Si hace un par de años se consideraba que teñir el pelo de un animal era una práctica invasiva, ahora la “nueva tendencia” es que las mascotas luzcan tatuajes o perforaciones en alguna parte de su cuerpo. Sin embargo, esta “moda” ha generado polémica entre algunas organizaciones que protegen los derechos de los animales, por considerarse una práctica innecesaria y dolorosa. Y no es para menos. Si en algún momento de tu existencia decidiste hacerte un tatuaje, seguramente sabes de lo que estoy hablando; dependiendo de la zona en la que lo hagas es el grado de dolor que sentirás. Pero….¿por qué los dueños de animales recurren a estas prácticas? ¿El tatuaje en las mascotas es moda, capricho o mera crueldad?
Perforaciones y tatuajes para mascotas
Hasta hace unas décadas hacerse un tatoo era exclusivo de las personas. Sin embargo, en los últimos años, ha sido una opción también para las mascotas. Sí, como lo lees. Que los animales lleven un tatuaje ya no es extraño. De hecho, si caminas por algunas ciudades de Estados Unidos, quizás puedas cruzarte con algún perro o gato que lleva alguna parte de su cuerpo tatuada.
Si bien es cierto que muchos tatuadores se resisten a realizar esta práctica a animales, otros no ofrecen resistencia alguna, ya que lo consideran como parte de una tendencia o, quizás, es una manera de ganar dinero y elevar un poco su ego.
Pero la idea de trasladar el arte corporal de las personas a los perros no abarca solo a los tatoos. Resulta, que la moda también se extiende al universo del piercing y las perforaciones. En ese sentido, muchos dueños, en mi opinión, por demás insensibles, colocan piercings en las orejas de sus mascotas y en otras extremidades. Y es así como, bajo esa tendencia invasiva, las orejas de los gatos o perros son perforadas sin sentido alguno, en definitiva sólo para alimentar el capricho de sus propietarios.
Prohibiciones
Como mencionamos, esta moda ha generado polémica entre muchas asociaciones que protegen a los animales y sus reclamos lejos de silenciarse, se han hecho más fuertes. Al punto que en ciertas ciudades de Norteamérica, como es el caso de Nueva York, algunos asambleístas han presentado un proyecto ley para que este tipo de actos se prohíban.
Linda Rosenthal, asambleísta del partido demócrata, aseguró que pronto será un crimen perforar o tatuar un animal de compañía en Estados Unidos, ya que es una práctica cruel. “Mientras que la gente puede elegir el dolor de los tatuajes o piercings para satisfacer sus propias predilecciones estéticas, los animales de compañía no tienen ese lujo”, aseguró en varias publicaciones.
La ley aprobada en Manhattan entrará en vigor las próximas semanas. La única excepción que contempla la norma es el tatuaje bajo supervisión médica, ya sea por razón médica o por identificación. En relación a esto último, muchas veces los veterinarios suelen marcar a los animales domésticos para identificar que ha sido esterilizados. De acuerdo a la reciente ley aprobada, este tipo de tatuajes solo deberá incluir ciertos números y letras, que asignará el profesional correspondiente, para conformar un registro de identificación.
La ley que se pondrá en práctica en la Gran Manzana, tampoco se aplica para las marcas auriculares que se realizan en los conejos o conejillos de indias.
Para aquellos que violen esta norma, la pena puede ser de 15 días de arresto y hasta multas de 250 dólares.
Cabe destacar que una legislación similar, a la aprobada en Nueva York, que también fue presentada en Nueva Jersey.
Este tipo de normas tienen su antecedente en la legislación que se aprobó, hace unos años, en Pensilvania, que fue el primer estado del país, que condenó abiertamente este tipo de prácticas abusivas contra los animales.
En Europa el tatuaje en mascotas se utiliza para identificar a algunas razas de perros deportivos o de caza. El tatuaje que se realiza consiste en una pequeña marca y se hace con la mascota sedada.
Este sistema de identificación se puso en funcionamiento hace ya varias décadas en Francia y rápidamente se extendió hacia otros países de la región. En España, la primera región que implantó esta modalidad fue la Comunidad Autónoma de Cataluña.