La bursitis por infección en perros es la inflamación de la bolsa sinovial por acción de un agente infeccioso. Si afecta a la zona del codo, también se la conoce por el nombre de bursitis olecraniana, en referencia al nombre de una porción del hueso cúbito.
Recordemos que este tipo de infección puede afectar a las articulaciones de los perros de modo similar a como sucede en las personas, por lo tanto, comparte sintomatología con la variante humana.
Cualquiera que haya sufrido una bursitis infecciosa será muy consciente de que este padecimiento puede ser extremadamente doloroso, además de dificultar severamente el rango normal de movimiento de la articulación afectada.
¿Qué es la bolsa sinovial?
La bolsa es un saco de cubierta fibrosa ubicado sobre los tendones y las articulaciones. Esta contiene un fluido espeso (el líquido sinovial), que lubrica y protege estas estructuras.
Las bolsas sinoviales sirven para reducir la fricción, acolchando la estructura que protegen. Los anatomistas describen la presencia de más de 70 bursas en el organismo:
- Las más superficiales se encuentran adyacentes a diferentes articulaciones, con una localización subcutánea. En caso de estar inflamadas, su alteración se observa a simple vista, como la bursa olecraniana.
- Adicionalmente, existen bursas que recubren tendones profundos, cuya inflamación no es evidente a simple vista.
Aunque se ven con mayor frecuencia en el área de los codos, estas hinchazones pueden ocurrir sobre cualquier otra articulación del cuerpo del perro. Inicialmente son inflamaciones pequeñas y suaves, pero con el tiempo pueden volverse grandes y duras.
Bursitis o inflamación de las bolsas sinoviales
Existen diversos tipos de bursitis, pero en todos ellos se producen higromas (acumulaciones suaves de líquido subcutáneo). Te los contamos a continuación.
Bursitis crónica, la variante principal
Típicamente, el higroma es pequeño e indoloro y puede estar presente durante toda la vida del perro. Con el tiempo, la pared se vuelve más gruesa, con colágeno y cartílago maduros, y la cavidad disminuye de tamaño.
Este tipo de bursitis se asocia a traumas repetidos, por ejemplo en un perro obeso que se golpea cada vez que se echa al suelo duro. Estos higromas generalmente se tratan por razones estéticas.
Bursitis cerrada aguda (supurativa)
En la literatura no hay reportes sobre infecciones sistémicas en higromas caninos, lo que ocurre comúnmente en la brucelosis en caballos.
En los perros, el higroma generalmente permanece estéril, a menos que se introduzcan organismos a partir de agujas o medicación. Se han informado de infecciones agudas después de inyecciones de corticosteroides en higromas.
Bursitis crónica (supurativa)
Si un absceso en un higroma no se trata adecuadamente mediante drenaje, la infección invade la pared fibrosa. Puede progresar a una bursitis granulomatosa, con múltiples senos de descarga. La infección generalmente no se propaga al hueso subyacente.
Síntomas de bursitis
Cuando un higroma se infecta, se presenta un absceso purulento agudo. El animal presenta fiebre y experimenta un dolor intenso. El pus puede extenderse por la pata desde el codo infectado, para salir tan lejos como el carpo.
En estos casos hay calor, dolor, inflamación periférica y una cojera severa, a veces incluso de grado cuatro. Esta bursitis es evidente al afectar el paso normal del perro y producir dificultad para apoyar la extremidad afectada con normalidad.
¿Qué factores favorecen la bursitis por infección en perros?
En los perros, las articulaciones de las patas son las que se ven afectadas. Se sospecha de una variedad de causas posibles por las cuales un perro puede desarrollar bursitis y es posible que nunca se sepa con certeza la causa exacta. Te las contamos.
Lesiones
Si el perro ha recibido una lesión o trauma en una extremidad o ha saltado y aterrizado de tal manera que la extremidad se sacudió, los factores de riesgo aumentan.
Se ha postulado que incluso las lesiones antiguas en los huesos y articulaciones (habiéndose curado) pueden representar un mayor riesgo de bursitis más adelante en la vida.
Trastornos autoinmunes
También existe una conexión entre ciertos trastornos autoinmunes crónicos y el desarrollo de bursitis por infección en perros. Este hecho se asocia a que los perros con un sistema inmunitario comprometido son menos capaces de combatir infecciones menores.
Cuando un agente infeccioso ingresa al cuerpo del perro y se hace presente en el torrente sanguíneo, esta infección puede alcanzar las bolsas sinoviales y, por lo tanto, multiplicarse para causar la bursitis.
Diagnóstico
El diagnóstico de bursitis por infección en perros se realiza en función de los signos y el examen físico. Es posible que se necesiten pruebas de cultivo y sensibilidad para identificar la bacteria y determinar el antibiótico más efectivo. Algunos casos requieren corticosteroides para reducir la hinchazón y el dolor.
En perros obesos, la curación de heridas es a menudo un problema después de la extracción quirúrgica, debido al trauma continuo en el área por el peso del perro. En cualquier caso, un buen cuidado de enfermería es esencial.
Si bien los síntomas de la bursitis pueden ser muy agudos y a menudo le darán al dueño del perro un gran motivo de preocupación, la afección generalmente puede ser tratada por el veterinario de manera efectiva y sin necesidad de cirugía.
Sin embargo, si no se controla, la afección tendrá un impacto significativo en la salud y la calidad de vida del perro.
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Johnston DE. (1975) Hygroma of the elbow in dogs. J Am Vet Med Assoc. 167(3):213-9. PubMed PMID: 1150517.
- Innes, J. (2009). Getting the elbow: diagnosis and management of elbow disease in dogs. The Journal of small animal practice, 50(6), 18-20.
- Sayegh, E. T., & Strauch, R. J. (2014). Treatment of olecranon bursitis: a systematic review. Archives of orthopaedic and trauma surgery, 134(11), 1517-1536.