4 errores en la educación de tu gato

Educar a un gato requiere tiempo y dedicación, y hasta los tutores experimentados pueden tener dudas. Te presentamos los 4 errores en la educación de tu gato más comunes.
4 errores en la educación de tu gato
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 26 noviembre, 2018

Al decidir adoptar a un gato, es posible que nos surjan algunas dudas respecto a su educación. Es natural, pues educar a un gato requiere tiempo y dedicación, y hasta los tutores experimentados pueden tener ciertas dudas.

Para ayudarte a evitar las situaciones más frecuentes, resumiremos hoy los principales errores en la educación de tu gato.

Los 4 principales errores en la educación de tu gato

El primero y más grave error que podemos cometer es pensar que los gatos no necesitan ser educados. Desafortunadamente, aún persisten ciertos mitos sobre los gatos, y uno de ellos es creer que los mininos ‘se crían solos’.

Al igual que cualquier otra mascota, los gatos deben contar con nuestra ayuda para entender las normas del hogar. Estos serán los principios básicos de una buena convivencia y nos permitirán construir un vínculo de amistad y confianza con él.

No obstante, también debemos estar atentos la forma y los métodos que empleamos para enseñar a nuestros felinos. En gran parte, los errores más comunes en la crianza de los gatos se deben al desconocimiento o al empleo de técnicas inapropiadas. Presta atención a los 4 principales errores en la educación de tu gato.

Telepatía en los gatos

1. Intentar educar a los gatos como si fueran perros

Ciertamente, existe mucho más material y fuentes disponibles sobre el adiestramiento de los perros. Por ello, nuestra percepción sobre la educación de las mascotas está condicionada por las técnicas y los resultados de la obediencia canina.

En la práctica, y aunque lo hagamos de forma inconsciente, tendemos a asociar la imagen de una mascota educada con un perro obediente.

Los gatos y perros son animales muy distintos que establecen vínculos muy diferentes con sus tutores. En primer lugar, necesitamos entender que los gatos jamás han sido domesticados como los perros. Simplemente, se han adaptado a compartir su territorio y establecer una relación de beneficio mutuo con los humanos.

Por otro lado, los felinos son animales que, en estado silvestre, prefieren una vida solitaria e independiente, mientras que los canes se han adaptado a la estructura jerárquica de una manada para garantizar su supervivencia. Por ello, pueden aprender a ver a su tutor como su líder.

Aunque un gato sea perfectamente capaz de aprender, su obediencia siempre estará condicionada a su voluntad e interés propio. De esta forma, si tu idea es tener una mascota de obediencia incondicional, lo mejor es inclinarse por un perro.

2. No dedicar tiempo a ganarte la confianza de tu gato

Uno de los más graves errores en la educación de tu gato es no dedicarte a construir un vínculo de amistad y confianza. Es evidente que, por el carácter más independiente de los felinos, resulta mucho más complejo ganarse la confianza de un gato que la de un perro.

Un gato jamás obedecerá porque sí, o simplemente para agradar a su tutor o evitar que se enfade. En primer lugar, él necesitará sentir que esta relación de aprendizaje es segura y positiva para su propia rutina. Es decir: para educar a un gato, necesitamos ganarnos su confianza y mostrarle que la obediencia le ofrece muchos beneficios.

Gato acicalándose.

3. Creer que la violencia tiene alguna función educativa

En el pasado, existía una creencia de que la violencia física o verbal cumplía algún rol en la educación. Afortunadamente, hoy sabemos que los métodos violentos y abusivos son contraproducentes y peligrosos en el aprendizaje de todas las especies.

Si intentamos educar a un gato con castigos o regaños, jamás conseguiremos buenos resultados. Además, perjudicaremos nuestro vínculo con nuestro felino y favorecemos el desarrollo de problemas de comportamiento.

Para evitar este terrible error, debemos emplear el refuerzo positivo en la educación del gato desde que sea pequeño. Al recompensar a tu minino por sus buenas conductas, incentivarás que él las asimile como parte de su rutina y estimularás su inteligencia.

4. No brindar una adecuada medicina preventiva a tu gato

Otro de los principales errores en la educación de tu gato es olvidar que su salud es una pieza clave para su aprendizaje. Un minino necesita estar sano y fuerte para desarrollar plenamente sus capacidades físicas, emocionales y sociales.

Por ello, ofrecer una adecuada medicina preventiva a tu felino será esencial para trabajar su obediencia. Recuerda realizar visitas cada seis meses al veterinario, respetar sus vacunas y desparasitaciones, darle una nutrición completa y equilibrada y ofrecerle la debida estimulación física y mental.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.