Esfinge colibrí: hábitat y características
Si vives en alguna parte de Eurasia, seguramente te habrás confundido al ver algo similar a un colibrí volando en medio de un campo seco o en el ambiente urbano. Es imposible encontrar a una de estas aves en el entorno mediterráneo, pues son eminentemente neotropicales: lo más parecido a este pájaro que tenemos en estas zonas es la esfinge colibrí, un lepidóptero que destaca por su aspecto.
La esfinge colibrí (Macroglossum stellatarum) llama la atención por su plano corporal, pues vista desde lejos podría asemejarse a un pajarillo de pequeño tamaño revoloteando entre las flores. Si quieres conocerlo todo sobre este bello lepidóptero, te animamos a seguir leyendo.
Hábitat de la esfinge colibrí
La esfinge colibrí presenta un rango de distribución muy amplio, pues se puede localizar desde Portugal hasta Japón, incluyendo todo el sur de Europa, el norte de África, el centro de Asia, India e Indochina. Es una especie que está muy presente en la península ibérica, apareciendo en zonas urbanas, pueblos y paisajes mediterráneos por igual.
Este lepidóptero destaca por sus dotes de vuelo y se dispersa por muchas zonas durante el verano. De todas formas, no sobrevive bien en lugares con temperaturas bajas, pues al ser ectotermo requiere del calor ambiental para realizar sus funciones metabólicas. Por ello, su distribución se ve limitada en las altitudes altas y latitudes al norte del continente euroasíatico.
Los lepidópteros americanos del género Hemaris también se conocen como “colibríes”, pero no pertenecen al mismo grupo que la especie que aquí nos atañe.
Características físicas
La esfinge colibrí es un lepidóptero ditrisio, englobado en el grupo de las mariposas tanto diurnas como nocturnas. Además, pertenece a la familia Sphingidae, que cuenta con unas 1450 especies de esfinges en unos 200 géneros diferentes. Todas estas mariposas muestran algunas características físicas comunes.
En específico, la especie Macroglossum stellatarum tiene una envergadura alar de 4 a 4,5 centímetros y presenta un cuerpo robusto y rechoncho. La cabeza porta unas antenas que son ligeramente mazudas (están curvadas en su extremo y poseen un gancho diminuto) y también destaca su espiritrompa , un aparato chupador formado por unas maxilas largas que se enrollan en espiral.
Más allá de su cabeza, cabe destacar que su abdomen es negro y blanco en sus laterales y presenta unas sedas finales con forma de la cola de un pájaro. Esto, unido a la disposición de sus alas anaranjadas y su espiritrompa, le otorgan una apariencia similar a un colibrí. El parecido podría deberse a un fenómeno de convergencia evolutiva, pues ambos animales tienen hábitos parecidos.
Esta especie presenta 3 pares de patas y un cuerpo y alas recubiertos por escamas y pilosidades.
Comportamiento de la esfinge colibrí
Esta especie es migratoria, pero generalmente no sobrevive al invierno en las regiones frías por las que se distribuye. De todas formas, tal y como indican portales especializados, se trata de el único esfíngido europeo que puede superar con éxito la época invernal, sobre todo si habita en regiones templadas con temperaturas amables.
Es un lepidóptero diurno que se mueve ajetreadamente de flor en flor (sobre todo cuando el sol está en un momento álgido), emitiendo un sonido característico (humming) con el batir de sus alas. Son mariposas comunes en jardines, parques, arbustos y zonas de transición entre bosques y praderas. Es ubiquista, pues se adapta a ambientes de secano y regadío por igual.
Gracias a sus antenas, la esfinge colibrí es una excelente voladora. Estas estructuras le permiten detectar la rotación durante la maniobra en los distintos ejes espaciales a la perfección.
Una visión inusitada
Aunque parezca sorprendente, estudios han demostrado que esta especie es capaz de ver a color. La esfinge colibrí tiene un sistema visual tricromático (3 diferentes tipos de conos oculares) que le permiten distinguir a la perfección los tonos de las flores para poder alimentarse de su néctar. Su visión es mejor incluso que la del abeja común (Apis mellifera).
Alimentación
Tal y como indica su espiritrompa, esta especie se alimenta del néctar de distintas flores, todas ellas con una corola en forma de tubo. No es coincidencia que la esfinge colibrí busque de forma casi exclusiva plantas con inflorescencias de cáliz profundo, pues así evita la competición con otros muchos insectos polinizadores que no pueden aprovecharse de flores tan “complejas”.
Algunos de los géneros predilectos para esta especie son los siguientes: Centranthus, Jasminum, Buddleia, Nicotiana, Primula, Viola, Syringa, Verbena, Echium, Phlox y Stachys. Por otro lado, las larvas o gusanos se alimentan de las hojas de plantas de los géneros Galium, Rubia y Stellaria. Como puedes ver, la dieta cambia según la etapa vital del lepidóptero.
Reproducción de la esfinge colibrí
Esta especie produce 2 o más generaciones de descendencia a lo largo de su vida, dependiendo de su localización geográfica. Los adultos se suelen reproducir en junio y septiembre, y como hemos dicho, es uno de los pocos lepidópteros capaces de sobrevivir al clima invernal en ciertas zonas.
Una hembra fecundada puede poner hasta 200 huevos, cada uno de ellos en una planta separada. 6 a 8 días después de la oviposición emergen las larvas, de un claro tono verdoso y mimético con las plantas de las que se alimentan. Dependiendo del calor y de la exposición al sol, la etapa larvaria puede durar muy poco tiempo, unos 20 días.
Las larvas son muy gordas, presentan líneas laterales blanquecinas y un cuerno típico de los esfíngidos.
Estatus de conservación
Tal y como indica la Butterfly Conservation ORG, esta especie no ha sido evaluada en lo que a conservación se refiere a nivel regional. Tampoco existe información sobre ella en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), por lo que asumimos que el conocimiento sobre sus poblaciones es muy limitado.
De todas formas, sí que se sabe que el 40 % de los insectos polinizadores a nivel general se encuentran en riesgo de extinción, ya sea mayor o menor. Los plaguicidas, los ácaros, la contaminación, la deforestación y la introducción de especies exóticas pueden poner a esta y otras muchas especies en peligro a largo plazo si no se realizan los cambios pertinentes.
La belleza de la esfinge colibrí es incomparable, pues con su grácil vuelo y sus bellos colores este invertebrado impresiona a cualquiera. Cuidar los bosques y evitar el uso de plaguicidas a menos que sea estrictamente necesario son requisitos para que podamos seguir disfrutando de esta y otras muchas especies.
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