Estos maravillosos équidos llevan acompañando a los humanos desde hace milenios. Por tanto, el lenguaje corporal de los caballos tiene…
Los caballos pueden interpretar las expresiones y emociones humanas
Los caballos pueden interpretar nuestras emociones a partir de las expresiones faciales, la postura corporal y nuestro tono de voz

Los equinos son animales muy receptivos y sensibles a los estímulos de su entorno. Los caballos pueden interpretar nuestras expresiones y, junto con el tono de voz, perciben las emociones humanas.
¿Cómo pueden los caballos interpretar emociones?
Los caballos son capaces de interpretar nuestras emociones. Por ser animales sociales han aprendido a identificar y comunicarse con sus congéneres y los humanos, con los que conviven desde hace miles de años.
No solo se ayudan de la expresión facial de la persona, sino que integran esta con el tono de voz, tanto si ya conocen a dicha persona como si no. Son capaces de relacionar una cara con expresión amigable, un tono de voz tranquilo o una cara airada con gruñidos o gritos.
Ante estímulos negativos, como puede ser una cara de enfado, los caballos giran su cabeza y miran de reojo con el ojo izquierdo, puesto que es su hemisferio cerebral derecho el que procesa las señales de amenaza. También se acelera su ritmo cardíaco y se muestran inquietos, con claros signos de estrés. Esta especialización del cerebro les ayuda a anticiparse a situaciones negativas.
Los caballos son animales comunicativos
En estado salvaje, los caballos suelen vivir en grupos liderados por una yegua y son presas de otros animales, por lo que han desarrollado todo un lenguaje entre ellos para poder comunicarse.
La principal forma de comunicación de estos equinos es la visual. Los caballos pueden interpretar el lenguaje corporal de sus compañeros, por la posición de sus orejas, cabeza, patas y cuerpo en general. La comunicación auditiva también es muy importante.
Los caballos relinchan, resollan, rugen y hacen una serie de sonidos guturales para transmitir distintas sensaciones:
- Comunicar su ubicación al resto del grupo.
- Advertir a otro congénere de un peligro.
- Dar la bienvenida a otro individuo.
- Transmitir afecto o felicidad.
- Como señal de cortejo.
- Para encontrar a las crías.
Sí, los caballos pueden interpretar emociones
Podemos comunicarnos con el caballo mediante el lenguaje facial, corporal y la tonalidad de nuestra voz, puesto que los caballos pueden interpretar emociones humanas. Este hecho es el que ha guiado durante toda su carrera profesional a Monty Roberts, conocido como el hombre que escucha a los caballos.
Roberts es un famoso entrenador de caballos experto en equitación, hípica y doma natural que ha basado todo su trabajo en la comunicación con el caballo. De esta forma, establece una relación de respeto y entendimiento entre el équido y el humano, para dejar atrás conceptos como la dominancia o el castigo, métodos que solo consiguen el miedo y la frustración en los animales.
El lenguaje equino de Monty Roberts
Su método se llama join up (unión) y follow up (acompañamiento), y busca como objetivo establecer una asociación voluntaria entre el caballo y el hombre, sin el uso del dolor, ni la fuerza, para así lograr que el caballo acepte una montura, una brida y un jinete.
Todo esto no es nuevo. El lenguaje del caballo, llamado equs, se basa en un sistema de señas y ya fue inventado por los indios de la tribu Chikasaw para luego ser utilizado por jinetes de todo el mundo.
Tres tipos de señas son las básicas en este idioma: las posturas corporales –que incluyen los movimientos de la cabeza, ojos, labios y orejas–, la cola y los sonidos. Roberts identificó más de 170 gestos con los que el ser humano puede comunicarse con el caballo.
Como puedes ver, la comunicación con el caballo es una acción recíproca. Caballo y humano son ambos emisores y receptores de información. El hombre, a través de sus gestos, su postura y su voz hacen que los caballos pueden interpretar y responder con su estado mediante la posición de sus orejas, cabeza y cuerpo, además de relinchar.
Graduada en Biología por la Universidad de Sevilla (2015). Especializada en comportamiento animal con un Máster en Etología Aplicada y Comportamiento Animal (Universidad Pablo de Olavide, 2016). Durante su especialización tuvo la oportunidad de trabajar con animales exóticos y estudiar de cerca comportamiento de una especie en peligro de extinción con el fin de contribuir a su cría y reintroducción en su proyecto fin de máster: Importancia del olor en el comportamiento reproductor y social en el visón europeo. Silvia ha tratado de primera mano con animales, desde tareas de laboratorio a quirófano gracias también a la experiencia en clínica veterinaria adquirida en el Curso Superior en Asistencia a la Atención en Centros Veterinarios, impartido por la escuela veterinaria de MasterD (2017). Actualmente es creadora de contenido para el centro veterinario donde completó su formación, además también colabora en otros blogs de fotografía y medio ambiente.