Waghya no permitió que su humano favorito se marchara solo

El perro, sin duda alguna, es el mejor amigo del hombre. Pues, a lo largo de toda la historia ha estado a su lado transmitiéndole un cariño puro, resguardándolo y siendo incondicional.

Tanto así que uno de esos nobles seres fue el que mejor les demostró el verdadero significado de lealtad a los integrantes de un imperio. Por tal razón, a partir de ese momento, comenzó a ser considerado como un héroe más para ellos.

Debido a ello, en este artículo te compartimos todos los detalles de esa gran historia.

El vínculo entre un indio guerrero y su perro

Shivaji, el rey que se convirtió en héroe por ser uno de los mejores guerreros y fundar el llamado imperio Maratha, no solo tuvo día a día el apoyo de todos los individuos de su comunidad, sino que siempre estuvo acompañado de un fiel canino llamado Waghya.

Pues, juntos se hacían sentir importantes, protegían su bienestar y se llenaban de la motivación que necesitaban para seguir adelante. Por ello, no se separaban ni un solo segundo.

De esa manera, el canino estuvo al lado de su amo cuando lo condecoraron en el trono. Además, no faltó a ninguno de los discursos que él daba ante todos los ciudadanos que pertenecían a su imperio.

Es así como se puede decir con seguridad que fue el ser que lo acompañó en cada una de sus alegrías y tristezas. Esto debido a que su fidelidad nunca dependió de las circunstancias.

No obstante, desafortunadamente, un día la vida de Shivaji se apagó y no pudo seguir disfrutando junto a Waghya en el mundo terrenal. Pero, el peludo no estuvo dispuesto a aceptar que su persona favorita se fuera sola y protagonizó un impactante hecho durante las exequias.

La reacción que Waghya cometió durante el funeral y quedó inmortalizada

Tras la muerte del rey Shivaji, todos los integrantes del imperio decidieron realizarle una ceremonia religiosa. Esto con el fin de honrar su memoria y garantizar que su alma pudiera descansar en paz.

Así mismo, se aseguraron de que Waghya estuviera presente. Pues, sabían que era su ser más cercano y, por lo tanto, iba a querer darle el último adiós.

Debido a ello, en el momento en el que estaban cremando el cuerpo del rey, integraron al perrito en la rotonda. Sin embargo, justo en ese instante, ocurrió algo que nadie esperaba.

Pues, entre los planes de Waghya no estaba el de separarse de su adorado amo. En consecuencia de esto, también saltó sobre el fuego y se quemó juntó a él.

Por consiguiente, cada uno de los ciudadanos se convencieron de que el canino era el verdadero símbolo de valentía y lealtad. Entonces, determinaron que al igual que el rey Shivaji, él también era un héroe que merecía ser venerado.

El homenaje al perrito y al rey

Después de considerar una gran cantidad de ideas, el imperio acordó que el mejor homenaje que podían hacerles era construirles una estatua que los identificara a los dos.

De ese modo, edificaron un enorme monumento que tenía una placa en la que se exaltaba a Shivaji. Además, encima de él, pusieron la silueta de un perrito sentado.

Esto con la intención de transmitir la idea de que el canino siempre estaría en lo más alto resguardando al humano por el que sentía el amor más puro de todos.

Y, a partir de 1936, año en el que quedó inaugurada la estatua, se convirtió en uno de los elementos más representativos del Distrito de Raigad, en India. Así mismo, en uno de los mejores atractivos turísticos.

No obstante, muchos años después sufrió un grave atentado.

La agresión a la estatua de Waghya y Shivaji

A lo largo de muchos años, un grupo extremista manifestó que creían que el perro nunca había tenido ese actuar y que todo se trataba de una simple leyenda. Por lo tanto, indicaron que les parecía un acto de irrespeto que compartiera monumento junto al rey.

Debido a esa situación, en el año 2011 protestaron y tumbaron la estatua de Waghya. Sin embargo, gran parte de la comunidad no estuvo de acuerdo y dijeron que ese sí era un acto de irreverencia ante Shivaji.

Además, dejaron en claro de que la historia del perro fue totalmente real y, a causa de ello, él es un ser que merece todos los reconocimientos del mundo.