Al domesticar a los canes, el ser humano en seguida supo que podía sacar provecho de ellos en actividades diversas. Por ejemplo, en sus contiendas bélicas. Es así que la participación de perros en las guerras está registrada desde la antigüedad.
Labores de los perros en guerras
Entre las distintas funciones que ejercieron los perros involucrados en las guerras humanas a lo largo de la historia se encuentran:
- Mensajeros
- Combatientes
- Cargueros (municiones, alimentos o medicamentos)
- Tiro de pequeños vehículos
- Vigilancia y guardia
- Portadores de bombas
- Rastreadores
- Mascotas de unidades militares
Guerras antiguas
El hombre comenzó a utilizar al perro para guerrear cuando apenas peleaba con arcos y flechas. Y seguramente lo seguirá usando cuando la sofisticación en el mal llamado arte de la guerra alcance aristas impredecibles.
En un comienzo, los principales elegidos para participar en contiendas fueron animales grandes, con mordidas poderosas y que podían ser entrenados para atacar.
Estas características fueron halladas en los molosos, que se originaron en el centro oeste de Grecia y pueden llegar a ser considerados los antecesores del Dogo o del Mastín del Tibet.
Los molosos fueron empleados por asirios y fenicios, que se cree que los llevaron a Europa. Los egipcios, por su parte, les ponían un collar con púas cónicas mientras participaban en las batallas o en la custodia de templos y palacios.
Grecia y Roma
Se supone que Alejandro Magno llevó a Grecia al Dogo del Tíbet para incorporarlo a sus ejércitos, tanto como combatiente como para transportar armas y alimentos.
Además, algunos animales cumplían funciones de enlace. Se les hacía ingerir un tubo de cobre que en su interior tenía un mensaje. Estos canes debían ser sacrificados para obtener la información contenida en el tubo.
El imperio romano también se valió de perros para sus guerras y para sus sangrientos espectáculos de circo.
Su labor como combatientes, además de ser lanzados al ataque y morder, consistía en introducirlos en filas enemigas con:
- Un recipiente con fuego adosado para ocasionar incendios.
- Una coraza con cuchillas para infligir heridas a soldados y caballos.
- Collares de púas.
Para protegerlos se los cubría con placas de cuero en el cuerpo y en la cabeza.
Perros para conquistar América
Durante la Edad Media, la utilización de los perros en guerras no presentó grandes cambios. No obstante, como se empezaron a usar otros criterios en la cría, surgieron razas nuevas, sobre todo de compañía, que hasta ese momento eran exclusividad de nobles y cortesanos.
Cuando los españoles invadieron el continente americano llevaron consigo a los perros alanos, descendientes de los molosos, que tuvieron la labor de:
- Centinelas para avisar de ataques y emboscadas.
- Fuerzas de choque en los enfrentamientos con los indígenas.
- Ejecutores de sentencias y castigos, como el aperreamiento o emperramiento, que consistía en enfrentar a los detenidos con una jauría de perros hambrientos
Es vergonzoso para nuestra especie que, siendo el perro el mejor amigo del hombre, sea el hombre el peor amigo del perro.
-Eduardo Lamazón-
Los perros en las grandes guerras del siglo XX
Con el perfeccionamiento de las armas de fuego y de las técnicas de combate, el uso de los perros en las guerras fue decayendo hasta finales del siglo XIX, donde se los comenzó a instruir para buscar heridos y ser mensajeros.
Además, los canes debían ser educados para acostumbrarse a los ruidos de las armas de fuego y de los distintos vehículos utilizados.
Sin embargo, en el siglo XX, los canes volvieron a ser protagonistas en los grandes conflictos bélicos, como la Primera y la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil Española.
Los ejércitos se valieron de razas como Ovejero Alemán y otras de pastoreo, Doberman, Rotweiller y Aireadle Terrier para distintas labores, entre ellas la de detección de minas antipersonales.
Los rusos también los utilizaron como “perros bombas”, entrenándolos para buscar alimento bajo los tanques alemanes con una carga explosiva adosada a sus cuerpos.
Y así llegaron Vietnam, Irak, Afganistán… La lista en larga y parece no tener fin.
Y, si bien en los últimos tiempos la utilización de canes en conflictos parece centrarse en la realización de servicios auxiliares, la humanidad persiste en la idea de matar y morir en las guerras, involucrando a inocentes, incluidos los perros.