6 razones para no castigar a tu perro

Los castigos físicos y psicológicos tienen en común que no solamente no ayudan a tu can a aprender y portarse mejor, sino que entorpecen su proceso de aprendizaje
6 razones para no castigar a tu perro
Laura Huelin

Escrito y verificado por la educadora canina Laura Huelin.

Última actualización: 08 febrero, 2022

Todas las familias que tienen perro se preocupan de su educación. Estamos constantemente enseñándole cosas a los perros: aunque sea imitándonos, ellos nunca dejan de aprender.

Sabemos que cuando nuestro perro hace algo que nos gusta debemos premiarlo. Por lo tanto, cuando hace algo que no nos gusta, lo castigamos. Pero debemos preguntarnos, ¿son adecuados los castigos? ¿ayudan a los perros a aprender? Te damos seis razones para no castigar a tu perro.

Los castigos físicos y psicológicos

Se puede definir un castigo como añadir una experiencia desagradable tras un comportamiento que no queremos que se repita. Por ejemplo, castigo es darle un tirón de la correa a un perro cuando hace amago de echar de correr detrás de una bicicleta.

En líneas generales, podemos hablar de dos tipos de castigos: los físicos y los psicológicos. Como castigos físicos se pueden entender toques, patadas, golpes… Pero también tirones de correa o inmovilizar al perro.

Son menos conocidos, por lo que no tenemos en cuenta que también son muy perjudiciales los castigos psicológicos: aquellos que no hacen daño físico, pero sí amenazan el bienestar mental del perro: las amenazas, los gritos, las correcciones, el famoso y firme “¡no!”, el aislamiento…

Motivos para no castigar a tu perro

Ambos tipos de castigo hacen daño. Y ambos comparten que no solamente no ayudan al perro a aprender y portarse mejor, sino que entorpecen su proceso de aprendizaje. Es decir, si castigamos, el perro aprenderá peor y más lentamente.

El refuerzo positivo

El mejor método para enseñarle cualquier cosa a un perro (o a cualquier otro animal, ya que es una técnica empleada en el entrenamiento de delfines, por ejemplo) es el refuerzo positivo. Con el refuerzo positivo el perro recibe un premio tras hacer algo que nos gustaría que repitiese y la experiencia agradable incita al perro a repetirlo. Se puede premiar de muchas maneras: con comida, con atención, con un juguete…

1. No sabemos aplicarlos: confunden

Según la teoría de las leyes de aprendizaje, los castigos sí sirven para aprender cosas nuevas. Sin embargo, han de ser aplicados con la intensidad adecuada y en el momento indicado: los humanos no somos tan precisos como el castigo tendría que serlo.

No sabemos aplicar castigos: los hacemos demasiado tarde, demasiado intensos o demasiado suaves. No sabemos transmitirle con un castigo al perro qué queremos de él. Como a los perros los castigos les parecen aleatorios, son inútiles dentro de su aprendizaje.

2. Interrumpen el aprendizaje

Uno de los modos más fiables para aprender es la técnica de ‘ensayo y error’. Cuando le damos la oportunidad al perro de aprender algo, lo que hará es ir probando diferentes cosas hasta lograr la que queremos. Si cuando acierta le premiamos, estamos dando la información clara de que es eso lo que queremos y así conseguimos enseñárselo.

Consecuencias de castigar a tu perro

Por el contrario, si castigamos lo que no nos gusta, estamos interrumpiendo este proceso, y es que no le damos la oportunidad de llegar al comportamiento que queremos repetir. Castigamos demasiado pronto e inhibimos su libertad para seguir probando.

3. Dan miedo

Los castigos provocan miedo en el perro, como lo hacen en los niños pequeños. Desde luego, los castigos físicos como los golpes provocan dolor además de miedo, pero también lo hacen los castigos psicológicos y las correcciones.

Con los castigos no físicos el perro se encuentra con que constantemente le estás prohibiendo cosas que no acaba de entender, y le estás dando órdenes que no sabe acatar. Esto provoca inestabilidad y deja un mal cuerpo en el que lo recibe.

Cualquier ser, mientras tiene miedo, no puede ser feliz. Los castigos asustan, duelen y afectan severamente al bienestar de nuestras mascotas.

4. Restan confianza

Los castigos que aplicamos son aleatorios, llegan en un mal momento y tienen un gran componente emocional. A ojos de perro son erráticos. Lo que conseguimos cuando castigamos a un perro es parecer personas impredecibles.

No podemos querer que nuestro can confíe en nosotros y desee estar a nuestro lado si le castigamos de vez en cuando. Le estamos haciendo atravesar malas experiencias sin que entiendan por qué: nos convertimos en personas lunáticas en las que no se puede confiar.

5. No aportan información

De todas, quizás una de las más importantes razones para no castigar a tu perro: un castigo no aporta información de qué es portarse bien. Al castigar informamos de qué no queremos, pero no de qué queremos. Si no le permitimos al perro probar diferentes cosas hasta que acierte con el comportamiento deseado, jamás podrá llegar a él.

Regañar a un perro es malo

Con el castigo estamos impidiendo que llegue a la conclusión que deseamos. No le estamos permitiendo aprender, solo lo estamos cohibiendo. Si no llega a saber nunca qué es portarse bien, parece lógico que jamás podrá hacerlo.

6. Nosotros nos sentimos mal

A poca gente le gusta tener que castigar o reñir a su perro y, sin embargo, nos sentimos muy bien cuando le premiamos. La gente que corrige constantemente a su perro se siente menos feliz y más frustrada. Sin embargo, premiar a un perro porque ha aprendido a hacer algo es muy satisfactorio.

Si el resto de razones para no castigar a tu perro no te convencen, guíate por esta: al castigar, tú también te encuentras mal. Serás mucho más feliz y tendrás mejor relación con tu perro si te centras en lo que haces bien y aprendes a premiarle cuando lo merece.

Como conclusión, podemos asegurar que castigar hace mal tanto al perro como al humano. Cambiar el método de educación por uno basado solo en premios nos hace sentirnos mejor con nosotros mismos.

Al usar en la educación de nuestro perro los castigos, no solamente estamos impidiendo que aprenda, sino que estamos haciéndonos sentir mal a nosotros mismos. Si desterramos los castigos y nos centramos únicamente en premiar los buenos comportamientos el perro aprenderá antes y nosotros seremos más felices.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.