Todo sobre la rabia o hidrofobia

Todo sobre la rabia o hidrofobia

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 24 abril, 2015

La rabia es una enfermedad producida por un virus, con un tiempo  de incubación corto y que de presentarse el contagio, resulta mortal. La rabia o hidrofobia (fobia al agua) ataca a una gran variedad de mamíferos, incluyendo a los seres humanos. Se presenta afectando al cerebro y al sistema nervioso central.

El virus que produce la rabia, el Rhabdoviridae, se encuentra presente en todo el planeta, teniendo un mayor índice de mortandad en África y Asia, siendo los niños y los cachorros los más propensos a morir a causa de este mal.

Transmisión

La rabia se trasmite a través del contacto con la saliva o demás secreciones de un animal infectado, presentándose la mayoría de contagios por mordeduras o arañazos. Otra forma de contagio, aunque es poco frecuente, es cuando la saliva infectada llega a una herida abierta o a una mucosa.

El virus, una vez dentro del organismo, viaja por el cuerpo hasta llegar al cerebro, donde causa las inflamaciones que producen los síntomas característicos de la enfermedad.

Incubación

perro enfermo

La incubación del virus que produce la rabia, tiene algunas variantes. Por ejemplo, depende en gran medida de la especie afectada o de la parte del cuerpo por la que haya ingresado el virus. De esta forma, cuando el ingreso se hace por lugares cercanos al cerebro, el virus tendrá un menor tiempo de incubación.

En animales con tamaños similares a los perros promedio (talla media), la aparición de síntomas suele presentarse entre las 3 y las 8 semanas del contagio. Sin embargo, se han dado casos en que el periodo de incubación de la enfermedad es considerablemente largo, llegando a alcanzar los 6 meses.

En animales del tamaño de los gatos, los síntomas se manifiestan dentro de las 6 primeras semanas, pero esto suele ser muy relativo, pues hay casos documentados en que la enfermedad se demoró hasta un año en presentar síntomas después del contagio, siendo este fenómeno mucho más frecuente que en los perros.

Para los humanos el tiempo de incubación es de 3 a 6 semanas y difícilmente se presenta un periodo de incubación más largo que este lapso.

El perro suele ser el principal portador de esta enfermedad, así como es el animal que más la transmite. Es por esto que se han fortalecido los planes de esterilización y vacunación  tanto de mascotas como de perros callejeros.

Sintomatología

El cuadro sintomático de la rabia puede no parecer alarmante en un comienzo, pero los síntomas se irán haciendo cada vez más severos, afectando diferentes funciones corporales y la personalidad de quien la padezca.

Sus síntomas son:

  • Fiebre
  • Ansiedad
  • Estrés
  • Actitudes nerviosas
  • Salivación excesiva
  • Agresividad
  • Hiperactividad
  • Inapetencia
  • Dificultad para tragar
  • Parálisis
  • Fotosensibilidad
  • Mirada salvaje y desorientada
  • Hidrofobia
  • Automutilación
  • Movimientos erráticos
  • Cambios en la voz
  • Convulsiones

Prevención, diagnóstico y tratamiento

vacuna gato

Básicamente, la única manera de prevenir la rabia es a través de la adecuada vacunación y la poca exposición de animales sanos a animales infectados o con sospechas de tener la enfermedad. En caso de que hayas adoptado un perro callejero, lo primero que debes hacer es llevarlo al veterinario para que descarte posibles enfermedades. Tampoco debes dejarlo con tus otras mascotas hasta que no te encuentres absolutamente seguro de que se encuentra sano.

Tampoco dejes restos de comida que puedan atraer animales salvajes o perdidos, y cuando estés en la calle, en cuanto veas a un animal comportándose de manera extraña, lo mejor es reportarlo inmediatamente.

El único diagnóstico certero para determinar la rabia es el de realizar un análisis de tejido del cerebro. Sin embargo, esto implica que el animal esté muerto para poderse determinar. La rabia se diagnostica a través del estudio de la sintomatología, aunque se están tratando de desarrollar técnicas para poderla detectar en fases más tempranas.

La rabia no tiene cura, de ahí la importancia de la prevención, pues una vez se determina que un animal padece rabia, su destino es la muerte.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.