¿Son igual de útiles todas las especies para conservar la biodiversidad?

El uso de las especies para conservar la biodiversidad se lleva implementando desde hace años, pero su efectividad es puesta en duda por los expertos. ¿Por qué? ¿Acaso no son todas las especies igual de útiles para este fin?

Especies para conservar la biodiversidad: ¿qué diferencias existen?

Especie paraguas

Son las especies más utilizadas en conservación, ya que protegiéndolas a ellas se protegen, de forma indirecta, otras muchas que cohabitan en su mismo ecosistema. Suelen ser especies importantes y con necesidades que abarcan un campo amplio. A través de ellas se puede seleccionar un área de reserva potencial.

El término lo utilizó por primera vez Bruce Wilcox en 1984, y está en debate desde entonces. Algunos expertos las consideran tremendamente útiles para conservar la biodiversidad; otros consideran que una combinación de especies menores puede ser más útil como por ejemplo los invertebrados.

La mayoría de especies paraguas se incluyen en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) al estar amenazadas o en peligro de extinción y, por ello, su protección se extiende a la conservación de su hábitat.

En España una de las principales especies paraguas es el oso pardo, ya que sus requerimientos ecológicos son muy amplios. Y su protección ayuda a la conservación de toda su área de movimiento.

Especie bandera o emblemática

Se considera como tal aquella especie lo suficientemente carismática como para ser símbolo de protección de la naturaleza, con el objetivo de captar la atención del ciudadano y del gobierno. Esto facilita que se consigan fondos para amparar a dicha especie y a otras relacionadas, aunque menos atractivas, con las que comparte el ecosistema.

Lo que mas se utiliza son los mamíferos de mayor tamaño, ya que son los más conocidos y vistosos, y es que logran generar mayor empatía en el ser humano.

Pueden representar un ecosistema, pero también un problema ecológico. Un ejemplo es el uso de las grandes tortugas marinas para resaltar el problema de los vertidos de plásticos al océano.

Algunas de estas especies representan a las organizaciones mundiales relacionadas con la conservación, como el oso panda de la WWF.

Especie indicadora

Se trata de una especie que define a la perfección una característica del medio ambiente. Su presencia, ausencia o abundancia refleja una situación específica. Por ejemplo, se usan para delimitar una región, como puede ser una especie exclusivamente desértica.

Pero su uso más valorado en conservación es para conocer la salud de un ecosistema. En este caso, las especies indicadoras son las especies más sensibles a una característica ambiental, y se utilizan como señal de alarma. Por ejemplo, los líquenes como indicadores de la calidad del aire.

Las especies indicadoras pueden ayudarnos a conocer el estado de una condición ambiental, delinear una ecoregión, encontrar un brote de enfermedad o controlar el cambio climático.

Especie clave

Es aquella especie cuya abundancia tiene un efecto desproporcionado sobre su ecosistema, ya que su presencia afecta al resto de organismos que allí habitan. De esta manera, dicho ecosistema podría colapsarse ante la ausencia de la especie clave.

El ejemplo característico es la relación depredador-presa. La presencia de un determinado depredador impide que una población de herbívoros abundante acabe con la flora de un ecosistema.

Otro ejemplo son los animales considerados como ingenieros, porque modifican de forma muy pronunciada su ecosistema. Es el caso de los elefantes, que a su paso destruyen árboles y abren camino a las especies de abasto. Sin ellos, la sabana africana se volvería bosque y desaparecería.

Especies para conservar la biodiversidad y cómo se pervierte su uso

El empleo de estas especies puede sesgar a su favor las prioridades de los conservadores. Actuarían en detrimento de especies menos carismáticas que pudieran estar bajo amenaza.

Por ejemplo, la protección de la rana verde para la conservación de los humedales semipermanentes. No es un animal que despierte empatía entre el público, por lo que a la hora de elaborar un plan de conservación se buscan otras especies más llamativas.

Se eligen las especies bandera, aunque lo ideal es que fuesen especies paraguas, para despertar el interés de la población no solo por un animal, sino por un ecosistema completo.

En España existen dos especies consideradas tanto bandera como paraguas: el oso pardo y el urogallo. Ambas están catalogadas por la IUCN como ‘en peligro de extinción‘ y son apreciadas. Pero su conservación en muchas ocasiones se ha relacionado con actuaciones perversas que poco tienen que ver con la biodiversidad.