¿Cuál es el valor de la vida de un animal?

¿Se puede valorar la vida de un animal en términos económicos? ¿Cómo se cuantifica la sensación que cada propietario tiene hacia su mascota? Aquí te contamos un poco más sobre este debatido tema.
¿Cuál es el valor de la vida de un animal?
Francisco María García

Escrito y verificado por el abogado Francisco María García.

Última actualización: 20 diciembre, 2019

El mero hecho de cuantificar o monetizar la vida de un animal nos suele provocar cierto rechazo, en especial cuando se trata de nuestras mascotas. Y sí, tenemos razón de sentirnos mal con esta idea, pues el valor de una existencia, independiente de la especie, no debería calcularse en términos económicos.

No obstante, esta práctica se realiza en muchos lugares, con muchas circunstancias y no solo en el momento de compraventa de mascotas, principalmente si hablamos de la industria alimenticia o si echamos un vistazo a la legislación vigente en nuestros países.

A continuación, te proponemos hacer este ejercicio reflexivo que, como suele ocurrir, no siempre resulta agradable. Pero, como veremos, debatir sobre el valor de la vida de un animal es un paso necesario para seguir avanzando en el camino hacia una sociedad más justa e igualitaria, con leyes que reconozcan el derecho animal.

Animales como bienes muebles: ¿una vida puede ser objetificada?

Las leyes españolas, y más concretamente el Código Civil, aún entienden a los animales como ‘bienes muebles’ que pertenecen a un propietario. Entre otras cosas, ello permite que los animales sean objetos, por ejemplo, de contratos de copropiedad, hipotecas y embargos judiciales. De esta forma, la vida de un animal sí puede ser monetizada según la propia ley.

Actualmente, ya se está tratando una propuesta de modificación que concede a los animales de compañía un estatus jurídico especial, por el que se los reconocería legalmente como seres dotados de sensibilidad. Sin embargo, uno de los principales problemas es que su texto contempla únicamente a las mascotas.

Por todo ello, la vida de un animal silvestre o ‘de granja’ podrá seguir siendo objetificada y monetizada bajo la figura jurídica de un bien mueble. Realmente, este status priva a nuestra mascotas de cualquier facultad cognitiva o emocional, lo que hace que su integridad y bienestar tengan poca –o nula– relevancia a nivel jurídico.

Vacas lecheras

Indemnizaciones por accidentes o negligencias: ¿cómo determinar el valor de la vida de un animal?

Otro aspecto polémico de las normativas españolas es que contempla el derecho de un dueño a exigir legalmente una indemnización, si su mascota sufre un accidente o es víctima de negligencia en una clínica veterinaria, por ejemplo. En estos casos siempre es importante tener un seguro de mascotas.

Lógicamente, para conservar su derecho a reclamación, el dueño necesita cumplir algunas condiciones mínimas establecidas legalmente. La primera de ellas es comprobar que el animal llevaba puesta la correa y estaba acompañado por su propietario a la hora del accidente.

Ahora bien, nuestro foco no está en los requisitos para solicitar una indemnización, y sí en los parámetros para asignarle un valor. Cuando hablamos de un animal que probablemente quedará con secuelas para el resto de su vida, ¿cómo se calcula una suma suficiente para ‘compensar’ la pérdida de su calidad de vida?

En estos casos, se suele solicitar una indemnización para cubrir completamente los gastos con su tratamiento y rehabilitación: una cantidad que incluya los gastos en atención veterinaria, medicamentos y los cuidados que necesita recibir.

Pero ¿y si ocurre lo peor? Cuando un animal fallece a consecuencia de la imprudencia de un conductor o la mala praxis de un profesional, ¿cuál es valor de esta vida arrebatada de forma tan repentina y brutal? En términos administrativos y legales, la indemnización debe corresponder al precio abonado para la adquisición del animal.

Perro deambulando por la carretera

Sanciones para el maltrato animal: ¿son las multas suficientes para compensar el daño?

En Europa, el maltrato animal se reconoce legalmente como un delito, que puede conllevar  pena en prisión de 15 días a dos años, según el país. En España el artículo 337 del Código Penal prevé la posibilidad de dictar pena en cárcel de tres meses a un año para quienes cometan actos de crueldad, abusos o explotación contra los animales.

Pero, en la práctica, difícilmente una persona cumple tiempo de prisión por una denuncia de maltrato animal. La mayoría de los agresores terminan pagando multas o realizando servicios comunitarios sustitutivos, principalmente si jamás habían registrado una denuncia legal en su contra.

¿Realmente una simple multa resulta mínimamente eficaz para combatir el maltrato animal? Independiente de la cuantía, una sanción económica está muy lejos de poder reparar los daños físicos y emocionales ocasionados al organismo y a la vida de un animal.

Pero lo más alarmante es que las multas no tienen cualquier función educativa. O sea: no generan un real impacto en la comprensión del individuo que daña deliberadamente a otro ser vivo, como tampoco generan cualquier contribución para la concienciación de la población sobre la importancia de respetar la vida, en todas sus formas y especies.


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