Tratamiento de la tiña en caballos

A pesar de la alopecia y la descamación de las lesiones, las células vivas de la piel no se verán afectadas por el hongo
Tratamiento de la tiña en caballos
Paloma de los Milagros

Escrito y verificado por la bióloga Paloma de los Milagros.

Última actualización: 28 enero, 2020

La tiña en caballos es una de las enfermedades cutáneas más frecuentes y contagiosas, que pueden incluso llegar a afectar al ser humano. Por ello, conocer sus fases, realizar un diagnóstico temprano y prevenir la transmisión serán claves a la hora de minimizar el impacto de la infección.

La tiña en caballos, también denominada dermatofitosis equina, es una infección de origen fúngico que afecta a los tejidos superficiales de la piel y el cabello. Los principales hongos responsables de la afección son Trichophyton equinum y Trichophyton mentagrophytes.

El contagio del animal se produce por una exposición directa al hongo, común en el suelo. Asimismo, el contacto directo con personas o animales enfermos u objetos contaminados, sobre todo de aseo, también son importantes focos infecciosos.

Diagnóstico y fases de la enfermedad

La tiña en caballos suele aparecer en las células muertas de la piel y el cuero cabelludo para formar una especie de parches circulares propensos a la alopecia y la descamación. Las áreas de mayor roce con las riendas o la silla de montar son las más susceptibles al contagio; pueden extenderse a otras zonas del cuerpo.

Ante los primeros síntomas de costra, descamación o picor, los dueños deben acudir al veterinario pertinente. Un diagnóstico temprano a través del muestreo de mechones próximos a la lesión evitará la propagación corporal del hongo, además del riesgo de contagio.

La confirmación a través del cultivo fúngico positivo es el método más fiable, a pesar de requerir un equipo de laboratorio especializado y un período de crecimiento de hasta 10 días. Por ello, de forma alternativa o complementaria se suele recurrir a un diagnóstico microscópico de pelos o a un raspado cutáneo para agilizar el proceso. Ambas técnicas también son frecuentes en la confirmación de tiña en otros mamíferos, incluidos los humanos.

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A medida que se desarrolla la infección, además del prurito y la caída de pelo, pueden producirse síntomas de enrojecimiento e inflamación. Aun así, el avance de las lesiones se mantendrá ajeno, salvo casos de máxima gravedad, a las células vivas de la piel y tenderá a reducirse de forma espontánea.

Tratamiento de la tiña en caballos

A pesar de la importancia de un diagnóstico temprano, en condiciones de buena higiene, aislamiento del animal y desinfección de las instalaciones, la tiña suele remitir por sí sola. El uso de champús o lociones veterinarias puede acelerar la recuperación, aunque su efectividad varía entre unos caballos y otros.

En general, la mayoría de los animales afectados responde positivamente a los lavados con enilconazol, incluso las yeguas embarazadas. El aceite de árbol de té, como alternativa natural, también puede actuar como antifúngico menos agresivo. En ambos casos, la dosis y la frecuencia de administración deben ser consultadas al especialista en equinos.

De forma complementaria, se realizará la limpieza exhaustiva de las superficies y objetos que hayan podido estar en contacto con el animal. Este paso será fundamental para combatir la enfermedad y cualquier riesgo de contagio, pues eliminará el foco infeccioso.

Mano acariciando a un caballo.

Tanto en la limpieza de las instalaciones como a la hora de aplicar el tratamiento tópico, el personal deberá estar lo suficientemente protegido para evitar la transmisión del hongo. Asimismo, el uso de trajes y material desechable, acompañado de su correcta eliminación, serán aspectos importantes que hay que valorar.

Diseñar un protocolo de intervención que garantice el aislamiento del animal afectado y la seguridad de otros animales y personas ayudará a remitir la afección. Por ello, aunque la tiña en caballos tenga una tasa de aparición relativamente alta, sus síntomas no tienen por qué complicarse si se actúa de forma minuciosa y persistente.


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