¿A dónde van las mascotas después de su muerte?

Afrontar la pérdida de una mascota es bastante difícil, pero muchas veces reconforta saber que su destino es un lugar apacible y en el que se encontrarán bien.
¿A dónde van las mascotas después de su muerte?

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 23 marzo, 2023

Una de las preguntas más comunes que se hacen las personas es ¿qué es morir? El deseo de trascendencia choca con la realidad y busca explicaciones sobre nuestro destino después de la muerte. Asimismo, cuestiona la partida de los compañeros más queridos y hace preguntas como, ¿a dónde van las mascotas después de su muerte?

El proceso de duelo ante la muerte de una mascota

Es probable que una de las formas más incomprensibles de sufrimiento se da ante la muerte de un ser amado, que incluye, por supuesto, la muerte de las mascotas.

Algo triste sobre estos es que no es frecuente que se realicen procesos de duelo sobre la pérdida de la mascota. Tampoco se le da espacio a la persona de procesar el dolor y sanar. Esto es sobre todo perjudicial para aquellos que encuentran en sus mascotas una fuente única de amor verdadero. Aun así, se han creado varias teorías y creencias sobre el espíritu animal, con el objetivo de apaciguar el dolor humano.

¿Los animales tienen espíritu?

Existen muchas discusiones sobre si tienen o no espíritu. Sin embargo, es indudable que los animales comparten con nosotros aspectos en común. Por ejemplo, pueden sentir emociones similares a las nuestras, como la felicidad, la tristeza o el dolor.

De igual manera, muy aparte de lo condicionado por sus instintos, cada uno de los animales está dotado de un carácter personal que lo hace único, y se nutre a partir de su experiencia.



perro tumba

Debido a estas condiciones, se habla de un espíritu animal (ajeno a las percepciones religiosas que envuelven la palabra espíritu). De hecho, la misma palabra que los caracteriza proviene de ánima, que significa ‘animado’ o ‘vivo’.

Es cada vez más común escuchar relatos de personas que han visto a sus mascotas después de fallecidas, o que sienten su presencia en los lugares que fueron más significativos durante su experiencia de vida. Por lo tanto, se ha popularizado la creencia de que los animales trascienden, ya sea en espíritu o esencia.

La muerte para los animales

Para los animales, la muerte es un proceso natural, y algunos han desarrollado entendimiento sobre la misma; de tal forma que viven procesos de duelo cuando un compañero (ya sea animal o humano) fallece.

«La creciente equivalencia conceptual entre humanos y animales ha difundido la creencia de que los animales poseen un alma y se reecontrarán con sus amos en el cielo. La evidencia de este argumento surge de varias fuentes, incluyendo el notable caso de las inscripciones sepulcrales en cementerios de mascotas en Estados Unidos y Francia».

Stanley Brandes (2017)

gato enfermo 3

Sin embargo, al no haber desarrollado una consciencia propia sobre la muerte (como las perspectivas y significados que le dan los humanos), los animales no sienten ninguna clase de sufrimiento emocional sobre la finitud de su vida, resistencia a morir, miedo a conceptos como el infierno o el paraíso, que puede hacer de este proceso algo sumamente traumático para los humanos.

Si bien existen situaciones de apego hacia su familia, los animales (dentro de la propia inconsciencia sobre la muerte) no padecen ninguna clase de apegos. Por ello, viven en el presente (no reparan en el pasado y parece que no piensan en el futuro), lo que hace el tránsito entre la vida y la muerte mucho más sencillo para ellos.

Algunas teorías sobre el más allá

Existen muchas teorías sobre lo que ocurre con las mascotas cuando se encuentran en los últimos momentos de su vida. Cada una varía según la religión y las creencias de las personas. Entre las más conocidas se encuentran:

  • Pasan por un proceso de integración de las experiencias que tuvieron en vida antes de reencarnar de nuevo en otro animal de la misma especie o de especies diferentes.
  • Se cree que los animales que soportan duras enfermedades durante largos periodos de tiempo, se encuentran a la espera de que su humano madure emocionalmente y se encuentre listo para «dejarlo ir».
  • El cuerpo físico del animal se transforma en un cuerpo energético, que es liberado en el momento en que este fallece.
  • Los animales retornan a las energías divinas de la naturaleza, donde vuelven a ser uno con la entidad generadora de la vida.
  • Dentro de las ramas más modernas provenientes de las creencias judeocristianas, los animales que nos acompañaron en vida se encuentran a la espera de nosotros en el paraíso.
  • Según la tradición mexicana de día de muertos, cada año (el 27 de octubre) el espíritu de la mascota regresa en forma de energía para saludar a su tutor y su familia. Para ello, tal y como señala una investigación publicada en 2022 por la Revista Encartes, se le coloca una ofrenda o altar con la comida y pertenencias que le encantaban durante su vida.
  • Su espíritu se encuentran en espacios de juego mientras disfruta de otra clase de experiencias en un cuerpo astral diferente.
  • Si el humano no asume de forma positiva la muerte de las mascotas, estas no pueden ascender a un plano superior y vagarán por espacios oscuros mientras buscan calmar la ansiedad del cuidador.

El perro: más que solo un animal

Lejos de las creencias actuales sobre las almas de los perros, en ciertas culturas prehispánicas se creía que los canes tenían tareas posteriores a su muerte. Estas consistían en transportar al espíritu humano para llevarlo al reino de los muertos, pues solo ellos conocían el oscuro camino. De esta manera, acompañaban y guiaban a su fiel amigo al «más allá».

Las culturas maya y náhuatl, según describe un estudio publicado por la Revista de Cultura Náhuatl, pensaban que el perro era el encargado de ayudar a cruzar el río espiritual del reino de los muertos. Para ello, los humanos tenían que montar el lomo de sus compañeros para lograr pasar y alcanzar el descanso eterno. Asimismo, el can se encargaba de dar las pruebas sobre los actos bondadosos que realizó su tutor en vida. De lo contrario, el hombre era condenado a vagar por el mundo.



Tener a un perro es una experiencia que nadie cambiaria por nada. A pesar de cualquier creencia, las mascotas te marcan de manera profunda y es reconfortante saber que, aún después de su muerte, siguen contigo en más de una forma.


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