¿Qué es la paleoecología?

La paleoecología nos permite descubrir cómo eran los ecosistemas de la Tierra antiguamente y hacernos una idea de su evolución. Conocer el pasado es esencial para poder predecir el futuro, al menos hasta cierto punto.
¿Qué es la paleoecología?
Miguel Mata Gallego

Escrito y verificado por el biólogo Miguel Mata Gallego.

Última actualización: 30 julio, 2022

La paleoecología es una ciencia que se dedica a descubrir la ecología del pasado. Por ende, su cometido es describir los ambientes y las relaciones tróficas de los animales y plantas que vivían en la tierra hace cientos, miles e incluso millones de años.

¿Cómo podemos averiguar como era la vegetación en un sitio concreto hace milenios? ¿De qué herramientas se vale esta disciplina para desvelar los misterios del pasado? Contaremos todo esto y mucho más en esta oportunidad.

Los secretos escondidos bajo el lago

Para comenzar a explorar el mundo de la paleoecología, le proponemos al lector que deje volar su imaginación y se traslade mentalmente a la orilla de un pequeño lago.

Podemos imaginar un precioso lago de aguas turquesas, rodeado de unos cuantos pinos jóvenes. O, si lo preferimos, podemos pensar en un oscuro y profundo lago escocés, rodeado de centenarios robles cuyas ramas son mecidas por el viento.

Sea como sea el cuerpo de agua que venga a la mente, todos ellos tienen algo en común: almacenan en su fondo información valiosísima para los ecólogos, aunque no lo parezca en primera instancia.

A lo largo de los años, el polen que excreta la vegetación que rodea los cuerpos de aguas estancadas —lagos, tanques y pequeñas charcas— acaba cayendo al agua y, por ende, al fondo de los lagos. Este polen se termina acumulando en los sedimentos, que año tras año van formando una capa cada vez más gruesa en el fondo de los lagos.

La palinología, una mirada a la vegetación del pasado

Gracias a sofisticadas técnicas de perforación, los ecólogos extraen núcleos de los sedimentos —parecido a cuando extraen núcleos de hielo de los glaciares o los polos—. Una vez extraídos, estos núcleos contienen el polen fosilizado de la vegetación que, en ese momento del pasado, rodeaba al lago.

Por ende, la palinología , o análisis del polen fosilizado, es tremendamente útil para los investigadores. Esto es debido a que permite saber la evolución de la vegetación en un punto concreto. Así, los científicos son capaces de vislumbrar, como si de una ventana se tratase, el pasado de las plantas que vivían en los ecosistemas.

La palinología es esencial para la paleoecología.
Un ejemplo de los tipos de polen que se pueden observar en el estudio de la palinología.

Paleontología: el estudio de los fósiles de animales

Como podemos imaginar, la palinología es una de las herramientas más útiles, modernas y baratas de las que disponemos para averiguar el estado de los ecosistemas en el pasado.

Al conocer las plantas que existían, podremos deducir qué animales herbívoros las comían, y así sucesivamente hasta abarcar la totalidad de la cadena trófica. Sin embargo, los primeros pasos de la paleoecología se dieron con el estudio de los fósiles de animales.

El estudio de los fósiles —o paleontología— nos permite conocer cómo eran algunos organismos hace millones de años. Gracias al proceso de fosilización, los restos de algunos animales se conservan como rocas en las capas que forman la corteza terrestre.

El estudio de los fósiles nos permite descubrir la evolución de los animales hasta el presente. Este es el caso de los fósiles, que nos muestran nuestro pasado como seres humanos. Australopithecus, los yacimientos de Atapuerca y el hombre de Neandertal son ejemplos de fósiles que arrojan luz sobre nuestro pasado.

Fósiles de animales extintos

Sin embargo, probablemente lo más alucinante del registro fósil animal es descubrir especies o grupos taxonómicos enteros de animales que ya no viven entre nosotros.

El caso más conocido es el de los dinosaurios, aquellos «lagartos terribles» que dominaron la tierra entre 250 y 65 millones de años atrás. Su desaparición se debió al impacto de un meteorito sobre la Tierra y hoy en día las aves son su único grupo superviviente.

Los paleontólogos han sido capaces de analizar con sumo detalle los fósiles de estos dinosaurios y han llegado a conclusiones muy interesantes sobre su modo de vida.

Uno de los estudios más curiosos que existen sobre esto es el análisis de los cráneos fosilizados, que proporcionan muchísima información sobre las capacidades cerebrales de los dinosaurios. Así, por ejemplo, se sabe que el Velocirraptor era un animal sumamente inteligente.

A pesar de que los fósiles de dinosaurios son el ejemplo más conocido por el gran público, existen numerosos grupos de animales que se extinguieron y solo conocemos gracias a restos fosilizados.

Burguess Shale, un lugar único para la paleoecología

En el yacimiento de los esquistos de Burguess Shale encontramos el que probablemente sea el mejor lugar del mundo para estudiar la paleoecología de los organismos del Cámbrico. En este yacimiento, situado en pleno corazón de las montañas rocosas de Canadá, se hallan miles de fósiles de organismos con una variedad esplendorosa.

Lo que hace único a este lugar es que se formó debido a una avalancha arcillosa que atrapó a miles de animales marinos del periodo Cámbrico —trilobites, moluscos, artrópodos y otros invertebrados ancestrales— en posición de vida. Por tanto, la reconstrucción de su ecología se hace más sencilla.

Así, los paleoecólogos pueden estudiar miles de fósiles que de otra forma no se habrían encontrado. Notorio es el ejemplo de Hallucigenia, un onicóforo que obtuvo su nombre debido a su increíble cuerpo con espinas.

Hojas impresas en una piedra.

En conclusión, podemos ver como la paleoecología, ya sea mediante el estudio del polen fosilizado o de los fósiles de animales conservados en la roca, nos permite reconstruir con increíble precisión los ambientes y ecosistemas del pasado.


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