Actualmente, con nuestros sistemas de comunicación sofisticados que nos permiten enviar mensajes de forma inmediata a cualquier lugar del mundo, resulta muy difícil pensar que en algún momento uno de los medios más rápidos de trasmitir comunicados era a través del uso de palomas mensajeras. Sin embargo, mucho le debemos a la habilidad de estas aves, que durante siglos recorrieron largas distancias para trasportar mensajes que no daban espera.
Las palomas mensajeras se diferencian de las demás, porque tienen un excelente sentido de la orientación y tienen una complexión física más atlética, pudiendo recorrer hasta mil kilómetros en un solo día a una velocidad de 90 kilómetros por hora.
Uso de la paloma mensajera en la historia
Históricamente el uso de las palomas mensajeras ha sido muy variado. Por ejemplo, tuvo una importancia vital durante los periodos de guerras en la edad media, donde era regular el correo a través de estos animales, aunque su historia se remonta a muchos años atrás.
Existen registros de que ya había un correo a través de palomas mensajeras desde el año 2.800 a.C. Desde la mitología y la literatura nos llegan múltiples relatos donde se aprecia su labor, por ejemplo en Las Mil y Una Noches se hace referencia a ellas como una posesión de gran importancia, miremos este fragmento: “…has de apoderarte, además, de las cuarenta palomas mensajeras del califa, meterlas en una jaula y traérmelas también!”
Han sido todo un símbolo significativo para representar la entrega de mensajes, si revisamos textos como la Biblia, vemos que el Espíritu Santo a través de una paloma, le dio a conocer a María del nacimiento de Jesús, igualmente es una paloma la que le entrega a Noé una ramita de olivo como un mensaje de que había tierra cerca.
Igualmente, dentro de las estructuras greco-romanas encontramos referencias del uso de palomas con fines de comunicación. Por ejemplo, eran ellas las que daban a conocer en los confines del imperio los nombres de los ganadores de los juegos olímpicos. Las tropas romanas contaban a su vez con palomares portátiles que transportaban en sus diferentes campañas bélicas.
Sin embargo, su uso no es exclusivo de la historia clásica. Durante La Primera Guerra Mundial era un verdadero privilegio contar con estas amigas emplumadas, e incluso durante la Segunda Guerra Mundial se usaron para evitar que las conversaciones fueran interceptadas. En ambas guerras fue importante el entrenamiento de diferentes animales, como perros, gatos, incluso se llegó a pensar en entrenar a murciélagos.
Aunque no transportaban mensajes exclusivamente, también se las usaba para enviar objetos pequeños que se necesitaban en otro lugar con urgencia, por ejemplo, tubos con muestras de sangre entre hospitales o laboratorios.
Algunos ejércitos modernos continúan manteniendo y entrenando palomas mensajeras, esto con el fin de tener un plan de contingencia en caso de que se presente un conflicto bélico que involucre un colapso de los sistemas de comunicación modernos.
Las palomas mensajera en la actualidad
A pesar de que aún se sigue implementando la colombofilia (que es como se denomina la cría y entrenamiento de palomas mensajeras), se usan principalmente de manera deportiva, siendo una actividad muy arraigada en España.
Existen un número importante de clubes colombófilos, con el fin de mantener la tradición de entrenar palomas mensajeras, así como fomentar el deporte y la sana competencia.
El deporte consiste en acostumbrar a una paloma a volver a su palomar, para que después de un tiempo volando, vuelvan a él. La idea es que se sueltan dos o más palomas y estas deben llevar a la otra a su palomar, ya sea conquistándola o arrastrándola (por esto se los conoce como palomos rateros). El dueño de la paloma que resulte vencedora, podrá conservar el ejemplar del rival.
Otra modalidad, corresponde a liberar las palomas en un espacio abierto, o desde un palomar diferente al que están acostumbradas, y ganará aquella que logre identificar y llegar más rápido a su respectivo palomar.