección artificial, los hombres son quienes han conservado esta cara. 

Después de muchos años, debido a este proceso de selección hecho por los pescadores, los cangrejos con una cara en su dorso se hicieron más numerosos hasta convertirse en los más comunes. 

Al parecer la hipótesis no es cierta

Un análisis de Joel Martin, hecho en 1993, afirma que la selección propuesta por Huxley y Sagan no existe, pues los pescadores japoneses no se comen ni siquiera los cangrejos samuráis que no tienen grabada la cara de los guerreros.

Esto es debido a que son tan pequeños que no vale la pena intentar extraer carne de ellos.  Así que los pescadores sí devuelven la mayoría de estos cangrejos al mar, no por respeto a los antiguos guerreros, sino porque no son apetecibles. 

Cangrejos con más caras

El cangrejo Heike es sin duda el más conocido de los cangrejos con “cara”, pero además de este también existen otras especies que cuentan con un caparazón que se asemeja a un rostro humano. Algunas de estas son las siguientes:

  • Paradorippe granulata: está en el Pacífico noroccidental de Japón, otra especie que también parece contar con el ceñudo rostro de un guerrero samurái. 
  • Dorippe sinica: también conocida solo en Japón, es un cangrejo con marcas similares a las especies ya mencionadas.
  • Corystes cassivelaunus: se encuentra en el Atlántico nororiental, tiene ligeras marcas que también parecen un rostro humano.

Si la hipótesis anterior fuera correcta, entonces tal vez todas estas especies con caras también gozan de pueblos que los protegen. Además, existen fósiles de cangrejos emparentados con el samurái en los que también se pueden observar rostros. Estos vienen de tiempos anteriores a la batalla que perdieron los Heike, incluso son más antiguos que el ser humano. 


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