¿Es normal sentir más amor por mi perro que por otras personas?

Si tu perro es tu mejor amigo, no temas, pues no tienes ningún problema mental. Aquí te presentamos argumentos para responder a quien te lo insinúe.
¿Es normal sentir más amor por mi perro que por otras personas?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 24 marzo, 2024

¿Eres de los tutores que alguna vez ha expresado: «el amor por mi perro es mayor que el que siento por otras personas»? Seguramente sí. Y, con altas probabilidades, alguien habrá comentado que eso no es normal. No obstante, la ciencia no dice lo mismo, pues la antrozoología descartó hace tiempo la patología de los vínculos afectivos con otras especies.

Que sientas tanto afecto por tu can es algo lógico por los beneficios que reporta a tu salud, tanto mental como física. Son una compañía estupenda y la mayoría dan menos disgustos que los humanos. No obstante, estas afirmaciones se sustentan en datos científicos, así que vamos a profundizar en ellos.

Beneficios directos de vivir con animales

Cuidar de un animal desarrolla la empatía y el sentido de la responsabilidad. Estos dos factores contribuyen a crear un vínculo emocional tan válido como el que podría establecerse con un amigo o familiar. Esta relación, además, tiene beneficios reportados por la ciencia:

  • Reducción de sentimientos de soledad: las interacciones positivas diarias con un animal reducen la soledad percibida, como se detalla en una investigación publicada en la Revista Colombiana de Ciencias Pecuarias.
  • Son una fuente de apoyo en los peores momentos: los investigadores también han descubierto que, durante enfermedades mentales crónicas, la presencia de un animal en la vida del paciente resulta en un alivio de los síntomas.
  • Disminuyen la ansiedad y la depresión: la reducción de la ansiedad con solo acariciar un animal, sea de la especie que sea, se ha determinado después de experimentos, como el que detalla un estudio divulgado en la revista Anxiety, Stress, and Coping.
  • Ayudan a encontrar un propósito vital: sí, en especial en los adultos mayores. Una publicación de la revista Aging & Mental Health, del año 2019, encontró que cuidar de un animal ayudaba a las personas a socializar mejor y a aliviar los sentimientos de falta de propósito y de significado vital.

Todos estos beneficios nacen del establecimiento de un vínculo positivo entre humanos y otras especies. En el caso concreto del perro se encontró ventaja adicional: al promover una vida menos sedentaria, actuaban como factor protector de las enfermedades coronarias.

Mujer mayor abraza a su perro, como muestra del amor a su perro.
Compartir la vida con una mascota influye de forma positiva en la salud mental de los adultos mayores. Crédito: Wavebreakmedia/iStockphoto.


La influencia de la cultura en la percepción del amor por tu perro

Entonces, ¿cómo existen personas que consideran que no es normal sentir más amor por tu perro que por otras personas? Aunque los beneficios anteriores están más que estudiados y confirmados por la ciencia, aún existe una vaga noción en la opinión popular de que este fenómeno tiene algo de patológico.

Se suele afirmar que las personas que tienen un vínculo afectivo profundo con su perro lo están usando como sustituto de sus relaciones intraespecíficas.

La barrera cultural que se erige entre humanos y el resto de las especies (el antropocentrismo) crea la sensación de que quienes establecen vínculos con los animales no humanos sufren algún tipo de patología o déficit de socialización.

Sin embargo, estudios, como el publicado en la Revista Argentina de Ciencias del Comportamiento, exponen que los perros y otros animales domésticos tienen su propio rol en la familia, no uno sustitutivo. De hecho, influyen en las dinámicas familiares y en las formas de cohabitar. Por tanto, si sientes más amor por tu perro que por otras personas, ten por seguro que no hay patología en ello.

La explotación animal y el reconocimiento de su identidad individual

Si echamos un vistazo a nuestro alrededor, encontramos que la relación del humano con otras especies es, en su mayoría, utilitaria, como en los siguientes casos:

  • Ganadería
  • Zoológicos
  • Perros pastores
  • Animales de terapia

En casi todos los contextos, los animales nos sirven. Esto se extendió, en su momento, a las mascotas, concebidas como animales que servían para proporcionar compañía o actuar de guardianes, y no como miembros de la familia.

Sin embargo, como hemos comentado al principio, tratar con otras especies hace posible el desarrollo de la empatía. Y esta, a su vez, le permite comprender a los seres humanos que los animales tienen una personalidad propia y que la interpretación, a través de su conducta, no difiere demasiado de lo que pasa por nuestra cabeza. La conclusión coincide en gran parte de las personas: el reconocimiento de su individualidad.

Los perros son un caso muy representativo de este proceso. Al ser una especie moldeada a lo largo de milenios para convivir con los humanos, han desarrollado una capacidad especial para comunicarse con nosotros, que facilita la creación de un vínculo estrecho y tan válido como el que se establece con un amigo humano.

En consecuencia, no debes alarmarte si eres de las personas señaladas por decir: «el amor por mi perro es más grande que el que siento por otros».
Joven mujer estrecha su cabeza con la de su perro.
La tenencia de animales de compañía aumenta la empatía emocional. Crédito: standret/iStockphoto.


¿Puede ser preocupante sentir más amor por mi perro que por otros humanos?

Si bien el vínculo que estableces con tu perro no es algo que deba hacerte pensar que tienes algún trastorno mental, cómo te relacionas con él puede ser un indicador de malestar psíquico. Por ejemplo, si salir con tu grupo de amigos te causa mucha ansiedad y llevas tiempo sin hacerlo, refugiándote en pasar tiempo con tu can, podrías sospechar que esa ansiedad requiere de ayuda profesional.

No obstante, el problema no es querer mucho a tu perro, sino lidiar con un malestar psicológico al que no se le pone remedio. Por eso, si en algún momento detectas ese sufrimiento, no dudes de que tu can te ayudará a superarlo, pero es más que recomendable que abordes el problema con la ayuda de un psicólogo.


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