Sapos de espuelas: tipos, hábitat y características

Estos anfibios anuros son fundamentalmente excavadores, pero salen en masa a la superficie cuando es momento de reproducirse.
Sapos de espuelas: tipos, hábitat y características
Francisco Morata Carramolino

Escrito y verificado por el biólogo Francisco Morata Carramolino.

Última actualización: 22 febrero, 2021

Los anuros son anfibios sin cola, cuyas patas traseras son normalmente más largas que las delanteras. Estos incluyen a los sapos y las ranas y son unos de los animales más antiguos en el planeta, con numerosas especies muy variables entre sí. Un grupo de anuros muy interesantes —pero normalmente pasado por alto— son los sapos de espuelas.

Estos pequeños animales comparten características con todo el resto de anuros, pero tienen ciertos rasgos que los diferencian de los demás. Si quieres aprender más sobre estos anfibios y sus hábitos, sigue leyendo.

Los sapos de espuelas: un grupo informal

Tradicionalmente, se han incluido a todos los sapos de espuelas en un mismo grupo, debido a la gran cantidad de similitudes que comparten. Sin embargo, tras estudios moleculares, se ha concluido que existen 2 familias diferentes de sapos de espuelas, que no están muy estrechamente emparentadas entre sí.

La familia Pelobatidae incluye a los sapos de espuelas del viejo mundo o europeos. Son tan solo 6 especies, todas ellas pertenecientes al género Pelobates. Están presentes en Europa, el norte de África y el oeste de Asia. En España, el representante de este clado es Pelobates cultripes.

Un sapo de espuelas.
Un ejemplar de Pelobates cultripes.

La familia Scaphiopodidae engloba a los sapos de espuelas del nuevo mundo o americanos. Se divide en 2 géneros, que reciben el nombre de sapos de espuelas occidentales (género Spea) y sapos de espuelas sureños (género Scaphiopus). Engloban el escaso número de 7 especies entre ambos y se distribuyen desde el sur de México al sur de Canadá.

Un ejemplar de Scapiophus.
Un ejemplar de Scaphiopus couchii.

Aunque es menos común, algunas especies de la familia Megophryidae también han recibido este nombre. Estos anfibios habitan en Asia y son muy diferentes a los anteriores. Algunos de ellos, como Megophrys nasuta, presentan estructuras parecidas a cuernos o pinchos encima de sus estructuras oculares.

Un sapo de espuelas extraño.
Un ejemplar de Megophrys nasuta.

Debido a la diversidad aquí presentada, se puede concluir que los sapos de espuelas no son un grupo natural, sino un nombre informal que se usa para hablar de animales parecidos superficialmente.

Características de los sapos de espuelas

Como se ha mencionado, la mayoría de estos anfibios son muy similares entre sí. Son rechonchos, de mediano tamaño, con patas cortas y robustas. Tienen colores ocres, dorados, marrones y oscuros. Además, sus ojos son saltones, grandes y llamativos, con irises de color dorado.

A diferencia de otros sapos, su piel es lisa y carece de las típicas glándulas de aspecto verrugoso. Tampoco tienen las grandes glándulas parotídeas que presentan otros sapos detrás de la cabeza. Además de todo esto, carecen de sacos vocales y tímpanos visibles.

Por supuesto, su característica más representativa es la que les da nombre a los sapos de espuelas. Presentan engrosamientos queratinizados y duros en las patas traseras, que se denominan espuelas o espolones. Pueden ser negros o blancos dependiendo de la especie y se usan para excavar, lo que da pistas sobre su modo de vida.

Gracias a sus espolones, estos sapos son capaces de excavar marcha atrás, enterrándose verticalmente a profundidades de hasta 60 centímetros. Por ello, pasan la mayor parte de sus vidas bajo tierra y solo salen a la superficie de noche durante los periodos lluviosos, para reproducirse explosivamente en los charcos temporales.

Durante su periodo de actividad, estos pequeños anuros se alimentan de una gran variedad de invertebrados, como insectos, gasterópodos o anélidos. No son hábiles depredadores, así que esperan a que sus presas pasen por delante de ellos antes de abalanzarse.

Estado larvario

Como la inmensa mayoría de anuros, estos sapos cuentan con una fase larvaria acuática, en la que se llaman renacuajos. Las larvas de los sapos de espuelas son muy interesantes —aunque por motivos diferentes— en las especies del viejo y el nuevo mundo.

Los renacuajos americanos cuentan con uno de los procesos de metamorfosis más cortos de todos los anfibios, de menos de 14 días. Más destacable aún es que presentan 2 morfotipos diferentes, como veremos a continuación.

Mientras que los renacuajos normales son omnívoros y se mantienen agrupados entre sí, algunos de ellos desarrollan una morfología diferente, con mandíbulas hipertrofiadas y tamaños mayores.

Estos son solitarios y exclusivamente carnívoros, alimentándose de crustáceos y otros renacuajos. Curiosamente, los renacuajos carnívoros pueden revertir al morfotipo omnívoro cuando dejan de depredar a otros animales.

Por otro lado, los renacuajos de sapos de espuelas europeos tienen periodos de metamorfosis mucho más largos, que pueden durar varios meses. Por ello, son capaces de alcanzar tamaños enormes, de hasta 15 centímetros.

Hábitat y estado de conservación

Los sapos de espuelas prefieren suelos arenosos —que les permiten enterrarse más fácilmente— y están asociados generalmente con ecosistemas áridos o semiáridos. Esto incluye zonas desérticas, campos, zonas de matorral y bosques, entre otros.

Mientras que la mayoría de especies de sapos de espuelas americanos se encuentran en un estado óptimo de conservación, sus representantes europeos no están corriendo la misma suerte. Sus poblaciones están disminuyendo de manera generalizada y, además, algunas de sus especies están catalogadas como vulnerables o en peligro de extinción.

Un grupo de sapos de espuelas.

Algunas de sus amenazas actuales son el uso de pesticidas y abonos químicos, los cambios en los usos del suelo, la destrucción de sus hábitats y la introducción de especies exóticas invasoras.

Aunque discretos y a menudo imperceptibles para los humanos, estos anfibios forman una parte importante de sus ecosistemas. Por esta razón, es preciso conocerlos, apreciarlos y conservarlos.


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