Problemas hepáticos en perros

Los problemas hepáticos en perros pueden aparecer a cualquier edad y ser iniciados por múltiples causas, como son las enfermedades infecciosas u hormonales
Problemas hepáticos en perros
Ana Díaz Maqueda

Escrito y verificado por la bióloga Ana Díaz Maqueda.

Última actualización: 15 agosto, 2022

Los problemas hepáticos en perros son difíciles de detectar. Además, de manera ocasional aparecen como una enfermedad secundaria. Esto quiere decir que el perro puede padecer una enfermedad que afecte de forma indirecta al hígado, lo que se refleja, normalmente, en los análisis bioquímicos de la sangre.

El hígado tiene muchas funciones relacionadas con el metabolismo de ciertos nutrientes, como las proteínas, los carbohidratos y las grasas. También está relacionado con el metabolismo de vitaminas y minerales.

Otra función irreemplazable del hígado es su capacidad para la eliminación y excreción de toxinas y fármacos, transportados por la sangre, así como la función de formar y eliminar la bilis. Sigue leyendo y descubre cuáles son los problemas hepáticos más frecuentes en perros.

Síntomas de problemas hepáticos en perros

Cuando un hígado comienza a perder su capacidad funcional, aparecen una serie de síntomas. No tienen que aparecer todos y, a veces, pueden ser confundidos con síntomas de otra enfermedad. Los síntomas que pueden desarrollar los perros con enfermedad hepática son:

  • Apatía. El can puede mostrarse cansado, con falta de vitalidad y ganas de moverse.
  • Inapetencia. Podemos notar que el perro tiene pocas ganas de comer o, al menos, no tantas como fuera habitual.
  • Deshidratación. Aunque beba agua como habitualmente suele hacerlo, al no funcionar correctamente el hígado, el agua no hidrata las células del cuerpo. Podemos ver si un perro no está hidratado si pellizcamos un trozo de la piel de la espalda y esta tarda en volver a su sitio.
  • Cambio en la coloración de las mucosas. Cuando existe una deficiencia en el hígado, las mucosas del can tienden a volverse amarillas. Esto se conoce como ictericia.
  • Pérdida de peso. El can puede perder peso por la falta de apetito, unido al incorrecto metabolismo de los nutrientes.
  • Vómito crónico o recurrente. Cuando el problema hepático aumenta, otros síntomas se muestran. Es el caso de los vómitos, que suelen ser amarillos y espumosos.
  • Polidipsia y poliuria. Estos términos se refieren, respectivamente, a un aumento de la cantidad de agua ingerida y de la orina excretada.
  • Ascitis. Es la acumulación de líquido en el abdomen, producida por la disminución de las proteínas séricas y aumento de la tensión venosa.
  • Diarrea.
  • Signos neurológicos. Debido a la acumulación de toxinas en la sangre por la falta de funcionamiento del hígado, estas pueden afectar al cerebro, de forma que produce una inflamación de este.
Problemas hepáticos en perros

Causas de los problemas hepáticos en perros

Si bien muchos de los problemas hepáticos que pueden sufrir los perros son ocasionados por varios patógenos, existen otras causas que podrían propiciarlas. Entre estas se encuentran:

  • Predisposición genética: existen ciertas enfermedades hepáticas que son derivadas por problemas congénitos de la raza.
  • Envejecimiento: la edad afecta de manera general al funcionamiento normal del metabolismo, lo que abre aumenta la susceptibilidad a varias patologías.
  • Uso de fármacos: el hígado es el encargado de procesar todos los medicamentos que toma el can. Sin embargo, el abuso de ciertos fármacos podría afectar su funcionamiento y comenzar a provocar ciertos problemas.
  • Dieta: las grasas son metabolizadas por el hígado. Esto significa que el exceso de este tipo de macronutrientes podría una condición llamada hígado graso, la cual interfiere en las funciones normales del órgano.

Enfermedades que producen problemas hepáticos

Cuando aparecen síntomas de una enfermedad hepática, nuestro primer pensamiento es que podría haber un problema o una deficiencia en la función de este órgano. Sin embargo, cuando se detecta un problema hepático, a través de análisis sanguíneos, debemos descartar otras posibilidades.

Algunas de las patologías o enfermedades que pueden causar daño hepático son:

1. Intoxicaciones

Durante un paseo rutinario, nuestro can está expuesto, por desgracia, a intoxicarse con múltiples sustancias, algunas colocadas de forma consciente y otras no. Si visitamos parques urbanos o zonas agrícolas, el perro puede intoxicarse por herbicidas, insecticidas o fertilizantes. Además, puede ingerir sustancias venenosas destinadas a otros animales.

2. Hepatitis infecciosa

La hepatitis infecciosa es causada por el adenovirus canino tipo 1 (CAV-1). Este virus se transmite por los fluidos corporales de los animales enfermos, como la orina, heces o saliva. No tiene un tratamiento específico, solo soporte vital y, en ocasiones, puede volverse crónica.

3. Leptospirosis

La causante de la leptospirosis es una bacteria que puede transmitirse al ser humano, es decir, que es una enfermedad zoonótica. Se transmite al estar en contacto con los fluidos de animales o aguas infectadas. Además del hígado, afecta también al corazón, riñones y pulmones.

4. Filariosis

Es una infección por nematodos que puede afectar a órganos como el corazón, los pulmones, la piel o los ojos. Es una enfermedad zoonótica transmitida por insectos y afecta de forma secundaria al hígado.

5. Síndrome de Cushing

La enfermedad de Cushing es una descompensación hormonal que pueden sufrir algunos perros. Las glándulas adrenocorticales comienzan a producir una hormona –cortisol– en exceso, lo que puede afectar a otros órganos como el hígado.

6. Diabetes mellitus

Esta enfermedad se caracteriza por provocar la ausencia total o parcial de insulina en sangre. Secundariamente, puede aumentar el riesgo de desarrollar inflamación o cicatrización del hígado.

Veterinario haciendo un chequeo al perro

Diagnóstico de las enfermedades en el hígado del perro

Debido a que existen muchas enfermedades que pueden provocar problemas en el hígado del perro, es necesario realizar diversos exámenes para diagnosticarlas. Por lo común, se hace uso de:

  • Historia clínica: preguntas y antecedentes sobre la salud de la mascota.
  • Exámenes físicos: revisión minuciosa del cuerpo y las mucosas, con el objetivo de buscar señales indicativas de una enfermedad.
  • Exámenes clínicos: análisis de muestras de sangre, orina o heces. Esta suele ser uno de los exámenes más frecuentes porque los parámetros bioquímicos cambian según la patología.

Según los indicios que se obtengan de las primeras pruebas, el veterinario podría sugerir algunos análisis adicionales como biopsias o pruebas citológicas. No obstante, esto depende de cada caso y de la gravedad de los signos de alerta.

Cómo prevenir

Cuando los problemas hepáticos en perros derivan de otras enfermedades, si se cura esa enfermedad, se sana también el hígado. Cada enfermedad tiene su propio método preventivo. Por ejemplo, casos como la filariosis u otras enfermedades transmitidas por insectos, basta con usar repelentes y evitar las zonas donde estos insectos viven.

Ocasionalmente, enfermedades hormonales como la diabetes o el Cushing derivan de una mala alimentación y, en muchos casos, provocan obesidad. Mantener a nuestra mascota sana, bien alimentada y ejercitada es fundamental para el buen funcionamiento de su organismo.

Por último, a veces, se producen insuficiencias hepáticas, al igual que renales, en perros de edades avanzadas. Es cierto que la edad afecta, pero es prioritaria la correcta alimentación. No hay que olvidar que el hígado pertenece al aparato digestivo del perro y puede estar afectado por múltiples factores.

Como te puedes dar cuenta, existen muchas patologías que ocasionan diferentes problemas en el hígado del perro. Por esta razón, se recomienda siempre asistir a revisión general con el veterinario, por lo menos una vez cada seis meses. De esta manera, se asegura detectar cualquier patología que ponga en riesgo la vida de la mascota.

Fuente de la imagen principal | http://www.clinicaveterinariasanjorge.com


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