Oso marino ártico: hábitat y características

Los osos marinos árticos machos que son desplazados por ser débiles forman agrupaciones para intentar "robar" hembras de otros territorios. De hecho, algunas de las hembras llegan a morir en estos conflictos, incluso más que los machos.
Oso marino ártico: hábitat y características
Cesar Paul Gonzalez Gonzalez

Escrito y verificado por el biólogo Cesar Paul Gonzalez Gonzalez.

Última actualización: 07 julio, 2023

El oso marino ártico, también llamado “lobo fino del norte”, es un mamífero conocido por su hermoso pelaje y que pasa la mayor parte de su tiempo en el agua, nadando sin rumbo fijo. Dentro de sus características más evidentes se encuentra su peculiar dimorfismo sexual, que hace notable la diferencia entre machos y hembras.

Las orejas de su cabeza lo delatan como una falsa foca, un grupo de mamíferos también conocidos como “focas con pelo”. Los osos marinos árticos (Callorhinus ursinus) pertenecen al grupo de los pinnípedidos y son parientes cercanos de los leones marinos. Sigue leyendo para conocer más de este peludo animal.

Hábitat del oso marino ártico

Los osos marinos tienen una amplia distribución, ya que abarcan el norte del Océano Pacífico, el mar de Bering y el mar de Okhotsk, hasta Japón. La mayoría de estos organismos se mantienen lejos de las costas, entre 80 y 160 kilómetros de distancia. Además, aunque pueden llegar al círculo ártico, son más comunes en aguas intermedias.

Sus hábitos consisten en nados a mar abierto durante todo el día, mientras que regresan a tierra firme solo para la época de apareamiento. De esta forma, los osos marinos solo pasan un intervalo aproximado de 35 a 45 días en tierra por año. Son organismos solitarios, que invierten la mayor parte de su vida nadando a la deriva, sumergiéndose de forma ocasional para cazar.

Un oso marino ártico.

Características físicas

Esta especie es bastante pesada, ya que los machos alcanzan tamaños de 2.13 metros de largo y pesos de 275 kilogramos. Sin embargo, las hembras son más pequeñas, exhibiendo longitudes de 1.4 metros y pesos de 50 kilogramos. Esto indica una excesiva diferencia entre géneros, o dicho de otra forma, la presencia de un inusual dimorfismo sexual.

Su cuerpo es ovalado y alargado, con una cabeza corta pero flexible, y una gran cantidad de pelaje. La coloración de su piel tiene tonos oscuros de café, negro y gris. Por otro lado, sus extremidades consisten en aletas alargadas, que carecen de pelo en su totalidad. Esto último es una característica taxonómica importante, ya que sirve para identificar a la especie.

Las orejas de estos mamíferos son conspicuas, desnudas y alargadas y con colores oscuros, aunque poco perceptibles. Estos mamífero también exhiben una forma de vibrisas o “pelos”, que se originan cerca de la boca y se extienden más allá de sus orejas. De hecho, estos “bigotes” pasan por un proceso de envejecimiento, ocasionando que pierdan su color conforme el individuo madura, algo similar a las canas de los humanos.

Alimentación del oso marino ártico

Estos mamíferos marinos son carnívoros, por lo que su dieta consiste en diferentes peces y cefalópodos. Para facilitar su cacería, atacan de forma principal a las anchoas, arenques, capelánes, calamares y otras especies que se muevan en grupo. Esto no los limita, ya que se alimentarán de lo que puedan con tal de sobrevivir: por esta razón, también es considerado un organismo oportunista.

Los osos marinos tienden a alimentarse por las noches, debido a que en este momento varios peces suben a nadar a la superficie. Sin embargo, utilizarán cualquier oportunidad que tengan para obtener a su presa, sin importar la hora del día o las condiciones del entorno.

Reproducción del oso marino ártico

Los individuos de esta especie son mamíferos polígamos que suelen formar harenes, en los que el macho domina un territorio para aparearse con varias hembras. Este evento toma lugar cada año en las costas de ciertas islas, en las cuales los machos llegan primero y comienzan disputas para defender sus dominios. Aunque suena agresivo, las peleas solo son amenazas que raramente terminan en lesiones físicas.

Por lo general, la mayoría de los ejemplares regresan a sus islas natales para reproducirse, provocando que existan regiones con poblaciones altas. En este sentido, los sitios que resaltan son las islas Pribilof, las islas San Miguel, California, Rusia y el mar de Bering.

De hecho, según un artículo de la revista científica Animal Behaviour, conforme maduran estos mamíferos se vuelven más efectivos a nivel motriz y son capaces de volver a llegar a la isla donde nacieron.

Los machos no tienen control sobre la cantidad de parejas que entran a su harén, ya que son estas últimas las que eligen a cuál pertenecer. En ese sentido, las hembras seleccionan el territorio dependiendo del tamaño del grupo, por lo cual terminan aglomerándose alrededor de las costas. El éxito o el fracaso de un macho descansa en las aletas de las hembras.

Gestación y nacimiento de las crías

La reproducción toma lugar de forma anual y las nuevas madres llegan a parir a las costas entre los meses de mayo y junio. Una vez que las crías nacen, estas hembras se mantienen en los harenes para copular con los machos y así quedar embarazadas de nuevo. De esta forma, las nuevas madres aprovechan su tiempo en tierra antes de partir al mar otra vez. La madre es la única que tiene un mínimo comportamiento parental, pues provee alimento a la cría durante los primeros días de vida.

Pausando el embarazo

Las hembras tienen la capacidad de retardar la implantación, evento conocido como diapausa embrionaria. Esto significa que el proceso se encuentra en un punto intermedio entre estar y no estar embarazada, algo como si el embrión estuviera “congelado”. La gestación usual tarda alrededor de 8 meses, pero los 4 meses que dura una diapausa embrionaria pueden alargarla hasta el año.

Independencia de los hijos

El que sean abandonados por sus padres no les supone un gran riesgo a las crías, ya que son organismos precoces, o dicho de otra forma, bastante independientes. Esto significa que, después de ser abandonados por sus madres (a mediados de noviembre) sobreviven y aprenden a cazar por sus propios medios.

Esta situación ocasiona que la tasa de mortalidad de los jóvenes sea demasiado alta y la mayoría de ellos morirán antes de los 5 años de vida, a pesar de ser una especie longeva  que alcanza los 26 años de edad. Esto complica la situación de la especie, ya que tampoco alcanza su madurez sexual hasta tarde (entre los 8 y 10 años).

Estado de conservación

Según la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza, esta especie se encuentra clasificada como vulnerable. En el pasado, la piel de este animal fue considerada como una gran fuente de ingresos. De hecho, en algún momento se llegaron a cazar entre 40 000 y 126 000 osos marinos árticos cada año.

Existen programas para manejar la caza de este mamífero, pero no han sido completamente efectivos. Por esta razón, aunque su población parece estable, se teme que existan otras problemáticas no detectadas y que puedan afectarla de forma negativa. En este punto, debido a la falta de información, solo pueden reforzarse los planes de manejo e incentivar la creación de zonas de protección.

Un oso marino ártico bostezando.

Los dos factores esenciales que amenazan al oso marino ártico son la mano del hombre y su propia biología. Por ello, la mejor opción es aludir a un equilibrio que permita la regeneración de las poblaciones de la especie y que promueva su coexistencia con los seres humanos.


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